La odisea de Dia no ha terminado. La compañía tiene un futuro a corto plazo complicado: un plazo de dos meses para evitar la quiebra y en julio vencen además 300 millones de euros de la deuda que emitió para poder financiarse. Su principal accionista, el magnate ruso Mijaíl Fridman, ha visto despejarse en parte el futuro de su opa en la última junta de accionistas, sin embargo, aún debe lograr el apoyo del 35,49% del capital y de la banca acreedora.
La cadena de tiendas de alimentación se ha metido en una crisis de supervivencia hasta que "algo se cruzó en el camino", según su consejero delegado, Borja de la Cierva. Lo cierto es que la firma ha atravesado por un auténtico calvario desde el profit warning y la anulación del dividendo, a la reformulación de sus cuentas o el ataque de los hedge funds.
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