Uno de cada cinco euros de la deuda del Estado cotiza ya con intereses negativos

Elena Aparici, directora general del Tesoro.
Elena Aparici, directora general del Tesoro.
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La nueva ronda de 'estímulos verbales' de los bancos centrales y el aumento de la tensión a nivel mundial (guerra comercial, conflictos geopolíticos en Oriente Medio, desaceleración económica o Brexit) ha llevado a los inversores a tratar de buscar refugio en activos que se consideran más estables en este momento, optando incluso por rentabilidades irrisorias e incluso negativas. España se está viendo beneficiada de esta tendencia. Si durante la crisis de 2012 los inversores huían de la deuda periférica, ahora la tienen como referencia ante las rentabilidades negativas que ofrecen los bonos alemanes, suizos o austriacos. 

Este movimiento de fuertes compras de deuda española está rebajando notablemente los costes de financiación en nuestro país. El rendimiento de los bonos a diez años de España, Portugal, Irlanda, incluso de los griegos cotiza en mínimos históricos. Y esto permite que algo más del 22% de la deuda del Estado en circulación, uno de cada cinco euros, cotice ya con intereses negativos. Son 227.593 millones de euros de un saldo vivo total de 1.020.593 millones, un 22% de acuerdo con las cifras publicadas por el Tesoro Público con datos hasta el mes de mayo. 

La ministra de Economía, Nadia Calviño (c), conversa con el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos (i), y el director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad, Klaus Regling (d), antes del comienzo del Consejo de Ministros
La deuda española y la periférica están de moda

El mínimo de rentabilidad la ostenta la deuda a tres meses, que cotiza al -0,43% (el mes pasado había en total 1.055 millones de euros en letras a tres meses o un plazo inferior en circulación). Un 0,4% de interés tienen que pagar también los inversores por las letras a uno y seis meses; mientras que el porcentaje que se les exige es algo inferior en el caso de que tomen deuda a un año (-0,38%), a dos años (-0,37%) o a cinco años (-0,21%), el plazo donde el montante de deuda viva es mayor puesto que alcanza los 128.281 millones de euros. 

España ha venido financiándose cada vez más barato desde el punto álgido de la crisis gracias a las bajadas de tipos del BCE y su programa de compra de deuda (QE). Se trata de un escenario opuesto al de 2012, cuando se produjo el rescate por parte de Bruselas a nuestro sistema financiero. Pero también es cierto que la estrategia que el Tesoro ha venido manteniendo en estos año, con Luis de Guindos al frente del Ministerio de Economía, ha sido la de alargar los plazos de la deuda. Ahora, con el paso del tiempo y en medio de la actual coyuntura de incertidumbre se demuestra que no fue del todo acertada, pese a que en ese momento sí sirvió para rebajar costes y estabilizar la financiación.

Este mismo martes, el interés del bono de referencia nacional, el 10 años, bajó por primera vez en la historia del 0,4% y la prima de riesgo de nuestro país, que mide el diferencial entre el bono española a diez años y el alemán al mismo plazo, se sitúa ligeramente por encima de los 70 puntos básicos, en un nivel que difícilmente habríamos podido imaginar hace no tanto.

Desde principios de año su rentabilidad se ha hundido alrededor del 71%. Y, lo que es más importante, lo ha hecho al mismo tiempo que se desplomaba el interés del bono alemán a diez años (Bund), que sigue registrando fuertes compras y profundiza aún más en terreno negativo hasta el -0,29%.

Las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en la ciudad portuguesa de Sintra, asegurando que si la inflación no se recupera en la zona euro (los precios avanzaron al 1,2% el mes pasado en la zona euro, según Eurostat) el emisor volverá a bajar los tipos de interés y a comprar activos en el mercado.

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