Apocalipsis climático: el fuego contamina el aire en grandes ciudades de Australia

Sídney, envuelta en una capa de humo por los incendios
Sídney, envuelta en una capa de humo por los incendios
EFE

La oleada de incendios que lleva arrasando Australia desde principios de mes mantiene en jaque a las autoridades, incapaces de frenar el avance de las llamas, especialmente en la zona de Nueva Gales del Sur, una de las regiones más importantes del país y en la que se encuentra la ciudad más poblada, Sídney, con 4,5 millones de habitantes. El problema se agrava porque los vientos de más de 100 kilómetros por hora y las temperaturas récord que se están registrando en Australia avivan los fuegos y evidencian las consecuencias más extremas del cambio climático... como la contaminación por culpa del humo que ha llegado a las grandes ciudades y que supone un serio riesgo para la salud.

Ahora mismo, hay al menos 60 focos activos solo en la región de Victoria, donde se ha desplazado esta inusual ola de calor acompañada de vientos de hasta 100 kilómetros por hora. Un drama al que incluso han contribuido algunos pirómanos, como un joven de 16 años que hace unos días provocó un incendio que terminó arrasando 36 viviendas, aunque sin víctimas. El problema es que, desde que el comienzo de la oleada de incendios, al menos cuatro personas han muerto.

Es cierto que los peores incendios vividos en el país oceánico en las últimas décadas ocurrieron en 2009, también en Victoria, causando 173 muertos y 414 heridos. Sin embargo, a pesar de que la magnitud de este drama no es comparable (de momento) a la de entonces, hay que recordar que aquella oleada de incendios ocurrió a principios de febrero (en los días de más calor del verano austral).

La semana pasada, la calidad del aire llegó a máximos, cuando se registraron 221 microgramos de partículas por metro cúbico en Sídney, mientras que el Valle del Hunter (pocos kilómetros al norte) la cifra se elevó hasta los 306 microgramos por metro cúbico. Por eso, las autoridades llevan desde entonces advirtiendo de los altos niveles de contaminación en el aire de las grandes ciudades del sur de Australia. Y, aunque no se han tomado medidas drásticas como prohibir salir a la calle, sí se han llegado a cerrar 600 colegios en todo el país, no solo por la contaminación, sino también por el avance de los incendios.

Una emergencia climática que podría ir a peor

Australia, situada en las antípodas de España, se encuentra ahora mismo en los últimos días de primavera -el verano comienza el 1 de diciembre-, por lo que ni siquiera ha empezado la época de más calor del año. No obstante, los servicios meteorológicos llevan varios días registrando temperaturas récord e, incluso, en el norte de la región de Victoria -en la que se encuentra Melbourne y que es limítrofe con Nueva Gales del Sur- ya se han alcanzado los 40 grados centígrados. El récord absoluto de temperatura en Victoria durante un mes de noviembre se alcanzó en 1894, con 40,9 grados.

No es de extrañar, por tanto, que el Bureau of Meteorology -el organismo meteorológico estatal que declara estados de alerta por calor o lluvias extremas- haya registrado varios récords de temperatura durante el mes de noviembre en varias localidades: en Lameroo se ha llegado a los 44 grados centígrados; en Murray Bridge, a los 45,3 grados; mientras que en Nullarbor el mercurio ha llegado hasta los 46,6 grados.

En este sentido, algunos científicos están dando la voz de alerta sobre lo que se avecina en Australia, no a largo plazo, sino incluso durante este mismo año. Por ejemplo, la experta en salud climática de la Universidad Nacional de Australia, Liz Hanna, advertía la semana pasada de los peligros, predecibles y desconocidos, a los que se enfrenta la población, ya que en el mejor de los casos "el humo [de los incendios] puede amplificar las condiciones preexistentes, pero también desencadenar respuestas en personas que no saben que tienen alguna patología". Por eso, tanto Hanna como la mayoría de activistas por el clima en Australia exigen medidas efectivas para frenar esta crisis climática.

Otro problema añadido es el impacto de esta oleada de incendios sin precedentes para la biosfera. Australia, conocida por su biodiversidad única en el mundo, podría ver afectados muchos ecosistemas clave. Por ejemplo, una de las especies más amenazadas es el koala, un animal muy vulnerable que se está enfrentando indefenso a los devastadores incendios. Y, aunque no hay cifras oficiales, los expertos creen que el número de koalas fallecidos puede superar los mil.

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