La última de Trump: sacrificar al urogallo para proseguir con su desafío a la OPEP

  • El presidente ha trazado un plan para permitir a las empresas energéticas explotar un enorme territorio pese a ser una reserva protegida del ave.
El presidente estadounidense, Donald Trump, conversa con los medios antes de viajar a Francia desde la Casa Blanca
El presidente estadounidense, Donald Trump, conversa con los medios antes de viajar a Francia desde la Casa Blanca
EFE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha encontrado un último enemigo -quizás el más exótico- en su pugna contra la OPEP: el urogallo. Una de las batallas en las que el inquilino de la Casa Blanca está poniendo más entusiasmo durante su legislatura es en su cruzada frente a los productores de petróleo, a los que culpa una y otra vez de "mantener artificialmente los precios altos". Ahora, Trump ha decidido orquestar un nuevo plan muy ambicioso dentro de su ofensiva, aunque suponga erradicar al ave norteamericana -es una especie protegida-  y, además, le ha puesto un nombre a la altura: 'Política de Dominio de la Energía de Estados Unidos'.

El pasado jueves 5 de diciembre, Trump abrió la veda para que las empresas de crudo y gas puedan perforar en zonas del territorio norteamericano que son propiedad pública. Estas licencias suponen la mayor actuación al respecto de un presidente estadounidense por dos vías. En primer lugar, por el tipo de territorio que podrán explotar las empresas, ya que se trata de una de las zonas más ricas en términos de energía en el subsuelo de EEUU. Por otro lado, mediante la inmensa porción de terreno que abarcan las licencias, ya que se extenderían más allá de los 9 millones de acres, unos 4 millones de hectáreas, el equivalente al 15% de toda la masa forestal que hay en España.

El principal problema al que se enfrenta el presidente estadounidense es que las tierras que pretende liberar están protegidas para salvaguardar al urogallo -una especie en peligro de extinción que está desapareciendo con rapidez del oeste de Estados Unidos-. Así, ha reabierto una antigua herida entre los representantes de la industria de la Energía y las asociaciones medioambientales. Mientras que los primeros alaban la autoridad con la que Trump está actuando, desde el Consejo de Defensa de Recursos Naturales denunciaron ante el 'The New York Times' que "el paisaje no importa. La especie no importa, que lo único que parece importar es el petróleo y el gas".

El urogallo de las artemisas, como se conoce a dicha especie, es uno de los animales más 'odiados' por los grandes directivos de las empresas energéticas norteamericanas. Los gigantes del petróleo y del gas llevan maniobrando contra el ave durante muchos años con el objetivo de poder explotar las tierras protegidas en las que anida. De hecho, la propia administración Obama tuvo que limitar la perforación de petróleo y gas -incluso la prohibió en algunas zonas más sensibles- allá por 2015, por el daño ambiental que estaba causando en el territorio en el que vive el ave.

Estados Unidos, territorio perforable

Bajo la presidencia de Trump, toda la superficie de Estados Unidos está adquiriendo la condición de '100% perforable'. La ambición del magnate por combatir a la OPEP le ha llevado a dispensar licencias de minería y extracción de crudo y gas en cualquier territorio, a pesar de las restricciones que puedan existir en términos de espacios protegidos.

En diciembre de 2017, Trump firmó una controvertida ley que permitía abrir el vasto territorio del Ártico a la exploración de crudo. Además, la administración no solo se ocupó de dar el pistoletazo de salida a explotar dicha región, sino que ha llevado a cabo acciones para agilizar todos los procesos burocráticos para las compañías a "una velocidad sin precedentes", explicaba 'The New York Times'.

La reciente explotación del territorio de cría y vida del urogallo o el manto virgen del Ártico, no son las únicas decisiones polémicas de Trump. En enero el Departamento del Interior propuso abrir casi toda la costa de Estados Unidos a la perforación en alta mar. La Administración también redujo el tamaño de dos de los principales territorios nacionales protegidos en Utah. En el caso de Bears Ears ('orejas de oso'), región que recibe este nombre por la similitud de sus montañas con este animal. Se trata de una amplia región de cañones de roca roja que se ha reducido en un 85%. En el caso de Grand Staircase, Trump ha decidido reducir su tamaño a la mitad con la intención de abrir dicho territorio para la explotación energética.

El problema al que se enfrentan los nuevos territorios que explotarán las empresas petroleras del país es que su forma de trabajar implica un desgaste ecológico muy alto. "La apertura de grandes franjas de tierra y agua a la perforación podría ser difícilmente reversible e términos naturales una vez que las empresas comiencen a arrendar la tierra o se hundan en el suelo", argumentó públicamente Patrick Parenteau, profesor de Derecho Ambiental en la Universidad de Vermont.

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