Esta es la América que desenterró Trump y que le ha hecho presidente

El candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ha logrado en 21 meses de campaña electoral capitalizar el descontento y el pesimismo de más de un 40% de los estadounidenses, un porcentaje suficiente para vencer a su rival Hillary Clinton. La recuperación económica no ha llegado a muchos hogares americanos pese al bajísimo paro, los salarios de la clase media se han estancado, y el hartazgo hacia el establishment, encarnado por Hillary como nadie han hecho el resto. Trump ha prometido aranceles contra los chinos, ha señalado que tendrá más mano dura con el EI, ha prometido deportar a los inmigrantes sin papeles que no tengan un perfil interesante para EEUU y ha señalado que construirá un muro con México. Y parte de los latinos, temerosos de perder lo que tienen, también le han dado su apoyo.Millones de votos de indignadosLos votantes del magnate, totalmente entregados, han respaldado un discurso políticamente incorrecto, en el que la rabia y le populismo ha estado presente de forma constante. De esa forma, Trump ha conseguido desenterrar la América más profunda y sumar a sus filas millones de votantes rabiosos e indignados, muchos recelosos con las minorías y dispuestos a acabar con las bases del sistema de EEUU.El odio, reforzado por los efectos de una profunda crisis económica de la que muchos no se han recuperado, han cotizado al alza en Estados Unidos, pero no lo suficiente. En campaña, Trump ha sido capaz de manejar un lenguaje hostil con los inmigrantes, los musulmanes o los delincuentes, muy parecido, pero no igual, al que emplean los supremacistas blancos.Eso le ha permitido cosechar votos entre muchos republicanos conservadores y, al tiempo, contentar a muchos votantes de extrema derecha. Sus propuestas de cerrar las fronteras a los musulmanes y expulsar a los inmigrantes irregulares han sido respaldadas por un buen número de votantes, que ven a sus vecinos extranjeros responsables de muchos de sus males.Te puede interesar: El próximo presidente gobernará los Estados más Divididos de AméricaEl perfil del votante de TrumpDurante toda la campaña se ha intentado dibujar un perfil tipo de los estadounidenses que han respaldado a Trump. El republicano ha sabido conectar con el malestar de la clase trabajadora blanca, con salarios bajos, poco formada y, en muchos casos, xenófoba. Pero no todos los votantes tienen ese perfil.Hace unos meses The New York Times analizaba quien era el votante potencial de Trump y se concentraba en las regiones que dependen más de la llamada vieja economía (agricultura, construcción, industria, comercio) y también en adultos desempleados.El sentimiento de pérdida de su clase social figuraba de forma constante en las respuestas de los electores sobre su propia situación financiera y veían como su salvación a Trump.También ha tenido el respaldo de los republicanos conservadores, de feligreses de iglesias evangélicas, determinadas élites y una derecha extrema, muy numerosa, que durante años ha evidenciado su odio a través de las redes sociales.Más que una clase social, Trump ha conseguido unir el rechazo a las minorías y a los extranjeros, aunque sorprendentemente un 3% de los afroamericanos le votó y, también, un porcentaje destacable de latinos.Un insulto les unió: son los deplorablesDurante la campaña electoral, Clinton insultó a los votantes de Trump cuando dijo que la mitad de seguidores de Trump entrarían en lo que ella llamaría 'la cesta de deplorables: racistas, sexistas, homófobos e islamófobos' y la otra mitad son gente 'defraudada' con el sistema que tan solo busca un cambio.El lenguaje duro del showman Trump, su lenguaje llano, sus discursos de barra de bar, sus mensajes machistas y racistas y su llamada a la unidad de los americanos han contribuido precisamente a dividir a América.

Trump ha despertado la rabia contra las élites políticas, económicas y periodísticas y prometió  expulsar a millones de inmigrantes indocumentados y obligar a México a sufragar la construcción de un muro en la frontera. Se alineó con la Rusia de Putin, apoyó la tortura a los terroristas y arremetió contra los tratados de libre comercio, un discurso que asustó a Europa y a la mitad de estadounidenses, pero que desató el fervor.

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