Kayleigh Chapman llevó a su hija Lily-Mae de cinco años al hospital porque estaba preocupada por su agravamiento de tos y varias erupciones cutáneas en la piel. En Urgencias les atendió una enfermera en prácticas quien les dijo que la pequeña probablemente tenía un virus, según comenta el Daily Record.
El supuesto resfriado siguió empeorando y Kayleigh y Lily-Mae volvieron 48 horas más tarde porque presentaba más erupciones cutáneas. Esta vez fue un médico quien les atendió, y tras un análisis de sangre se confirmaron sus peores pesadillas: tenía leucemia linfoblástica aguda.
La niña ahora se enfrenta a una agotadora batalla contra la quimioterapia de dos años y ya ha comenzado a perder su cabello.
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Lleva ya tres sesiones de 'quimio'Kayleigh cuenta que tuvo una intuición de madre y cuando volvieron al hospital exigió ver a un médico. "En menos de dos horas nos dijeron que tenía leucemia, era absolutamente horrible, estoy bastante enfadada porque debería haber sido atendida en un primer momento".
Asegura que en esta segunda vez, el personal médico le hizo sentir "una madre paranoica, que estaba reaccionando excesivamente, pero sabía que había algo mal con mi hija". Y añade que su marido y ella están destrozados pero que permanecen fuertes por su pequeña.
La valiente Lily-Mae ya se ha sometido a tres sesiones de quimioterapia, pero su madre está asustada por los efectos que pueda tener.
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