Alemania no se fía de Google

  • El proyecto Google Street View está encontrando una dura resistencia en la población alemana. Además de borrar caras y matriculas, Google tiene en Alemania el deber de avisar de la fecha en la que va a fotografiar cada calle. Pese a esto, muchos siguen sin compartir la iniciativa.
La cámara con la que Google fotografía las calles. El proyecto Google Street View está encontrando una dura resistencia en la población alemana.
La cámara con la que Google fotografía las calles. El proyecto Google Street View está encontrando una dura resistencia en la población alemana.
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Krista Kapralos | GlobalPost

(Frankfurt, Alemania). Hace no mucho tiempo, quienes vivían en apartamentos en Alemania asumían que alguien en alguna parte de su edificio tomaba nota sobre todo lo que hacían. Incluso las personas que poseían una casa no podían estar totalmente seguros de que un topo del gobierno no estuviese escuchando sus conversaciones.

"Se aseguraban de que se respetase la ley", dice Jobst Krause, un vecino de Frankfurt de 67 años, sobre los sistemas de vigilancia durante la era nazi. Krause es demasiado joven como para haber vivido lo peor de la vigilancia nazi. Además, vivía en Alemania Occidental cuando la Stasi, la policía secreta de Alemania del Este, guardaba archivos sobre sus ciudadanos. Pero entiende la preocupación que debieron sufrir numerosos compatriotas recientemente cuando el motor de búsquedas online Google anunció que lanzaría su aplicación Street View en Alemania antes de final de año.

Google empezó a desplegar en 2008 coches equipados con cámaras a lo largo de las 20 principales ciudades alemanas. Una vez disponible online, Street View ofrecerá fotografías panorámicas de la mayor parte de las calles de esas ciudades, lo que permitirá a los usuarios visitar virtualmente esos lugares desde el punto de vista de un peatón.

El programa fue lanzado en EEUU en 2007 y desde entonces se ha extendidopor 23 países. Pero Google se encontró con una fuerte resistencia en Alemania, en donde unas estrictas leyes sobre la privacidad y sospechas sobre la amplia recolección de datos de la compañía estadounidense llevaron a la apertura de varias investigaciones.

Las autoridades encargadas de la protección de datos en las zonas a donde Google envió sus coches Street View insistieron en que las matrículas de los coches, los rostros y otros elementos identificativos se ocultasen. Además, exigieron que las personas pudieran borrar las imágenes de sus casas tomadas por Google.

Según el portavoz de Google, Stefan Keuchel, ese es un procedimiento común implantado en todos los países en donde funciona Street View.

Desde mayo de 2009, entre 10.000 y 99.999 alemanes (Google no difunde el número exacto) han pedido que se destruyan las fotografías de sus casas.

"La gente nos puede contactar a través de e-mail, fax o carta convencional", explica Keuchel.

"La postura de los alemanes sería 'Quiero que me pregunten primero'", dice Jan Schmidt, experto en medios interactivos en el Instituto Hans-Bredow de Hamburgo.

Las autoridades de protección de datos exigieron a Google que notificase a los habitantes con varias semanas de antelación cuándo circularían los coches con cámaras por sus barrios. Así, los vecinos podrían, por ejemplo, acicalar los jardines delanteros de sus casas, o elegir otro día para tomar el sol sin ropa. Pero no podían evitar que las cámaras sacasen fotos. Aunque eso fuese posible, muchos alemanes no tenían ni idea de qué era Street View, ni tampoco estuvieron atentos a una notificación sobre un coche que visitaría su calle.

Otro problema es que la gente está obligada a compartir sus datos personales con Google para ejercer su derecho de exclusión del programa, según explica Johannes Caspar, un funcionario de Hamburgo que es el enlace principal entre los gobiernos regionales y Google. Deben de confirmar sus nombres y lugar de residencia para que las fotos de sus hogares se eliminen de los archivos.

Caspar dice que le sorprendió oír que Google va a lanzar Street View pronto en Alemania.

"Hemos planteado la pregunta '¿Qué hará Google con estos nuevos datos que tienen de la gente que quiere que se borren sus fotos?'", explica. "Y estamos esperando las respuestas concretas de Google".

Mientras Alemania batalla por regular las actividades del buscador estadounidense, añade Casper, otras empresas, incluida Microsoft, están trabajando en el lanzamiento de programas similares.  "Necesitamos unas leyes concretas" que regulen la forma en que las compañías reúnen y utilizan la información, subraya.

Google lanzó la semana pasada un formulario online a través del cual las personas podrán pedir hasta mediados se septiembre su exclusión de Street View. Ya se han planteado preguntas sobre cómo funciona dicho formulario. ¿Qué pasa si alguien que vive en un edificio de apartamentos quiere que borren una foto? (Una sola petición es suficiente para ocultar todo un edificio, explica Keuchel). ¿Puede el propietario de un café hacerse pasar por su competidor para lograr que se borre la foto de otro café? (Todas las peticiones de exclusión se deben de confirmar con un número PIN que se envía por correo ordinario). ¿Una vez borrado, se puede solicitar la republicación? (Google planea destruir permanentemente las fotos que soliciten ser borradas).

Toda la polémica sobre la privacidad, según Keuchel, es una distracción sobre lo que realmente quieren los alemanes: herramientas de mapeo interactivas. Los alemanes, según el portavoz de Google, figuran entre los principales usuarios de países que no tienen todavía Street View.

Aún así, el 30 por ciento de los alemanes no son usuarios de internet, dice Schmidt, quien añade que la gente que está en contra de Street View probablemente no entiende de qué se trata.  "Quizás crean incluso que Google está poniendo cámaras en directo frente a sus casas", dice. "Parte de las protestas se producen por no saber de qué va todo esto".

"Yo no quiero restringir el acceso a las calles públicas, pero no creo que esté bien utilizar los lugares públicos para ganar dinero con ellos", agrega Schmidt.

Los alemanes siempre han sido personas reservadas, explica, pero el control constante que se produjo durante la era nazi y en Alemania del Este antes de la caída del  Muro de Berlín ha hecho que sean más protectores si cabe con sus vidas privadas.

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