La ONU concluye que el atentado contra una manifestación hazara en Kabul fue un "crimen de guerra"

EUROPA PRESS

El sábado 23 de julio, miles de personas pertenecientes a la minoría hazara --chií-- salieron a las calles de Kabul para exigir que la nueva línea de alta tensión entre Turkmenistán y Kabul pasara por dos provincias donde hay una gran concentración de población hazara, Wardak y Bamiyán.

Durante las manifestaciones, tres terroristas suicidas se infiltraron entre los participantes de las protestas. Dos de ellos detonaron su cinturón de explosivos en una de las principales plazas de la ciudad afgana, donde cientos de hazaras estaban concentrados. La explosión provocó la muerte de 85 civiles y dejó más de 400 heridos. El tercer terrorista fue abatido por las fuerzas de seguridad afganas minutos antes de poder detonar su cinturón.

"El ataque estaba dirigido contra personas pertenecientes a una comunidad étnica y religiosa específica", ha afirmado UNAMA en una rueda de prensa este martes, en la que se ha presentado un extenso informe sobre lo ocurrido durante las multitudinarias manifestaciones del 23 de julio. "Los derechos fundamentales de todos los afganos deben ser respetados, incluyendo los derechos de las minorías étnicas y religiosas", ha añadido.

En el informe, UNAMA ha hecho un análisis en profundidad de los hechos con el objetivo de determinar con claridad qué fue lo que ocurrió. En el documento, la misión de Naciones Unidas plantea serias dudas sobre el papel que tuvieron las fuerzas de seguridad afganas en el atentado, tanto antes como después, ya que mostraron una grave falta de preparación a la hora de garantizar la seguridad de los manifestantes y fueron muy lentos a la hora de reaccionar ante la explosión.

El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico, que defiende la creación de un califato islamista suní. De acuerdo con los datos de UNAMA, el atentado es el ataque dirigido contra civiles más grave que ha tenido lugar en Afganistán desde el año 2009.

Los pasados 11 y 12 de octubre tuvieron lugar dos ataques separados contra congregaciones chiíes en Kabul y en la provincia septentrional de Balj, en los que perdieron la vida al menos 35 personas, y más de 100 resultaron heridas. Naciones Unidas ha mostrado su preocupación por la creciente oleada de atentados que se han producido contra chiíes por parte del Estado Islámico en los últimos meses en Afganistán.

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