Lancia es una de las pocas escuderías, uno de los pocos fabricantes de coches que mantienen cierta independencia de los gigantes del sector. Aunque su hermana mayor, Fiat, le presta cierto respaldo y apoyo se puede decir que permanecen independientes. Es cierto que han tenido que reducir su mercado a prácticamente el mercado doméstico italiano en donde sigue comercializando sus atractivos diseños de ciudad.
Lancia ha sido y es sin duda, una de las marcas que más pasiones despiertan. Hay auténticos ‘tiffosi’, partidarios a muerte de la marca, que piensan que ha sido la mejor escudería de rallies de siempre y quienes, en cambio, creen que es una marca de diseño atractivo, pero cuya fiabilidad es otra cosa. En todo caso, unos y otros se ponen de acuerdo ante el Lancia Aurelia, el modelo por antonomasia de la marca. Un gran coche, hecho para fanáticos de la marca y para todo amante de los vehículos clásicos.
El Lancia Aurelia se lanzó al mercado en 1950. En aquel entonces rompía el mercado con un diseño innovador. Una equilibrada distribución de los pesos adelante y atrá, montaba por primera vez un motor V6, algo que la propia Ferrari, no pudo incorporar hasta unos años después en el modelo Dino. Esta motorización, junto a una suave suspensión delantera, frenos de tambor y neumáticos radiales, entre otras características le permitieron mostrar un comportamiento excelente en los circuitos, en los que siempre copaba puestos de cabeza, ganado incluso, en su categoría, la carrera de las 24h de Le Mans.
Ese excelente comportamiento en carrera se traducía en una conducción precisa e impecable en carretera. Era tan increíble su comportamiento y su diseño tan atractivo que hasta el mejor piloto de Fórmula 1 de todos los tiempos, Juan Manuel Fangio, lo utilizaba como su coche particular.
Aunque Lancia nacía como fabricante en la primera década del Siglo XX, fue a mitad de siglo, con el lanzamiento de este modelo con quien alcanzó su mayor gloria y fama.
Un Lancia Aurelia, modelo B-20 GT Coupe del año 1954, fue subastado este año en París con un valor de adjudicación de 140.000€.
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