Medio siglo de Allende: Chile es hoy la Europa de Latam... a pesar del marxista

  • ¿Cómo fueron sus tres años de gobierno? Prometió traer una sociedad revolucionaria, nacional y socialista. Pero trajo otra cosa.
La última foto de Salvador Allende con vida. / Fundación Allende - EFE
La última foto de Salvador Allende con vida. / Fundación Allende - EFE

Salvador Allende fue presidente de Chile durante tres años, de 1970 a 1973. Un 11 de septiembre cayó su Gobierno tras un golpe de estado del ejército. Allende se suicidó antes de entregarse. Cada vez que llega esta fecha, muchos recuerdan su herencia y su fin.

¿Cómo fueron los tres años de Allende? El presidente prometió traer una sociedad revolucionaria, nacional y socialista. Pero trajo otra cosa a Chile, el país más competitivo de América Latina y el más desarrollado en términos de PIB per cápita.

Nada más llegar, el Gobierno puso en marcha una revolución agraria a la soviética que supuso la expropiación de tierras y la formación de comunas. Los 20 puntos del programa de transformación agraria determinaban que las grandes y medianas explotaciones pasarían al Estado, que lo pondría en manos de granjas colectivas, las cuales distribuyó entre los pequeños agricultores agrupados en cooperativas.

Como muchos países latinoamericanos, la riqueza nacional en Chile estaba distribuida de manera desigual: unas clases medias acomodadas, y unas clases bajas de trabajadores y campesinos con muy bajos niveles de renta. Las subidas salariales exigidas por los sindicatos y cumplidas por Allende, añadidos a la buenas cosechas de 1971 (plantadas antes de que llegara al poder), crearon la sensación de que las cosas iban a ir sobre ruedas. Pero la revolución agraria tenía otra cara, relatada por Thayer Watkins, economista de la Universidad de San José, en EEUU.

Una anécdota del libro Patagonia de Bruce Chatwin ilustra algunos de los problemas de la época. Chatwin en sus viajes llegó a una granja lechera en las montañas de Chile que había sido establecida y operada por un británico. El Gobierno de Allende alentó a los trabajadores a tomar el control de las empresas en las que trabajaban. Los trabajadores lecheros tomaron el control de la fábrica de leche, y el dueño británico se fue. La lechería necesitaba un nuevo toro y el Gobierno de Allende acordó adquirir un toro de alta calidad para la lechería. El Gobierno organizó la compra del toro adecuado en Nueva Zelanda y su envío a Chile, con el coste que suponía. Argentina tenía toros igualmente buenos, pero el Gobierno de Allende no quería negociar con Argentina mientras estuviera bajo el control de una junta militar (Videla)".

“Los trabajadores lecheros, que no habían tenido un alto nivel de vida en el pasado, no pudieron resistirse a sacrificar algunas de las vacas lecheras para obtener carne. Cuando se las comieron, mataron algunas más. Luego mataron más y más hasta que todas las vacas lecheras se acabaron. No hubo producción de productos lácteos y, por lo tanto, no hubo ingresos para los trabajadores. Entonces llegó el costoso toro de Nueva Zelanda. Como no había vacas lecheras, no había necesidad de un toro y el costoso toro tuvo el mismo destino que las vacas lecheras”.

En 1971, Allende nacionalizó la industria del cobre, la más destacada del país, que en parte había sido nacionalizada por su antecesor. No hubo vacío de poder tecnológico porque los ingenieros chilenos estaban muy bien preparados y pudieron continuar la explotación, según admitía la CIA en un informe sobre la llegada de Allende (el informe se desclasificó en 2011 y se titula The Chilean economy: Allende’s inheritance and probable actions).

Sin embargo, el precio mundial del cobre no acompañó a Chile, de modo que sus ingresos empezaron a decaer. Una libra de cobre valía 0,75 dólares antes de la llegada de Allende y aquel año 1973 bajó a 0,47 dólares. En los tres años siguientes no pasaría de 0,60 dólares. Sin embargo, en su tercer año de mandato, en 1973, los precios remontaron y llegaron a niveles históricos, incluso antes del final de Allende.

La política social de Allende tuvo unos logros estimables como suministrar leche diariamente a los niños, especialmente a los más humildes, y desarrollar un sistema habitacional destinado a los más pobres. Se combatió el chabolismo y las viviendas insalubres. Las clases humildes mejoraron su poder adquisitivo, pero al incrementarse, se necesitaron más importaciones y los precios comenzaron a subir. Allende se negó a aceptar incrementos de precios porque afirmaba que un “gobierno del pueblo es el único capaz de combatir la inflación”. Además devaluó la moneda nacional, y empezó a imprimir dinero como quien imprime panfletos. Toda mejora del poder adquisitivo fue engullida por la inflación, que, como dicen los expertos, es el terror de la economía de cualquier país.

