Desconexión con la economía

Vídeo | Un año de pandemia en el Ibex: del 'crash' histórico al rally más veloz

Sólo la mano (o la palabra) de Christine Lagarde ha servido para calmar el nerviosismo de los mercados al constatar que la recuperación de la economía y de la inflación pueden acelerarse 

El Ibex 35 cumple 365 días en pandemia. Hoy hace justo un año, el selectivo español registraba la mayor caída desde su creación en 1992, con un desplome del 14,06% que lo dejó tiritando en los 6.390 puntos. Fue una caída superior, incluso, a la registrada tras el referéndum del Brexit en Reino Unido en junio de 2016 (-12,35%) y el inicio de un 'via crucis' para los mercados que sólo unos días después, entre el 16 y el 18 de marzo, marcarían sus mínimos de la crisis. En el caso del selectivo español fue sólo dos días después de que el Gobierno decretase el estado de alarma. 

Ni tan siquiera el cañonazo monetario que se apresuró a anunciar el Banco Central Europeo (con la liberación de colchones anticrisis en la banca, compras de activos por hasta 300.000 millones de euros, líneas de crédito blandas o liquidez ilimitada en los TLTRO III) sirvió para calmar los ánimos de los inversores que, a partir de entonces, empezaron a ver -al menos en parte- lo que se venía encima: la mayor recesión en tiempos de paz. Así, todos los grandes índices del Viejo Continente registraron caídas superiores al 10% aquella tarde. 

Mucho ha llovido desde entonces, pero con un resultado desigual para los distintos índices y que no ha permitido despuntar al selectivo español hasta febrero de este año, cuando únicamente ha sido superado por los índices chinos, tras revalorizarse un 6%. Sin embargo, su periplo sigue viéndose deslucido por el hecho de que tanto en Wall Street como en Fráncfort (por poner dos ejemplos) los índices se mueven en zona de máximos históricos

El 'rally' bursátil arrancó en realidad el pasado mes de noviembre, cuando los avances en las vacunas, la promesa de nuevos estímulos económicos, la llegada de Joe Biden al poder en Estados Unidos y la constatación de que China estaba esprintando en la salida de la crisis cambiaron de forma radical el panorama para los mercados mundiales. El Ibex 35 despidió el mejor mes de su historia con un avance del 25,2%.

Fuerte desconexión entre la realidad económica y las bolsas

Desde entonces se ha producido una desconexión casi total entre las bolsas y la economía. Las primeras se han movido al calor de las expectativas de una recuperación más rápida y fuerte de lo previsto en un primer momento, gracias al avance en el proceso de inmunización global y al nuevo bazuca fiscal de 1,9 billones de dólares que ya se anunció hace unos meses y que acaba de aprobar la primera economía del mundo. Las economías han mostrado una instantánea bien distinta. A excepción de la China -que logró sortear el año pasado la caída del PIB y que en el cuarto trimestre ya crecía por encima de como lo hacía antes de la pandemia, al 6,5%- el resto de grandes economías han seguido sufriendo los efectos de la crisis, con la zona euro entrando de nuevo en recesión -con un retroceso del 0,7% de su PIB en el cuarto trimestre de 2020-.

Hay varias explicaciones para este comportamiento, tal y como apunta Tina Fong, estratega de Schroders. La principal es que los mercados son de naturaleza prospectiva, por lo que los precios de los activos reflejan las expectativas de los inversores sobre el futuro crecimiento económico y los beneficios empresariales. En cambio, la mayoría de los datos económicos nos dicen lo que ha sucedido en el pasado o la situación actual de la economía. "Aunque los mercados son previsores, también son volátiles, ya que su estado de ánimo refleja el sentimiento y los prejuicios de los inversores", incide la experta. 

Es lo que está sucediendo en último término con el miedo al sobrecalentamiento de la economía y a la inflación, que viene calando hondo en los mercados en las últimas semanas. Nada hace prever que la zona euro vaya a alcanzar la meta del 2% de inflación que se ha puesto el BCE antes de 2023 -en el mejor de los casos- sin embargo ese temor existe y ha provocado una oleada de ventas de bonos que ha disparado las rentabilidades (en la deuda se mueven en sentido inverso al precio). El interés del bono español se ha llegado a multiplicar por más de seis desde el arranque del año y sólo la mano (o la palabra) de Christine Lagarde ha servido para calmar el nerviosismo de los mercados. 

Ese incremento de los intereses en los mercados de deuda puede suponer una traba notable para la recuperación, sobre todo si acaba encareciendo la financiación de empresas y hogares. En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, su presidenta hacía hincapié en que buena parte de este movimiento en los bonos responde a un efecto contagio de EEUU, donde las expectativas de inflación y de una recuperación más abrupta de lo previsto han aumentado con fuerza ante la inminente llegada de las nuevas ayudas directas a las familias y empresas tras la aprobación del plan Biden.

"Esto no es deseable en un momento en el que sigue siendo necesario mantener unas condiciones de financiación favorables para reducir la incertidumbre y reforzar la confianza, apuntalando así la actividad económica y salvaguardando la estabilidad de precios a medio plazo", ha zanjado Lagarde, tras anunciar que el emisor va a acelerar su ritmo de compras mensuales de deuda en el marco de su programa de compras de emergencia antipandemia (PEPP, por sus silgas en inglés) tras haber examinado las condiciones de financiación y el cálculo de inflación hasta el 1,5% este año (desde el 1% que preveía en diciembre).

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