A este perro no le gusta nada que le hagan una peineta. Cada vez que su dueño le saca el dedo corazón, el perro se vuelve loco y va corriendo hacia él para morderle. Ya sea en el sofá o en otro lugar de la casa, sale corriendo hacia él en cuanto ve que le levanta el dedo.
Incluso estando despaldas a su dueño parece que huele el dedo. Es capaz de saber que su duelo le está haciendo una peineta sin verle la mano. El perro no duda en ladrar e ir corriendo hacia él para que retire este gesto tan soez.
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