Gasto adicional de 480 euros al año

Alemania se enfrenta a sus dos peores fantasmas: el frío y la subida de precios

El incremento de los costes reaviva el dèjá vu de la década de los años 20, en la que el país atravesaba una situación de hiperinflación tras verse obligado a pagar la responsabilidad material de la Gran Guerra.

Berlín Nevada
Alemania se enfrenta a sus dos peores fantasmas: el frío y la subida de precios.
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Hubo un tiempo en el que Alemania y Rusia eran amigos formidables, tanto que Putin acudió a una de sus citas con Merkel acompañado de su perro Koni. Una amistad forjada a base de acuerdos en la que Alemania llegó a ceder su soberanía energética a Rusia. Con la excanciller ya fuera de juego y Scholz al frente, el escenario es distinto. La guerra ha roto cualquier tipo de relación entre ambos países y la cuarta economía del mundo tiembla ante la incertidumbre de cuál será la próxima carta que levante Putin. 

El incremento de los precios es un fenómeno que no ocupaba espacio en la vida de los alemanes desde los años 20 del pasado siglo. Este territorio fue preso de la necesidad que tenía la República de Weimar de hacer frente a las indemnizaciones generadas tras la firma del Tratado de Versalles, documento que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. El gas, por su parte, nunca ha sido un buen aliado del país, ya que eran estos conflictos el principal motivo de esta historia de terror. Es hoy la invasión de Ucrania la que lleva a Alemania a depender mayoritariamente del territorio de Putin. Todo ello se reduce en un principal problema: se enfrentan a una enorme crisis social. 

El Gobierno alemán autorizó el pasado lunes a cobrar a las empresas del sector energético un suplemento de 2,419 céntimos por kWh para transferir a los consumidores parte de los costes extraordinarios que deben asumir tras la reducción del suministro de gas procedente de Rusia. Esta subida, que se aplicará desde el 1 de octubre hasta el 1 de abril de 2024, va a suponer para una familia de cuatro miembros un gasto adicional de 480 euros al año -sin aplicar el IVA del 19%-, según lo anunció Trading Hub Europe, la fusión de operadores de redes de gas en Alemania.  

La inflación del país se encuentra ya en un 7,5% y se prevé que como consecuencia de este gravamen, entre otros factores, pueda alcanzar el 10% a finales de año. Llegaría al nivel que adopta actualmente España. La portavoz adjunta del Gobierno, Christiane Hoffmann, ha advertido que la población debe estar preparada para ahorrar energía, a pesar de asegurar que "las decisiones del Gobierno de Olaf Scholz incluirán medidas de alivio". Sin embargo, solo el 29% de los ciudadanos creen en las promesas del canciller, según un estudio realizado por el diario alemán Die Welt. En cualquier caso, el ministro de Economía, Robert Habeck, ha dejado una cosa clara: el impuesto debe ir acompañado de otro paquete de ayudas, que afecten sobre todo a "los que tienen poco", ha concluido. 

No solo estos grupos sociales se verán realmente afectados por esta nueva medida, sino que los inversores han mostrado también su preocupación respecto a ella. Su confianza se encuentra en mínimos. Los motivos se apoyan en las tasas de inflación y en estos últimos costes para la calefacción y energía. "No es ni mucho menos un paso sencillo", ha declarado Habeck, "pero es necesario para mantener en pie el abastecimiento de calefacción y energía en los hogares privados y en la economía". Además, el Gobierno se ha respaldado en los 10.000 millones de euros de ayuda para combatir el impacto de la subida de los precios, que afectará a alrededor de 48 millones de alemanes. 

La inflación en 1923 superó el 16.579.999%

Actualmente, toda Europa vive una situación parecida a la sufrida por los efectos del "Inflationszeit", término acuñado en el año 1923 para definir la época de la hiperinflación en Alemania. Tras la Gran Guerra, la Potencia Central tuvo que liquidar todas las reparaciones materiales y morales que dejó el conflicto, lo que supuso una subida inesperada de precios. Estos subían con tal velocidad que el ahorro se convirtió en una acción inútil. Los billetes valían tan poco que hasta los más pequeños jugaban con ellos e incluso construían castillos con grandes masas de billetes. Resulta irónico como las familias alemanas preferían encender billetes para calentar sus hogares en vez de usar carbón o madera.

"Las ciudades seguían allí, las casas aún no bombardeadas y en ruinas, pero las víctimas eran millones de personas"

En 1923 la escritora estadounidense Pearl S. Buck visitó Alemania y así describió la situación que vivió allí: "Las ciudades seguían allí, las casas aún no bombardeadas y en ruinas, pero las víctimas eran millones de personas.  Perdieron la seguridad en sí mismos, la sensación de que ellos mismos podrían ser los dueños de sus propias vidas si solo trabajaban lo suficiente; y también perdieron los antiguos valores de la moral, la ética y la decencia". Alemania terminó de pagar su deuda en el año 2010. No obstante, parece que este fenómeno se vuelve a asomar poco a poco en el país. Quizá los alemanes deben volver a formularse esta pregunta: ¿Para qué vale el dinero cuando no vale para nada?

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