
Las autoridades afganas elevaron a 68 los muertos y a 165 los heridos en el atentado suicida contra una manifestación este martes para pedir el despido de un comandante de la Policía en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán. "Éstos son los datos finales, ya que el número de víctimas aumentó después de que recopilásemos los datos de todos los hospitales de la ciudad de Jalalabad y de los distritos, sobre todo en las zonas cercanas a la explosión", afirmó a Efe el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.
La fuente precisó que algunos familiares de las víctimas trasladaron directamente a sus hogares los cadáveres tras el ataque, por lo que no habían sido contabilizados por las autoridades.
La acción tuvo lugar sobre las 13.00, hora local (8.30 GMT), cuando un insurgente suicida hizo detonar los explosivos que portaba en un distrito al este de la capital provincial, durante una protesta contra un comandante de la Policía local de un distrito vecino.
Los talibanes se desvinculan del ataque
Los talibanes rechazaron la autoría del ataque, el cuarto ocurrido ayer en la provincia después de que un menor de 14 años muriese y otros cuatro civiles resultaran heridos en tres explosiones consecutivas ocurridas cerca de dos escuelas para niñas.
En las últimas semanas, Nangarhar, bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI) desde su irrupción en el país en 2015, ha sido objeto de un gran número de atentados contra objetivos electorales, gubernamentales y civiles.
En el último ataque de envergadura, al menos 18 personas, entre ellas tres atacantes, murieron y otras 15 resultaron heridas en un asalto a finales de julio contra la sede provincial del Ministerio de Refugiados.
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