Evitar el impago

Llega el Día 'X': Yellen presiona a Powell con la deuda para que retrase el tapering

En octubre el Tesoro podría quedarse sin efectivo si el Capitolio no aprueba un incremento del límite de endeudamiento, lo que daría lugar un incumplimiento de los pagos del Gobierno Federal

Janet Yellen
Janet Yellen presiona a Powell con la deuda para que retrase el tapering
DPA vía Europa Press

Estados Unidos se acerca a toda velocidad a la fecha en la que, si los congresistas y senadores no lo impiden, puede producirse el apagón o cierre de la Administración, por un lado, y... mucho más dañino aún, el momento en el que el Tesoro se quede sin financiación. Ese momento puede estar a la vuelta de la esquina teniendo en cuenta la advertencia que ha hecho en las últimas horas la secretaria del Tesoro de EEUU. 

Janet Yellen ha recordado que en octubre el Tesoro podría quedarse sin efectivo si el Capitolio no aprueba un incremento del límite de endeudamiento, lo que daría lugar un incumplimiento de los pagos del Gobierno Federal y, con ello, a una "catástrofe económica generalizada". Su mensaje mete presión a su sucesor al frente de la Fed, Jerome Powell, para que retrase el 'tapering' o el inicio de la retirada paulatina de los estímulos económicos como poco hasta noviembre.

Si ese techo de deuda no aumenta, el incumplimiento por parte de la Administración podría dejar en la estacada a millones de estadounidenses, que se quedarían sin efectivo. "Podríamos ver retrasos indefinidos en pagos críticos. Casi 50 millones de personas mayores podrían dejar de recibir cheques del Seguro Social por un tiempo. Millones de familias que dependen del crédito tributario mensual por hijos podrían sufrir retrasos", apuntaba Yellen en un artículo publicado por The Wall Street Journal. Partidas como las dedicadas a la lucha contra los desastres, el Medicaid, las subvenciones para infraestructuras, o el dinero para educación especial o para los distritos escolares más humildes también se verían afectados. 

La Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, ha aprobado en las últimas horas un paquete legislativo para extender la financiación de la Administración hasta diciembre y para suspender el techo de deuda. El proyecto requiere también el visto bueno del Senado, pero los republicanos se oponen a suspender la capacidad de endeudamiento público. El paquete aprobado por los azules amplía la financiación de la Administración gubernamental hasta el 3 de diciembre, suspende el techo de deuda hasta diciembre de 2022 y también incluye 28.000 millones de dólares para desastres naturales y 6.000 millones para los evacuados afganos.

El límite de la deuda como arma política

El límite de la deuda es la cantidad de dinero que el Congreso permite que el Tesoro pida prestado. Su origen se remonta al inicio de la Primera Guerra Mundial, cuando se estableció para que el Capitolio no tuviera que dar el visto bueno a cada emisión de bonos. Recientemente ha llegado a ser suspendido hasta en tres ocasiones bajo el mandato del expresidente Donald Trump. Con un país cuya deuda ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas, el techo de deuda ha pasado a adquirir relevancia desde el punto de vista político. 

Dado que la deuda de EEUU supera ya los 28,4 billones de dólares, si no se levantan o suspenden las restricciones actuales a los préstamos, el Gobierno de Joe Biden tendrá que recortar los programas que tiene en marcha. El límite se reestableció en agosto -tras la crisis de la Covid- a un nivel de 22 billones de dólares y desde entonces el Tesoro ha aprobado medidas extraordinarias para mantener al gobierno en funcionamiento. Esas medidas se agotarán en octubre, de ahí que exista un riesgo evidente de incumplimiento y que la incertidumbre sea máxima.

Una situación así afectaría a la confianza de los agentes privados, elevaría los costes de los préstamos a corto plazo y aumentaría las tensiones políticas, lo que tendría implicaciones sobre el dinamismo económico, tal y como advierten los analistas de Singular Bank. Esta semana está prevista, de hecho, una votación en la Cámara de Representantes que previsiblemente finalizará sin un acuerdo si no se determina una fecha límite precisa de cuándo podrá agotarse la liquidez actual.

Desde la mayor gestora de renta fija del mundo, Pimco, descartan que la Reserva Federal vaya a plantearse una retirada del oxígeno extraordinario que ha venido insuflando a los mercados coincidiendo con la llamada "fecha X" del techo de la deuda (esa fecha en la que el Tesoro se quedará sin financiación). "Sospechamos que la decisión de tapering se retrasará hasta la reunión de diciembre" y no en noviembre, como especulaban los principales consensos de mercado. 

EEUU vuelve a las andadas...

Esta urgencia no es una situación nueva para la primera economía del mundo. En agosto de 2011, en plena crisis financiera global y con Barack Obama como presidente, el Senado de EEUU dio luz verde 'in extremis' a la reforma para evitar la quiebra del país. Hicieron falta meses para que demócratas y republicanos se pusieran de acuerdo y ese retraso tuvo un coste evidente, puesto que la agencia de calificación S&P le rebajó el rating. Fue la primera vez en 70 años en que EEUU perdía la 'AAA', pasando a una nota de AA+ con perspectiva negativa. La Administración demócrata estuvo a punto de declararse en suspensión de pagos. Ahora, diez años después, el miedo a una insolvencia convive con la salida de la peor crisis en tiempos de paz. 

El conflicto que se avecina en el Congreso entre los dos partidos puede obligar al Tesoro a recurrir más a sus cuentas en la Reserva Federal en lugar de a la emisión de bonos. Cualquier aumento más pronunciado de los rendimientos "también puede resultar contraproducente, dada la mayor fragilidad de la recuperación, las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda y los posibles efectos más amplios sobre el sentimiento de riesgo y las condiciones financieras", alerta Thomas Hempell, Jefe de Análisis Macro y de Mercado de la gestora Generali Insurance AM.

Pero este no es el único punto de fricción entre demócratas y republicanos con un Senado más dividido que nunca. Cada año, las dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos (Cámara de Representantes y el propio Senado) deben dar luz verde a un presupuesto que financiará al Gobierno de la nación durante los próximos 12 meses, puesto que el año fiscal del ejecutivo federal va desde el 1 de octubre hasta el 30 de septiembre. Si los legisladores no aprueban un nuevo presupuesto a finales de este mes, se producirá también el temido cierre de la Administración. Si no hay presupuesto a principios del mes que viene, el Gobierno se verá obligado a detener las operaciones no esenciales y a suspender a buena parte de los trabajadores públicos. 

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