Lamborghini Islero, una rara avis que sigue rodando

  • Tan sólo se produjeron doscientas veinticinco unidades, muchas de las cuales aún siguen en activo haciendo rugir sus increíbles motores V12.
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Hay fabricantes de vehículos cuyas marcas resuenan mucho más allá de lo que el propio modelo de coche podría sugerir. Si Rolls Royce es sinónimo de perfección y lujo; Ferrari es el coche deportivo por excelencia, un motor que ruge y va más allá de los límites. Porsche es un modelo soñado por todo aquel aficionado al mundo del motor, sus vehículos de carrocería baja y potentes motorizaciones son el prototipo de vehículo deportivo. Pero si hay una marca por encima de las demás que reúne elegancia y estilo por un lado y potencia y control por otro, es Lamborghini.

Hoy en día existen un sinfín de marcas de coches, muchos de ellos a los que llamamos generalistas, son vehículos que realizan de modo más que notable, la función para la que han sido diseñados, pero apenas levantan entusiasmo, más allá de su evidente práctica funcionalidad. Hace unas cuantas generaciones, hacia mitad del siglo pasado, cuando la seguridad vial en las carreteras iba muy por detrás de las motorizaciones que las mejores escuderías de coche ponían sobre el asfalto, salían al mercado, verdaderas joyas sobre ruedas, que hacían volver la cabeza para admirar su silueta.

Ferrucio Lamborghini, era un fabricante de tractores que un día decidió emplear todos sus recursos en diseñar y fabricar los mejores coches posible con motorizaciones deportivas e interiores de lujo. Lamborghini pretendió desde un principio diseñar vehículos que mantuvieran un equilibrio absoluto entre una conducción lo más rápida posible sin perder un ápice de su elegancia innata. La escudería cuyo logo es un toro, diseño modelos que hoy son míticos: El Miura, el Countach o el Gallardo; son los más conocidos.

El islero es uno de los modelos más raros, en el sentido de que se hicieron muy pocas unidades, ya que pronto fue reemplazado por el modelo Jarama. Tan sólo se produjeron doscientas veinticinco unidades, muchas de las cuales aún siguen en activo haciendo rugir sus increíbles motores V12 , 4 litros y una potencia de 325cv, hicieron de este modelo presentado en el Salón de Ginebra de 1968, la gran esperanza de la marca. Su velocidad punta, era fabulosa para aquella época, 254km/hora, y una aceleración de o a 100, de sólo seis segundos, le posicionaban como un verdadero misil, pero elegante.

Calzaba neumáticos más anchos, había mejorado sensiblemente su interior, haciéndolo más amplio y confortable y dotaba al conductor de una mayor visibilidad exterior. Además, los ingenieros de Lamborghini habían conseguido mejorar su insonorización en cabina, a pesar de que montaba un motor con una capacidad casi salvaje para la época. Pero es que en aquellos tiempos, los coches no se vendían por sus medidas y sistemas de seguridad; un buen coche, tenía que mostrarse salvaje, encabritado; y este logró ser el caballo salvaje más elegante y bello del momento.

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