A final de mes

El tiempo aprieta: el mayor riesgo para el mercado es que EEUU impague su deuda

Queda poco más de una semana y media para que la mayor economía del mundo se enfrente a una situación de proporciones catastróficas si el Gobierno federal se queda sin liquidez para afrontar sus pagos.

Joe Biden
El tiempo aprieta: el mayor riesgo para el mercado es que EEUU impague su deuda. 
EFE

Tic, tac… Las agujas del reloj avanzan de forma irremediable y no hay tiempo que perder en cuanto a la política fiscal estadounidense. Demócratas y republicanos se encuentran en plenas negociaciones para ampliar el techo de deuda. Un acuerdo que resulta fundamental para todo el mundo ya que, de incumplirse el pago de la deuda (default) supondría, en palabras de Janet Yellen, secretaria del Tesoro del país norteamericano, “un desastre económico”.

¿Qué está pasando y cómo se puede canalizar en los mercados? El Gobierno federal estadounidense alcanzó su límite de endeudamiento de 31,4 billones de dólares, el 19 de enero y tiene reservas para sufragar el gasto hasta el 1 de junio, lo que llevó al Tesoro a adoptar una serie de medidas extraordinarias, como el aplazamiento de las inversiones en pensiones federales.

Desde entonces Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Kevin McCarthy, líder de los Republicanos en el congreso, han mantenido unas negociaciones de tira y afloja: mientras el primer siempre se ha posicionado por elevar el techo primero y negociar los entresijos de los ajustes de gasto después, el segundo se ha decantado en otro momento por cerrar una serie de ajustes en primera instancia y poner un nuevo límite al endeudamiento a continuación. El huevo y la gallina o la gallina y el huevo. Nadie ha cedido.

En las últimas conversaciones parece que tanto Biden como McCarthy están algo más cerca, pero muchos expertos creen que las posiciones van a estar bastante enconadas hasta que se llegue a la fecha límite. Y mientras, los mercados van descontando el riesgo de forma progresiva. Los CDS (seguros de impago) de la deuda estadounidense, una suerte de seguros frente al posible impago, han superado el nivel de 150, una cota que no alcanzaban desde la crisis financiera del año 2008.

La duda es cuál es el esquema al que se ha de enfrentar el inversor ante este entorno. “Nuestro escenario de referencia contempla que el Gobierno federal aumente o suspenda el techo de deuda en el último momento, tras llegar a un acuerdo sobre algún tipo de programa de reducción del gasto”, según Dennis Shen, analista de deuda soberana de Scope Ratings.

No obstante, el riesgo en torno a esta crisis del techo de deuda es el más elevado de los últimos diez años, y los riesgos para las calificaciones son más pronunciados que nunca, en una época de mayor polarización política y déficits más elevados tras las recientes crisis económicas. “Las obligaciones de gasto sustanciales limitan el tiempo y el espacio de que dispone el Gobierno para resolver las crisis del techo de deuda, por lo que estimamos el déficit de las administraciones públicas estadounidenses en un significativo 5,4% del PIB durante este año”, agrega Shen.

Los principales riesgos

¿Qué riesgos implica para la economía global que Estados Unidos no pueda elevar el techo de deuda nacional? Tal y como analiza Lizzy Galbraith, economista política de abrdn, las tensiones sobre el techo de la deuda ya tienen consecuencias económicas. “El mercado está respondiendo a los riesgos evitando la deuda con vencimiento en junio, julio y agosto, y subiendo el precio de los Credit Default Swaps (CDS) a un año hasta máximos históricos”, recuerda.

Pero el posible catalizar negativo para los mercados podría llegar de la mano de las agencias de calificación crediticia. “Es posible una rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos, aunque se alcance un acuerdo, como ocurrió en 2011”, resalta la experta de la gestora británica sobre la situación actual.

Si se incumpliera la fecha límite, una situación poco probable pero posible, el Gobierno se vería obligado a recortar significativamente su gasto, posiblemente recortando o poniendo fin al pago de pensiones y prestaciones, lo que afectaría a los ingresos de los estadounidenses. En opinión de François Raynaud, gestor de fondos multi-asset & overlay en Edmond de Rothschild AM si Estados Unidos es incapaz de recaudarlo, eso implicará en primer lugar que el Tesoro recurra a “medidas extraordinarias de limitación del gasto”.

“El riesgo real está vinculado a la incapacidad de encontrar un compromiso entre republicanos y demócratas, lo que podría implicar un impago breve o prolongado. Aunque se trata de un riesgo remoto que nunca ha tenido lugar, el riesgo es potencialmente mayor hoy en día debido al clima político actual en Estados Unidos”, comenta.

Las estimaciones de los efectos económicos de la Casa Blanca en el tercer trimestre de 2023 oscilan entre el -0,3% y el -6,1% de crecimiento anualizado del PIB real estadounidense. “Teniendo en cuenta que Estados Unidos representa el 15% del PIB mundial, el impacto podría ascender hasta el -0,9% en el escenario más grave, aunque el más improbable” asevera el experto de EdRAM.

Cabe recordar que Estados Unidos ya ha dejado de pagar la deuda federal de forma puntual en otras ocasiones. El ejemplo más reciente de suspensión técnica de pagos se produjo en 1979, debido en parte al abuso partidista del techo de la deuda. Los mercados no deben suponer automáticamente que los conflictos sobre el techo de la deuda se resuelven inevitablemente en un abrir y cerrar de ojos.

En este sentido, la historia puede ser una guía útil y se han establecido comparaciones con acontecimientos similares de 2011, cuando el techo de la deuda se elevó cuando solo quedaban dos días. La reacción del mercado estuvo ligada a una grave pérdida de confianza, con los bonos del Tesoro estadounidense repuntando a pesar de la pérdida de su calificación AAA, las divisas refugio registrando mejores resultados y los diferenciales de crédito ampliándose.

Sin embargo, hay que tener cuidado a la hora de hacer comparaciones directas con este periodo: el entorno de mercado era muy diferente entonces. “Al mismo tiempo, la eurozona se enfrentaba a sus propios retos y los diferenciales de los bonos de países periféricos se ampliaron considerablemente, lo que provocó la debilidad de otros activos cíclicos”, cuenta Paul Grainger, responsable de renta fija global y divisas de Schroders.

“Esta vez, nos acercamos al final de los ciclos de subidas de tipos más agresivos de los últimos 40 años y los tipos de interés ya están mucho más altos y, además, también tenemos el viento en contra que supone para el crecimiento el endurecimiento de las condiciones crediticias”, finaliza Grainger, dejando claro que cada momento histórico tiene sus particularidades. Estamos cerca del desenlace.

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