La batalla arancelaria entre Estados Unidos y China ha pasado a un segundo estadio que puede poner patas arriba (más aún) la economía mundial. El temor a que estalle una guerra de divisas, una vez que el banco central del gigante asiático ya ha devaluado el yuan recientemente a su nivel más bajo en más de una década, es notable. Sobre todo si tenemos en cuenta los efectos que ésta puede tener sobre el comercio mundial, el PIB, las decisiones a futuro de los empresarios o el empleo.
Como pequeños inversores esta batalla a gran escala también nos afecta: puede tener un efecto notable en las próximas decisiones de los bancos centrales, llevándoles a ser más agresivos en sus políticas, y afectar al valor de nuestras inversiones y al nivel de incertidumbre en los mercados.
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