Con apenas 30 años

Alexandria Ocasio-Cortez, la latina que toma la bandera de los pobres en EEUU

De origen puertorriqueño y de familia humilde, se ha situado a la izquierda de los demócratas y ya ha logrado que grandes firmas de inversión se ponga en su contra para frenar su campaña.

Alexandria Ocasio-Cortez, la latina que ya es la nueva estrella política de EEUU.
Alexandria Ocasio-Cortez, la latina que ya es la nueva estrella política de EEUU.
EP

Imaginen que los peces gordos de Wall Street ponen dinero para derrotar a una mujer. Imaginen que estamos hablando de Blackstone y de Goldman Sachs, dos de los bancos de inversión más importantes del mundo. Imaginen que esa mujer es una latina hija de puertorriqueños. Imaginen que a pesar de toda la pasta, la latina gana las elecciones.

Eso es lo que ha pasado esta semana en Nueva York. El Partido Demócrata, que vendría a ser nuestro PSOE, tenía que afrontar unas elecciones para saber quién iba a ser su candidata para otras elecciones mas importantes: las de noviembre de este año, donde se elige presidente y se renueva parte del congreso. Dos mujeres se disputaban ese puesto dentro del Partido Demócrata. Una era Michelle Caruso-Cabrera, hija de italiano y de cubana. La otra era Alexandria Ocasio-Cortez, puertorriqueña (es el estado número 51 de la unión).

Las grandes fortunas de Wall Street apostaban por Caruso-Cabrera que, siendo del Partido Demócrata, parecía menos izquierdista que Ocasio-Cortez. Y tenían sus motivos porque Ocasio-Cortez no defiende precisamente a las grandes corporaciones, sino a las pequeñas comunidades, desde las reservas indias de Dakota hasta los inmigrantes ilegales. Ocasio-Cortez además solo obtuvo financiación de pequeños colectivos o personas anónimas. Donaciones de 200 dólares, en muchos casos. 

Pero cuando llegó la votación el 23 de junio, Ocasio-Cortez salió como ganadora gracias a los votos de barrios como el Bronx (donde ella creció) y Queens. Barrios latinos y de minorías con ingresos inferiores a la media. De modo que Alexandria Ocasio-Cortez se perfila como la voz de los débiles en un momento en que el país está teniendo la cifra de paro más alta en los últimos 50 años, la caída económica más profunda y la división política más encarnizada.

¿Quién es esta mujer y qué defiende? 

Nacida en Nueva York en 1989 (cumplirá 31 años en octubre), es hija de dos puertorriqueños que vivían en el Bronx, uno de los barrios más populares y con menos renta de Nueva York. Ocasio-Cortez estudió en colegios públicos y se mudó a Yorktown, otro barrio de la capital de mejor posición. Según su autobiografía, publicada en su página web, se dio cuenta del "marcado contraste de oportunidades basadas en los respectivos códigos postales". La historia del barrio rico y del barrio pobre. Su excelente currículo y un trabajo que presentó ante una feria patrocinada por Intel, le hicieron merecedora incluso de que la Unión Astronómica Internacional le pusiera su nombre a un asteroide: el 23238-Ocasio-Cortez. 

Estudió Relaciones Internacionales y Ciencias Económicas en la Universidad de Boston, y empezó a trabajar en el gabinete de Ted Kennedy, donde conoció las dolencias de las familias separadas por el cumplimiento de las leyes de Inmigración. Posteriormente trabajó en el National Hispanic Institute ayudando a los 'dreamers', esa generación de jóvenes inmigrantes que llegaron de niños y crecieron sin papeles. 

En 2008 conoció la crisis financiera y familiar a la vez. Su padre falleció repentinamente, y ella y su madre tuvieron que enfrentarse al sistema financiero para conservar la casa. Vendieron la residencia y Alexandria trabajó como camarera para afrontar la carestía económica, "profundizando su compromiso con los problemas que afectan a las personas de la clase trabajadora", dice su página web. 

En la campaña electoral de 2016, trabajó como voluntaria para Bernie Sanders, el candidato presidencial más izquierdista de EEUU. Aquellas elecciones las ganó Donald Trump. En las elecciones de 2018, donde se renovó parte del Congreso, Ocasio-Cortez fue elegida representante por el Partido Demócrata. Lo hizo con financiación popular, sin recibir nada de las grandes corporaciones. Fue su gran salto político. Le faltaría aún el salto mediático. 

