Durante la noche del pasado miércoles, todo transcurría con normalidad en el aeropuerto de Kazan. La nieve acaparaba el exterior, con temperaturas bajo cero, y en el interior de la estación aérea un puñado de personas se preparaban para finalizar una nueva jornada de trabajo.
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Hasta allí, nada llamaba la atención. De pronto, sobre las 22.30 horas, un coche irrumpió en una de las pistas. El vehículo se saltó las vallas que rodean las instalaciones, a toda velocidad. Los pocos agentes que se encontraban en el lugar trataron de detener al conductor. Llegaron a arrinconarlo y la situación pareció controlada, justo al lado de la terminal.
Pero Ruslan Nurtdinov, un expolicía que trabajó para el ministerio del Interior de Tartaristán, quien era el ocupante del vehículo, no se iba a entregar tan fácilmente a la Policía. Este hombre, de 40 años, quien se encontraba bajo los efectos del alcohol y las drogas, tomó la decisión menos acertada.
En vez de detenerse, presionó el acelerador y se empotró contra las puertas de cristal del aeropuerto. A partir de ahí, se desató la locura en su interior.
Los policías y trabajadores se quedaron perplejos. El coche empezó una alocada carrera por los pasillos de la terminal. Sorteó sillas, basuras, personas, equipos de rayos X para maletas, cintas de equipaje y todo lo que se encontró a su paso.
Como recortado de una película de acción, Nurtdinov tomó peligrosas curvas, se coló por estrechas puertas, provocó el caos y destruyó mobiliario por valor de seis millones de rublos (unos 100.000 euros), mientras era perseguido por una decena de agentes que eran incapaces de detenerle.
La increíble persecusión por las instalaciones del aeropuerto duró más de media hora. En un momento, el conductor consiguió esquivar una escalera, hasta desembocar en un callejón sin salida. Pero el hombre no se resignó: saltó de una rampa y se empotró contra un grueso cristal.
De manera casi milagrosa, después logró escapar de la terminal pese a que su coche estaba prácticamente destrozado. No llegó mucho más lejos, ya que varios vehículos policiales finalmente le interceptaron en medio de las pistas.
A raíz de este hecho, Ruslan Nurtdinov fue sentenciado a 15 días de prisión por conducir bajo los efectos de narcóticos en Tartaristán, una república de la Federación de Rusia situada en el disstrito federal del Volga.
Según la dirección de transporte de ese organismo, durante su arresto se encontraron 3,9 gramos de marihuana. El detenido fue acusado de violar hasta 20 delitos administrativos por saltarse las normas de tráfico y otros dos por tráfico ilícito de drogas.
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