Tras el crash bursátil del lunes

La volatilidad de China: "Se parece más a las criptos que al mercado tradicional"

Los mercados chinos asisten cada vez más a un exceso de vulnerabilidad ligado a un solo hombre, Xi Jinping, con su mano dura con los multimillonarios y multinacionales tecnológicas del país.

La Bolsa de Hong Kong ha sufrido esta semana su mayor caída desde 2008.
La Bolsa de Hong Kong ha sufrido esta semana su mayor caída desde 2008.
L. I.

La bolsa china está pasando en lo que va de año una travesía en el desierto. La fuga de inversores va acrecentándose a medida que avanza el calendario, con una especial penalización sobre el sector tecnológico. Acciones de compañías como Alibaba tienen grandes descuentos en comparación con sus homólogos estadounidenses. Sus beneficios dependen de una simulación de la economía que cada vez se está volviendo más difícil de aceptar. 

Es algo que disuade a los capitales. Hace dos años, el gigante del comercio electrónico Alibaba Group estaba creciendo más rápido que Amazon, con mejores beneficios y la mitad de capitalización de mercado. Se avecinaba una disputa arancelaria con Estados Unidos pero, ¿qué acción de buen valor no llega a la escena con algunos puntos en contra?

Desde entonces, los recibos de depósito estadounidenses de Alibaba se han desplomado en un 80%. Eso incluye la caída del 12% del pasado lunes, en medio de una ola de ventas descomunal que se produjo en los valores relacionados con China en Estados Unidos. El ETF Invesco Golden Dragon China ETF PGJ llegó a perder el lunes un 14%. Un porcentaje que evidencia la falta de confianza en el sector tecnológico de la región.

Las perspectivas comerciales jugaron un papel pequeño en esta última ola de ventas. El lunes, China señaló que su economía creció a un ritmo interanual del 3,9% durante el tercer trimestre, por debajo de su objetivo, pero por encima de las expectativas del consenso de mercado Wall Street.

Sin embargo, lo más preocupante para los inversores estadounidenses fue que Xi Jinping, presidente chino, rompió un precedente el fin de semana pasado al asegurarse un tercer mandato de cinco años como jefe del gobernante Partido Comunista. “Es una señal de que China continuará persiguiendo objetivos sociales a expensas de las reformas del mercado y los beneficios”, comentan los expertos de Atlantic Capital en una nota reciente.

“Los descensos abruptos de la bolsa china estarían indicando que los inversores se despiertan sobre el riesgo de la autocracia”, según Perth Tolle, creador del ETF Freedom 100 Emerging Markets (FRDM), que utiliza métricas sobre la libertad económica en su selección de valores. Los ETF de mercados emergentes que indexan grandes multinacionales solo por su capitalización pueden tener una ponderación cercana al 50% en las acciones con sede en China, Hong Kong y Taiwán.

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han ido mucho más allá de los aranceles. Los semiconductores son tan vitales como el petróleo para las economías modernas, y la última prohibición de exportación de Estados Unidos que cubre las máquinas de fabricación de chips podría obstaculizar el sector tecnológico de China. Mientras tanto, el pasado lunes, en un caso que involucra a un doble agente que trabaja para el Departamento de Justicia de Estados Unidos, acusó a Pekín de soborno para obtener una ventaja competitiva.

La sangría de Alibaba

Alibaba representa un claro ejemplo de esta situación. La capitalización bursátil de la compañía supone el 15% del valor de Amazon en Wall Street. Sus previsiones de beneficios no han seguido el ritmo de Amazon, en parte porque carece de la presencia masiva de la firma fundada por Jeff Bezos en el servicio de la nube. Y la economía de China se ve tambaleante. “Pero la acción cotiza a 8 veces los beneficios, lo que sugiere que los grandes desafíos están descontados”, comentan desde Atlantic Capital.

“El problema es que se supone que las acciones representan la propiedad compartida en las empresas y vienen con una opción de voto sobre cómo se manejan las cosas”, añaden estos expertos. “Hay buenos negocios que restringen la opinión a unos pocos utilizando acciones con súper voto y otros trucos”, añaden. Sin embargo, los ADR de China no representan en absoluto la propiedad de los negocios subyacentes. Son acciones de empresas extraterritoriales que tienen contratos con empresas en China, lo que les permitió recaudar liquidez de inversores estadounidenses sin violar las normas del país asiático contra la propiedad extranjera.

En opinión de Atlantic Capital, hay un exceso de vulnerabilidad: "Si esos ADR suben o bajan desde el momento actual, o si tienen algún valor a largo plazo, está en manos de un hombre que últimamente muestra poca preocupación por los mercados agitados. Eso no hace que los ADR no tengan valor, pero los inversores deben pensar en ellos como participaciones que pueden ganar mucho o perderlo todo, por razones que pueden estar totalmente separadas de los flujos de caja u otras realidades económicas. En otras palabras, se parecen más a las criptomonedas que a las acciones, y los precios más bajos no significan necesariamente mejores ofertas”.

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