Nuevo plan de Biden

De Washington a Figueruelas: la escasez de microchips hace saltar las alarmas

El sector del automóvil norteamericano ha sido uno de los primeros en advertir sobre las graves repercusiones de esta crisis que ya ha tocado también a la planta del grupo PSA-Opel en Zaragoza.

EEUU tira de chequera para solucionar su dependencia de los chips extranjeros
De Washington a Figueruelas: la escasez de microchips hace saltar las alarmas
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Estados Unidos tirará de chequera para atajar su dependencia de los semiconductores extranjeros, cuando la pandemia de coronavirus ha hecho saltar las alarmas a nivel global por la escasez de chips. El sector del automóvil norteamericano ha sido, de hecho, uno de los primeros en advertir sobre las graves repercusiones que tiene esta derivada de la crisis económica, que ha obligado a gigantes como General Motors y Ford a reducir la producción o a parar la actividad en varias de sus fábricas. No han sido los únicos y el problema ha llegado también a España. Consciente de la situación, el presidente Joe Biden se ha comprometido a conseguir 37.000 millones de dólares (30.262,49 millones de euros) para impulsar la producción nacional de estos componentes. 

De acuerdo con los datos de la Oficina del Censo a cierre de 2020, EEUU importó 58.531 millones de dólares en semiconductores el pasado ejercicio (un 4,2% más que el año previo, cuando la cifra alcanzó los 54.324 millones de dólares). Fue el séptimo producto más demandado por la primera economía del mundo por detrás de los preparados farmacéuticos (149.0911 millones de dólares), los coches nuevos y usados (141.162 millones), los teléfonos móviles (98.503 millones), de los otros componentes y accesorios para los vehículos (95.915 millones), de los ordenadores (89.322 millones) y de los equipos de telecomunicaciones (58.849 millones). 

El problema está en que tratándose de bienes esenciales tanto para la industria del automóvil (los chips permiten que funciones los elevalunas, el ordenador de a bordo, los sensores de aparcamiento, la dirección...), como para la de consumo (ordenadores, televisores, equipos médicos, luces LED...) EEUU, China y la Unión Europea dependen fundamentalmente del suministro de dos países: Taiwán y Corea del Sur. Así, TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y la coreana Samsung Electronics son los dos mayores fabricantes a nivel global. 

Por mucho que ambas han tratado de incrementar la producción estos últimos meses, ésta sigue siendo insuficiente para abastecer una demanda sin precedentes por parte del sector tecnológico y el aumento de las peticiones por parte del automóvil una vez que han ido levantándose las restricciones y recuperándose el consumo. 

Impacto en la planta zaragozana de PSA 

Millones de puestos de trabajo dependen de estos microchips que, sin ir más lejos, mantienen parada la producción desde el pasado domingo en la planta de Figueruelas (Zaragoza) del nuevo grupo Stellantis (fusión de PSA y FCA) donde se ensamblan el Opel Corsa, Crossland X y el Citroën C3 Aircroosha. Figueruelas, que da empleo a 5.700 personas, cerró el año 2019 -previo al estallido de la crisis de la Covid-19- como la segunda planta española con más vehículos fabricados (391.000), solo por detrás de Vigo (casi 500.000 unidades).

Otras plantas en todo el mundo han tenido que seguir el mismo camino. La de Ford en Almussafes (Valencia) va a hacerlo durante 14 días completos entre febrero y marzo. Además, 600 trabajadores van a verse afectados por un Expediente de Regulación de Empleo el resto de días laborales en este periodo de forma rotativa. Con esta medida la multinacional estadounidense prevé bajar la producción en unos 13.500 automóviles.

Más de 37.000 millones

Biden ha incluido las medidas destinadas a aumentar la capacidad de fabricación de microchips en la Ley de Autorización de Defensa Nacional para este año, y éstas necesitan ahora la obtención de los fondos necesarios -de esos 37.000 millones de dólares- para poder ejecutarse. La Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA, en inglés) ha instado "al presidente y al Congreso a invertir ambiciosamente en la fabricación e investigación de chips nacionales", según informa Reuters

La nueva Administración demócrata ha lanzado una revisión de las cadenas de suministro de cuatro productos críticos y que incluyen, al margen de los semiconductores, a las baterías de gran capacidad para vehículos eléctricos, los productos farmacéuticos y los minerales de tierras raras. Estos últimos se encuentran en el centro de la disputa tecnológica y comercial entre Washington y Pekín. Los diecisiete minerales son esenciales para la producción de teléfonos móviles, televisores, placas solares, componentes electrónicos en los vehículos eléctricos, para la fabricación de motores e incluso para la de armamento avanzado (como en los aviones de combate F-35 de EEUU), por poner sólo algunos ejemplos.

Y no sólo EEUU ha decidido dar un paso al frente para atajar su alta dependencia de los semiconductores extranjeros. Según avanzó Bloomberg, la Unión Europea está explorando cómo producirlos en unos trabajos que lidera el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, y que podrían incluir la renovación de las capacidades de producción existentes o la construcción de nuevas fábricas. Por su parte, Pekín se ha puesto como objetivo volverse menos dependiente de los microchips taiwaneses o coreanos y lo ha fijado como una de las prioridades estratégicas de su nuevo plan quinquenal hasta 2025. Las importaciones de semiconductores por parte de la segunda economía del planeta superan, incluso, las de petróleo

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