Angustia e incertidumbre: Las familias de los tripulantes quieren la verdad

  • "Es muy doloroso no saber dónde está mi hermano, en qué condiciones, si está vivo o si falleció", declara entre sollozos.
Angustia, dolor e incertidumbre: Las familias de los tripulantes quieren la verdad
Angustia, dolor e incertidumbre: Las familias de los tripulantes quieren la verdad
EFE

Los familiares de uno de los 44 tripulantes del submarino argentino ARA San Juan, desaparecido en el Atlántico desde hace once días, esperan con angustia saber si "está vivo o falleció" y, con la "gota de esperanza" que aún les queda, recuerdan cómo le decían que conocía el buque "mejor" que su casa.

"La esperanza se va perdiendo, pero hasta que no aparezca algo que me diga.. 'están o no están'... estamos en un punto de incertidumbre que no sé si estoy de velorio o de esperanza o que en cualquier momento tengo un notición y hacemos una fiesta", explica Carlos, hermano del teniente de navío Fernando Mendoza.

Hasta el momento, la Armada, de la que depende el submarino, insiste en que por cautela y hasta que no se encuentre la nave, en lo que trabajan medios aéreos, navales y logísticos de Argentina y otros trece países, no se pueden hacer "conjeturas" respecto a cuál puede ser el estado actual de los marineros.

Sin embargo, con el paso de los días y tras conocerse que poco después de perderse la comunicación con el buque, el día 15, se registró una explosión cerca de la zona donde fue detectado por última vez, muchos familiares dan por hecho que no hay supervivientes.

"No tengo motivos para estar feliz, no tengo motivos para estar triste... no sé qué pensar. Hasta que no vea una imagen, algo, lo encuentren o digan...'explotó porque tuvo un cortocircuito o fue un misil como dicen algunos'... fue un misterio no se sabe", añade Carlos.

La familia relata cómo Fernando, jefe de máquinas del ARA San Juan, "desde que terminó la secundaria quería estar en la Armada", donde trabaja desde hace "17 o 18 años", siete de ellos en el submarino ahora desaparecido.

"Yo siempre le cargaba (bromeaba)... 'conocés más el submarino que el interior de tu casa'", rememora su hermano, quien habló con Fernando por última vez cuando estaba en Ushuaia, de cuyo puerto partió el submarino el pasado día 13 con destino a su base oficial en la bonaerense ciudad de Mar del Plata, adonde nunca llegó.

"Coordinamos para juntarnos acá en Mar del Plata, como hacemos siempre la familia. Nos encontramos con esta noticia ... y bueno", lamenta, convencido de que "todavía queda una gota de esperanza".

Karina, su hermana, sin poder contener la tristeza, manifiesta la "angustia, el dolor y la incertidumbre" de no saber qué pasó.

"Nosotros estamos esperando que encuentren el submarino, porque no sabemos si despedir a nuestro hermano o recibirlo", afirma.

"Es muy doloroso no saber dónde está mi hermano, en qué condiciones, si está vivo o si falleció", declara entre sollozos.

Por su parte, Juan Carlos, el padre de familia, se mantiene optimista: "Es una incertidumbre, sí. Ahora lo estamos esperando con vida. Dios quiera que dios lo devuelva".

En la Base Naval de Mar del Plata, decenas de familiares de los tripulantes esperan conocer noticias de sus allegados, acompañados por equipos de psicólogos y con el cariño de la multitud de vecinos de la ciudad que, con alrededor de 600.000 habitantes, se mantiene en vilo por la suerte de los 44.

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