Ese "salto adelante" vino cuando interrogó al presidente de Facebook, Mark Zuckeberg, a quien se acusaba de que los contenidos de su red social fueran manipulados por compañías con interés político. Fue el 24 de octubre del año pasado. Ocasio-Cortez formaba parte de la comisión que estudiaba la filtración y manipulación de millones de datos de Facebook. La congresista demócrata fue poniendo contra las cuerdas a Zuckerberg hasta el punto de hacerle titubear, tartamudear y sudar tinta. Ocasio-Cortez le acusaba de permitir que determinadas organizaciones conservadoras pusieran anuncios en Facebook, a sabiendas de que eran mentira. Cuando el vídeo saltó al mundo fue cuando se conoció el fenómeno Ocasio-Cortez. 

Para la prensa de izquierdas es su nueva heroína: hija de latinos, tercera generación de bronxites (hijos del Bronx), bilingüe, de modestos orígenes, y defensora de las causas de la izquierda, desde la legalización de inmigrantes hasta el feminismo o el antirracismo más militante. Además, es muy fotogénica, y sabe usar las redes sociales. 

Y ahora, Ocasio-Cortez pareceser la chica adecuada para el momento adecuado en el país adecuado. Primero, es mujer, de modo que ya tiene a una buena parte del electorado de su parte, en una época en que la causa femenina ha ganado impulso especial. Segundo, quiere ser la voz de los más pobres en el país más rico del mundo, pues defiende la atención médica universal y una garantía federal del empleo, lo cual incrementa su electorado entre los negros, los latinos y humildes, en un momento en que el país sufre su mayor tasa de paro desde la posguerra. Tercero, representa a la cada vez más poderosa minoría latina o hispana, que ya es, después de los blancos, la de mayor peso en el país. De hecho, ella habla español e inglés perfectamente, lo cual sabe usar alternativamente en las entrevistas con emisoras, blogueros o youtubers latinos. Y cuarto, defiende la abolición del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para garantizar los derechos de "nuestros hermanos y hermanas inmigrantes", como dijo en español ante el bloguero Residente. 

Pero que sea tan popular en determinados sectores, no significa que sea "la estrella del mambo" de la política. Para los conservadores norteamericanos es lo contrario de lo que desean. Por ejemplo, cuando se empezaron a tumbar estatuas ligadas al pasado esclavista de EEUU, Ocasio-Cortez escribió el Twitter: "La gente realmente necesita preguntarse por qué sus comunidades optaron por erigir estatuas a los esclavistas en lugar de abolicionistas". 

La respuesta de los conservadores norteamericanos fue clara: porque son los padres de la patria. Washington, Jefferson, Madison, Monroe… Todos ellos pusieron los fundamentos de lo que hoy es EEUU y todos ellos eran esclavistas. "¿Por eso vamos a tirar las estatuas?", le peguntaba a Ocasio-Cortez un republicano afroamericano. 

A quien le guste ver un poco más allá de los acontecimientos, Estados Unidos está afrontando ahora un choque de su "narrativa": las leyendas y los mitos de EEUU que aprenden los niños en la escuela están protagonizados por blancos de origen europeo que promovieron la Guerra de la Independencia, redactaron la Constitución, y fundaron las bases del país en 15 años cruciales. Si tumbamos esos mitos, ¿no estamos tumbando nuestros mitos fundacionales? ¿Desaparecerá lo que nos une?, se dicen muchos estadounidenses. 

Para Ocasio-Cortez todos esos nombres no representan a la nueva América. Lo mismo les sucede a muchos latinoamericanos, para quienes la conquista española de América no representa lo más auténtico de su pasado porque muchos de ellos también proceden de culturas indígenas. En cualquier caso, los cazatalentos de la política y los periodistas siguen a esta mujer con carácter que seduce a las masas con sus vídeos colgados en redes sociales, y que promete un cambio de modelo, y quizá de país. Dará mucho que hablar y, con 30 años cumplidos, le queda un futuro que la historia dirá si será brillante o se estrellará en el camino.

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