Hasta la llegada de Allende, sobre todo de 1966 a 1969, el país había sufrido cierta inflación y el primer año de Allende ésta alcanzó el 22,1%. Más o menos como antes. Pero de allí pasó a 163% (1972). Al año siguiente fue del 508% (1973).

La llegada de Allende causó una espantada entre la banca extranjera, pues venía con una tarjeta de presentación indudable: Gobierno marxista. Con la experiencia de Cuba, muchas compañías salieron del país, y la inversión empresarial decayó por el miedo a las expropiaciones. Para complicar las cosas, en 1971 Allende decretó una moratoria de la deuda externa a lo cual Nixon, el presidente de EEUU, respondió que no habría mas acuerdos bilaterales y tampoco créditos.

La CIA y “el bloqueo invisible”

Todo ello sirvió de base para la idea de que EEUU conspiró desde el primer día para derribar a Allende. Concretamente, la CIA. Allende lo llamó “el bloqueo invisible”.

Sin embargo, una exhaustiva información publicada en enero de 1974 por la revista Foreign Affairs basada en las conclusiones del Comité de Asuntos Exteriores del senado de EEUU, ponía en duda esa conspiración, al menos, que se hubiera efectuado como hizo creer Allende y publicaron muchos medios en el mundo. (The invisible blockade and the overthrow of Allende, de Paul E. Sigmund).

Es verdad que las multinacionales norteamericanas tenían una enorme influencia y poder en Chile, como ITT, que era propietaria del 70% de las telecomunicaciones. ITT, concretamente, intentó presionó a la CIA para convencer a EEUU que había que poner dinero y esfuerzo para derrotar a Allende. Pero, según la revista, esa oferta fue rechazada por la CIA y ni siquiera llegó a comunicarse a Kissinger, el secretario de Estado.

Parece que un departamento de la CIA, llamado la División de Servicios Clandestinos dirigido por William Broe, llegó a manejar un borrador destinado a producir “el colapso económico” de Chile. La operación consistía en no renovar los créditos bancarios, ralentizar las exportaciones a Chile, ejercer presión sobre las cajas de ahorro chilenas, y retirar toda ayuda técnica de las empresas privadas norteamericanas.

Según la revista, ITT contactó a otras multinacionales para que le ayudaran en este empeño pero todas ellas afirmaron que habían recibido consejos de que debían hacer lo contrario: no intervenir. De todo ello fue informado el Comité de Asuntos Externos del Senado en 1972, y al final, ese comité llegó a la conclusión que el famoso plan conspirativo nunca se llevó a cabo.

Chile se fue quedando sin crédito exterior por su falta de fiabilidad. Y esa falta de fiabilidad se debió a su política de expropiaciones, la inflación, la devaluación de la moneda y la moratoria a pagar sus compromisos. Peor aún: el país se fue quedando sin reservas, según reveló un informe del Banco Mundial. Chile no tenía forma de pagar. Allende había heredado un país con 500 millones de dólares de reservas.

El presidente del Banco Central de Chile acusó al Banco Mundial de no conceder al país latinoamericano más créditos, pero este organismo respondió que había concedido créditos incluso después de que Chile comenzara a nacionalizar industrias. El Fondo Monetario también siguió aportando créditos, a pesar de la falta de fiabilidad de Chile, y hasta ONGs americanas como Peace Corps apoyaron con dinero y alimentos a Chile.

Es más, Chile consiguió llegar a un acuerdo con el Club de París (una agrupación de países acreedores) para retrasar los pagos de su deuda externa a 1975. El país obtuvo créditos de otros prestamistas como Canadá, Argentina, México, Australia y la Unión Soviética. Incluso de los países más importantes de Europa, incluido España, gobernada por Franco, según informaba ‘Foreing Affairs’.

La verdad es que eran créditos para vender alimentos y mercancías a Chile, lo cual sirvió a un banquero para decir que “Chile se ha convertido en el mayor mendicante del mundo”.

Con una deuda externa de 3.400 millones de dólares (en 1971 era de 2.400 millones), sin crédito exterior suficiente, sin reservas, con una elevada inflación, escasez de productos, lo que hizo la revolución de Allende fue hundir económicamente al país, y enemistarse con las clases medias y medias bajas, pues alentaba la lucha de clases apoyándose en los más débiles. Además, usó estratagemas para saltarse las leyes, lo que le valió una reprimenda de la mayoría del Congreso en 1973.

Por último, al descubrirse el almacenamiento secreto de armas por la guerrilla de izquierdas, el MIR, se movilizaron las fuerzas armadas, muy proamericanas, para dar el golpe de Estado de 1973, dice el informe de la publicación.

Es decir, Allende quiso hacer la revolución de los pobres, pero no supo gestionar la economía, se saltó las leyes, se quedó sin dinero, dejó armarse a la guerrilla y provocó, así, su fin.

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