El origen de las revueltas

Arde Colombia: por qué ha explotado la economía más estable de Latinoamérica

Pese a sus envidiables cifras económicas, el país no contaba con recursos para afrontar los gastos necesarios para ayudar a las empresas y a la población, especialmente a los más pobres. Ahí empezó todo.

EFE
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Colombia ha tenido en los últimos años unas envidiables cifras económicas que la distanciaban de sus países vecinos: menos recesiones, no ha sufrido el ataque de la hiperinflación y ha pagado su deuda externa en los últimos 80 años. Un informe de Moody’s de 2019 lo señalaba como el país con la moneda más estable, el peso colombiano. Sin embargo, 2020 ha sido un año nefasto. Tras crecer un 2,5% en 2018, y un 3,3% en 2019, la economía retrocedió un 7% a causa del coronavirus y el confinamiento del país. Pero ha habido algo peor: debido a su débil sistema de recaudación, el país no contaba con recursos para afrontar los gastos necesarios para ayudar a las empresas y a la población, especialmente a los más pobres. Y ahí empezó todo.

¿Cuál fue el origen de las revueltas sociales?

Para ayudar a los más desfavorecidos, el Gobierno del presidente Iván Duque (derecha) aprobó en abril una reforma tributaria que iba a recaer sobre el 40% de la población más rica (la clase media y la clase alta). Los impuestos recaudarían unos 25 billones de pesos (5.500 millones de euros) y la tercera parte de ellos se destinaría a financiar el Ingreso Solidario, que consiste en dar 160.000 pesos a las familias más pobres, las cuales han sufrido las consecuencias económicas de los confinamientos. La idea del Gobierno era ayudar al menos a 3 millones de familias necesitadas, que no reciben otros subsidios.

¿Por qué se rebelaron los colombianos?

El 28 de abril, semanas después de la reforma fiscal, el Comité Nacional del Paro, que integra a organizaciones sindicales y obreras, convocó una huelga nacional. Los organizadores plantearon al Gobierno una serie de exigencias que iban mucho más allá de la reforma fiscal: exigían, aparte de una renta básica mensual permanente para las familias más vulnerables, retirar un proyecto de ley de salud que se estaba discutiendo en el Congreso, acelerar el proceso de vacunación, inmunizar a todos los docentes del país, eximir de pagar matricula en las universidades públicas, crear subsidios para las pequeñas y medianas empresas, detener las privatizaciones, congelar las erradicaciones forzosas de cultivos ilegales (coca), desmilitarizar las ciudades, proteger la producción nacional agrícola, industrial y artesana, suprimir la discriminación por sexo y étnica, y detener la aspersión con glifosato de los cultivos de coca (una técnica para arruinar a los que planten coca, pero que abrasa la tierra cultivable). Todo ese plan fue valorado por los expertos en unos 80 billones de pesos (17.700 millones de euros), tres veces más de lo que esperaba recaudar Duque con su reforma fiscal.

¿Qué sucedió en las jornadas de protestas?

Pero desde el mismo día en que se convocó el paro nacional (28 de abril), ocurrieron ataques a medios de comunicación considerados progubernamentales en Bogotá, saqueos de supermercados en otras ciudades, quema de sucursales bancarias, ataques a comisarías de policía, derribo de estatuas de conquistadores españoles y de expresidentes colombianos, bloqueos de calles con barricadas, incendios de alcaldías y hasta intentos de asalto al Capitolio Nacional, sede del Congreso.

¿Por qué derivaron en violencia?

Nadie esperaba que las protestas derivasen en actos tan violentos. Los analistas piensan que todo ello se debe a un estado subterráneo de presión popular contenida debido a los largos meses de confinamiento, a las limitaciones de movilidad, al empobrecimiento general, a la quiebra de empresas, a la gigantesca desigualdad económica que arrastra el país desde hace muchas décadas y a la desesperanza de los jóvenes. Al paro se unieron comunidades de indígenas que exigían igualdad y justicia social, y el fin de la discriminación.

¿Quién dirige las revueltas?

Al principio, las organizadores de la rebelión eran sindicatos y asociaciones obreras e indígenas integradas en el Comité Nacional del Paro. Pero esas organizaciones no habían previsto que las manifestaciones desembocasen en crudos desórdenes sin líderes definidos. Muchas de las manifestaciones están organizadas por grupos de jóvenes en paro, antisistema o personas que se unen espontáneamente a las protestas.

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¿Cómo ha reaccionado el gobierno de Duque?

El Gobierno envió a la policía contra los manifestantes más extremistas, lo que ha causado hasta ahora más de 40 muertos. A su vez esas muertes han provocado la ira de las masas y ha radicalizado las protestas. El 2 de mayo el Gobierno retiró la reforma tributaria y afirmó que abriría mesas de diálogo. El 3 de mayo renunció el ministro de Hacienda. A partir de esa fecha se han celebrado reuniones de representantes del Ejecutivo con representantes sindicales y de diferentes sectores económicos y sociales. Pero las reuniones no han dado muchos frutos. El alcalde de Cali convocó una reunión con jóvenes que habían estado en primera línea de las barricadas pero los jóvenes se levantaron de la mesa de negociación. Muchos jóvenes no tienen claro por qué se manifiestan, como se demostró en aquella caótica reunión con el alcalde de Cali.

¿Cuánta pobreza hay en Colombia?

