Anders Breivik: el asesino en masa que planificó su ataque durante cinco años

    • Este miércoles se cumplen cuatro años desde que Anders Breivik llevara a cabo la masacre más sangrienta en Noruega en los últimos años.
    • Brevik llevó a cabo la matanza de 77 personas tras preparar un minucioso plan durante los últimos cinco años.
El asesino en masa Anders Breivik
El asesino en masa Anders Breivik

Había planeado el ataque durante cinco años. Para ello, en la primavera de 2011, se había mudado al campo, asegurando a sus amigos que quería cultivar remolachas de azúcar. Su plan, como quedó claro un par de meses más tarde, era otro: durante los meses que pasó en el campo antes de perpetrar el asesinato en masa el 22 de julio de 2011, Anders Breivik, el asesino de Utoya, trazó una cuidada operación.

Construyó una bomba que luego mataría a 8 personas y heriría a más de 200. Se entrenó, corriendo con mochilas con pesos, para la segunda parte de su ataque, su "misión". Tras el ataque bomba, Breivik mató, de forma sistemática y sin dudarlo, a 67 personas más en la isla de Utoya. Cuando la policía llegó a la isla, Breivik se identificó: "Soy un comandante de los Caballeros Templarios de Europa: somos parte del movimiento anti comunista y de resistenia noruego contra la islamización de Europa y Noruega".

Anders Breivik sigue en la cárcel, cuatro años después de perpetrar el peor ataque que ha sufrido Noruega en décadas. Está condenado a 21 años de prisión, el máximo permitido en el país, pero lo más probable es que no logre salir nunca. Cuatro años después de matar a 77 personas, (dos murieron al huir de él en la isla de Utoya), no ha mostrado ningún arrepentimiento.

Un extremista de ultra derecha, Anders Breivik mató a 77 personas. Sus amigos contaron ante el jurado que había expresado, antes del ataque, su rechazo al Islam, y que había empezado a escribir un libro sobre ello. Había acusado al Partido Laborista de permitir una inmigración en masa al país. El mismo día de los ataques, Breivik publicó su manifiesto. En su documento: '2083: una declaración europea de independencia', el terrorista describía su ideología extremista. Llamaba al Islam y al Marxismo cultural "el enemigo", y pedía la deportación de todos los musulmanes de Europa. Según aseguró, el objetivo de sus ataques era dar publicidad a su manifiesto y a su ideología.Un año sabático para jugar a 'World of Warcraft'

Y según él, llevaba cinco años planificando el ataque. Durante ese tiempo se unió a un club de tiro de Oslo, viajando por Europa en búsqueda de munición y armas. Comenzó a comprar uniformes militares, equipamiento y fertilizante en internet. Todo ese tiempo, Breivik estaba en el paro. Se había mudado de su piso compartido para regresar a casa de su madre, que acababa de divorciarse. Ese año, 2006, anunció que iba a pasarse un año 'sabático' jugando al videojuego World of Warcraft. Se merecía un descanso, aseguró. Desde que dejó la escuela, había trabajado en centros de llamada, había montado fraudes y empresas que no lograron a cuajar. Llegó incluso a intentar viajar a Liberia para comprar diamantes. No tuvo éxito.

Su decisión de pasarse un año jugando al videojuego era parte de su camino hasta la masacre: según aseguró al jurado que lo condenó, lo hizo "teniendo en mente la acción suicida que se avecinaba... no quería tener ningún arrepentimiento de haberme perdido algo". No quería tener contacto con el mundo real: lo hacía también para evitar la normalidad y transformarse así en un asesino de sangre fría. "Si vas a ser capaz de ejecutar una acción tan sangrienta y horrenda, necesitas trabajar sobre tu mente, tu psique, durante años", aseguró.

El proceso de Breivik hasta el ataque había sido largo. Aseguró en el juicio haber tenido al menos 20 enfrentamientos con musulmanes en las calles de Noruega. Él argumenta que su proceso de radicalización fue provocado: aseguró que intentó 'luchar' contra la inmigración de manera legal: se unió al Partido Progresista de Noruega, se hizo masón, mandando cartas a los periódicos, comentando en foros de internet. Hasta 2006, defendió durante su juicio, no tenía ninguna intención de llevar a cabo ningún ataque violento. En 2006, comenzó a pensar en un ataque, harto de los que definía como "guerreros de teclado".

En el juico que lo condenó a 21 años de cárcel, se evaluó su estado mental. Aunque una primera evaluación estimó que tenía esquizofrenia y paranoia, la indignación popular, que no quería que fuera enviado a un centro mental en vez de a la cárcel, hizo que el juez del caso pidiera una segunda evaluación. Esta lo declaró sano, para alegría de Breivik.

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