Cola en la puerta trasera

Las 'fusiones invertidas' revolucionan la llegada de las startups a Wall Street

Las SPAC son como una gran cesta de dinero que se utiliza para combinarse con una empresa no cotizada con la intención de llevarla al parqué.

epa08361252 A quiet Wall Street with a view of a statue of George Washington (R) and the New York Stock Exchange in New York, New York, USA, 13 April 2020. Restrictions requiring the shut down of all non-essential businesses are currently in place around the United States to stop the spread of the highly-contagious coronavirus. These restrictions are having massive economic implications and some local and federal politicians are begining to suggest plans for lifting some rules in an effort to get parts of the economy going again; many health officials are worried this will lead to another spike in COVID-19 cases.  EPA/JUSTIN LANE
Las startups recurren a las fusiones invertidas para su salto a Wall Street
JUSTIN LANE

El éxito en Wall Street no se basa en lo que se es, sino en lo que se cree se puede llegar a ser. Y en medio de un mercado alcista que ni si quiera una pandemia puede parar, emerge con fuerza un producto financiero que captura la imaginación del inversor pese a su reputación pasada. Se trata de compañías cotizadas constituidas específicamente para realizar adquisición y que conjurando esas esperanzas sirvieron de puerta trasera a Nikola Motors, Virgin Galactic y DraftKings para estrenarse en el parqué esquivando el proceso de una colocación tradicional.

Las SPAC –por sus siglas en inglés- existen desde los años 1980 pero hasta la pandemia ocupaban un rincón muy pequeño en el mercado de las ofertas públicas. Por simplificarlo, estas compañías son como una gran cesta de dinero que se utiliza para combinarse con una empresa no cotizada con la intención de llevarla al parqué. Un ejemplo clásico de estas transacciones es la fusión invertida que realizó VectoIQ con el fabricante de camiones a hidrógeno Nikola. 

En lo que va de año se realizaron más de medio centenar de ofertas por vía de esta especie de compañías tapadera, que permitieron recaudar más de 27.000 millones de dólares. Es más del doble que en todo 2019 y casi triplica en volumen las emisiones realizadas en los dos ejercicios precedentes. Es una estampida que contrasta con la idea que se tenía hace solo unos años hacia los SPAC, que se veían como estructura de ingeniería financiera diseñadas para atraer el fraude.

El estreno por esta vía de la plataforma de subastas deportivas DraftKings contribuyó a un cambio de percepción. A diferencia de una oferta tradicional, una fusión invertida no requiere hacer presentaciones a los inversores, ni de bancos dirigiendo la colocación a cambio de una comisión ni de la extensa documentación que se debe remitir al regulador con el detalle del plan de negocio. Es decir, es una alternativa mucho más barata, rápida y sujeta a menos presión.

La última empresa emergente en optar por esta puerta trasera para llegar a Wall Street es Luminar, que desarrolla sensores y componentes esenciales para la conducción autónoma. Entre sus inversores tiene a Peter Thiel y Volvo. Ocupará el lugar en el Nasdaq de una afiliada a Gores Group, el rey de los SPAC. El grupo de inversión de Alec Gores empezó a capitalizar este tipo de transacciones hace cuatro años, cuando adquirió Hostess Brands, la dueña de los pastelillos Twinkie. 

El financiero apostó por este tipo vehículo de inversión cuando la sigla SPAC se consideraba aún un término sucio. Otro de los titanes es Chamath Palihapitiya, el magnate que salió al rescate de la compañía de turismo espacial de Richard Branson. Y ahora es el controvertido Bill Ackman, el patrón del fondo de inversión Pershing Square, quien acaba de crear una cesta dotada de 4.000 millones con el objetivo de tomar el lugar de las firmas de capital riesgo en Silicon Valley.

Goldman Sachs va a por su segundo SPAC. El primero empezó a cotizar hace dos años y acaba de completar la adquisición de Vertiv, una compañía que fabrica sistemas de refrigeración para centros de datos. Para estas compañías emergentes con potencial de crecimiento, las fusiones son una fuente de liquidez para expandirse. Es lo que busca los fabricantes vehículos eléctricos Lordstown, Fisker y Canoo, como Karma o las chinas Li Auto y XPeng. 

Las SPAC son, además, un vehículo de inversión atractivo para los fondos especulativos, porque les permiten aparcar el dinero sin riesgo durante un tiempo esperando una oportunidad. Estas estructuras suelen estar en pie dos o tres años. Si en ese plazo no dan con una compañía para fusionarse, se disuelven y el dinero se restituye con intereses a los socios que aportaron a la cesta. Y si no está contento tampoco con la adquisición, también pueden pedir el dinero de vuelta.

Riesgos para el minorista

Los grandes ganadores de estas estructuras son los patrocinadores de los SPAC, por los retornos que genera la oferta pública si la adquisición llega a buen puerto. La historia para el inversor corriente es muy diferente. Estas compañías tapadera permiten potencialmente entrar en firmas de rápido crecimiento que de otra manera no podrían cotizar. Pero también son un recordatorio de que cuando se trata de productos financieros, el riesgo en Wall Street se traslada al más pequeño.

Las acciones de una SPAC suelen estar estancadas hasta que da con un objetivo. El rendimiento suele ser mejor que el mercado durante el mes y el trimestre que sigue al anuncio de una fusión. Pero cuando la adquisición se completa, el nuevo valor que toma su lugar queda rezagado. Esa volatilidad se aprecia en el caso de Nikola. La fusión invertida se anunció en marzo y empezó a cotizar en junio en el lugar de VectoIQ. De los 10 dólares que se pagan por una acción en la SPAC, escaló 230% hasta superar los 33 dólares en el estreno. 

Remontó hasta llegar a apreciarse un 670% solo una semana después, impulsada en parte por el entusiasmo de Tesla. Pero de esos 93 dólares cayó a menos de 40 dólares. Algo similar pasó con Virgin Galactic. La escalada inicial del 235% quedó en un 70%. Como advierten los gestores de carteras, hay que estudiar bien estos valores antes de ponerse a comprar. Y señalan que puede pasar muchas cosas entre el momento en el que se anunciar la transacción y se cierra.

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