Las diferencias sociales, como en muchos países de Latinoamérica, son tan acusadas que no hay nada comparable en Europa. El 42,5% de la población es pobre, y lo peor de todo es que durante la pandemia los pobres aumentaron en 3,6 millones de personas. Muchos de ellos son vendedores callejeros que viven de la venta diaria de comida o cualquier artesanía. Pero al decretarse el confinamiento del país desde marzo de 2020, se quedaron sin su fuente de ingresos. Las cifras del incremento de la pobreza han sido tan terroríficas que la revista 'Semana' calificó 2020 como "el año más nefasto". "La pobreza extrema es aún más alarmante. En el país hay ahora 7,4 millones personas que no logran ni siquiera la ingesta calórica mínima", decía la revista basándose en un informe oficial. Todo eso puede explicar la idea de que Colombia era un polvorín. Y como todos los polvorines, una pequeña chispa puede detonarlo.

¿Cómo es la sociedad colombiana?

La población colombiana está dividida en seis estratos, en los cuales el 1 es el más pobre, y el 6 el de la clase más pudiente. Esa división se empezó a usar para establecer el precio de las viviendas en función de la zona. Luego, con esa denominación se accedían a precios subvencionados de los servicios públicos como el agua y la luz, según el estrato. Es decir, los estratos altos pagan a los estratos más bajos mediante las facturas de los servicios básicos.

¿Qué influencia tienen los estratos?

En Colombia, todo se calcula según el estrato, desde las matrículas de la universidad, hasta el acceso a medicamentos. La gente se define con su estrato de forma que en los anuncios de los periódicos, si alguien busca compañía, dice su estrato junto a su sexo, la edad o la contextura física. El estrato es la identidad. Es el DNI. En el argot popular se llega a calificar a una persona diciendo: “Lleva zapatos de estrato 1”. O bien, cuando alguien se comporta mal se dice: “Se le notó el estrato”. Y si alguien es muy pobre, se le califica sarcásticamente como “de estrato 00”.

¿Cuáles son los aspectos fundamentales de Colombia?

Desde los años 50 del siglo pasado Colombia ha sufrido un conflicto armado que ha causado más de 200.000 muertos. También ha sido y es uno de los mayores nodos del narcotráfico, pues produce cada año más de 900 toneladas de cocaína, en sus 212.000 hectáreas de cultivo. Cada día mueren asesinadas unas 30 personas. Se hurtan 43.000 coches al año y la tasa de crímenes en general (hurtos, robos con violencia, agresiones) es de 1,1 millones al año. Los mercados se han dado cuenta de esa debilidad y han castigado a Colombia: el peso colombiano se ha devaluado un 11% en lo que va de año. Es la segunda moneda más devaluada del mundo, solo detrás de Venezuela.

¿Cuáles son los datos económicos fundamentales?

La deuda externa colombiana ha pasado de 140.000 millones de dólares a 156.000 millones en un año: hoy equivale al 58% del PIB. Los bonos colombianos están rozando la zona de bonos basura, lo cual significa que los inversores tienen poca confianza en que ahora Colombia sea capaz de responder a sus compromisos. La deuda pública de Colombia es de 189.000 millones de dólares, lo que equivale al 71% del PIB.

¿Cuáles son las fortalezas de la economía colombiana?

Es la cuarta economía de Latinoamérica (265.000 millones de dólares en 2020, según el Banco Mundial), y supera en renta per cápita a Brasil, México y Argentina. Tiene puertos en dos océanos (Pacífico y Atlántico), una gran población (casi 50 millones de personas), abundantes recursos naturales (café, petróleo y gas, carbón, oro), potencial turístico significativo y estabilidad institucional, resaltaba un informe de Coface, una firma francesa de crédito y de análisis de riesgo. Tiene además una importante industria turística.

¿Qué va a pasar en el futuro?

A pesar de que el saldo de la violencia policial es cruel (más de 40 muertos) el Gobierno de Iván Duque quiere negociar con los descontentos. El mejor ejemplo es que ha retirado la reforma fiscal, y ha hecho dimitir al ministro de Hacienda. También debería revisar si la reforma fiscal era justa porque con ella pagaba mucho más la clase media que la alta. También debería reformar su política de comunicación porque la reforma fiscal tenía por objetivo ayudar a los que menos tienen, pero parece que los manifestantes no lo han entendido así. Aparte de equilibrar las cuentas, Duque tiene más desafíos como atacar la corrupción (desde la policía hasta los políticos), y los privilegios de la clase alta. Y sobre todo, disminuir la brecha social, y continuar con el progreso que se ha logrado en el país en los últimos años. “No es cierto que en Colombia todo es un desastre, que no hay futuro y que todo va a peor en general”, dice Marcial Muñoz, un periodista español que dirige confidencialcolombia.com. Para él, los indicadores socioeconómicos del país han mejorado década tras década. "Los cambios no son todo lo rápidos que uno quisiera, pero hoy en día un joven de condición socioeconómica baja, o incluso muy baja, tiene las opciones intactas de subirse al ascensor social", añade Muñoz. El periodista afirma que los jóvenes tienen muchas más posibilidades que sus padres y sus abuelos. "Estudiando, trabajando, peleando, el joven colombiano puede llegar a ser profesional, y cuando uno es profesional multiplica sus opciones de éxito laboral en la vida".

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