Cinco claves que explican la 'caída' de Evo Morales como presidente de Bolivia

Evo Morales convoca nuevas generales en Bolivia tras las sospechas de fraude electoral
Evo Morales convoca nuevas generales en Bolivia tras las sospechas de fraude electoral

Evo Morales anunció este pasado domingo que dejaba la presidencia de Bolivia 14 años después de ser elegido por primera vez para dirigir el país. Esta decisión viene tres semanas después de que las elecciones celebradas en el país desataran dudas sobre la legitimidad de su apretada victoria en primera vuelta frente al opositor Carlos Mesa. 

El pasado domingo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) exigió al Gobierno que anulara las elecciones por las sospechas de fraude y fue el mismo Morales quien anunció la convocatoria de nuevos comicios tras las exigencias de la entidad presidida por Luis Almagro. 

Horas después, Morales compadeció otra vez para dimitir como presidente del país después de que el comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, Williams Kaliman, "sugiriera" al mandatario que se apartara para desbloquear la crisis en la que se ve inmerso el país desde el 20 de octubre. Estas son las cinco claves la caída de Morales:

1. Catorce años en el poder

La crisis política en Bolivia tiene un trasfondo que va más allá de estas protestas de las últimas semanas. Evo Morales llevaba 14 años en el poder, la Constitución del país permite solo dos mandatos presidenciales continuos y Morales, con estas últimas elecciones, buscaba ya asegurarse su cuarto período como presidente de Bolivia. Estos últimos comicios le habrían asegurado el poder hasta 2025. 

Para lograr esto, el líder tuvo que "cobijarse en fallos del Tribunal Constitucional para habilitarse como candidato", según confirma la BBC. Y el pueblo boliviano ya se había pronunciado en el pasado para mostrar su inconformidad con esto. Es más, en 2016 el país había votado en contra de una reelección y desde entonces se veía venir que para Morales iba a se cada vez más complicado mantener el poder. 

2. La auditoría de la OEA

Ante estas sospechas, la OEA realizó una auditoría que calificó de "improbable" la limpieza de la victoria de Morales, ya que necesitaba de un margen del 10% para no ir a una segunda ronda electoral frente a Mesa, algo que resultaba poco probable en vista de los resultados preliminares. Además, el documento que presentó la organización denuncia firmas falsificadas y manipulación de datos, indica la cadena pública británica.

El mismo día de la votación la posibilidad de un fraude electoral ya sonaba en las calles. Fue la oposición de Carlos Mesa la que alzó la voz desde que Morales ganó con una victoria bastante ajustada en primera vuelta electoral. 

3. La constante presión del pueblo 

Las protestas no se hicieron esperar. Poco después de conocer los resultados del Tribunal Supremo Electoral, la oposición tomó las calles del país para demostrar su descontento con los resultados. 

Desde entonces en Bolivia se presenciaron una multitud de protestas y enfrentamientos diarios entre la oposición y quienes apoyan al líder indígena. Los incesantes enfrentamientos dejaron a decenas de heridos y a tres personas fallecidas.

4. La oposición exigía la dimisión de Morales

Otro motivo por el cual Morales dimitió fue el endurecimiento de las exigencias de los protestantes. La oposición "hacía tiempo que había dejado atrás la exigencia de una segunda vuelta entre Morales y Mesa y venía pidiendo la renuncia del mandatario", señala la BBC.

Esta situación vino impulsada por la creciente importancia que cobró el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, en todo el proceso. Al poco tiempo de conocerse la auditoría, Camacho exigió en todo momento la dimisión de Morales y la convocatoria de elecciones en los próximos 60 días. 

5. Presión del ejército y la policía

Además de Camacho, otra figura clave fue el previamente mencionado mandatario de las Fuerzas Armadas de Bolivia, Williams Kaliman, quien sugirió que el mandatario renunciara y pidió "la estabilidad del país". 

A los militares se sumaron también los policías que desde el pasado viernes se rebelaron y se unieron a las protestas contra el Gobierno boliviano. Así, Morales se vio en una situación de debilidad con un pueblo que no tenía intenciones de dejar de pronunciarse. 

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