Arte moderno a partir de pintores clásicos

  • Lee Cheng-dao es uno de los artistas más conocidos en Taipéi, cuando tenía 21 años visitó el Louvre donde descubrió a Rembrandt, Ingres o Rubens, fueron su inspiración. Su profesor no quedó convencido, aunque ahora vende el ochenta por ciento de sus obras.
Lee Cheng-dao es uno de los artistas más conocidos en Taipéi, cuando tenía 21 años visitó el Louvre donde descubrió a Rembrandt, Ingres o Rubens, fueron su inspiración.
Lee Cheng-dao es uno de los artistas más conocidos en Taipéi, cuando tenía 21 años visitó el Louvre donde descubrió a Rembrandt, Ingres o Rubens, fueron su inspiración.
Getty
Jonathan Adams | GlobalPost

(Taipéi, Taiwán). Hace unos siete años, cuando tenía 21 años, el pintor taiwanés Lee Cheng-dao viajó con su padre, también un consumado artista, al parisino Museo del Louvre.

Lee había iniciado su carrera como pintor, y su padre quería que viese con sus propios ojos lo mejor de lo mejor. Durante varios días, padre e hijo estudiaron a los grandes maestros: Rembrandt, Ingres, John Singer y Rubens.

"Es muy difícil que las pinturas originales viajen a Taiwán", nos dice Lee en su estudio en Taipéi. "Así que fuimos de pintura en pintura, mirándolas todas. El museo estaba abierto algo así como entre las 10 de la mañana y las 10 de la noche, y estábamos allí todo el tiempo".

Durante los años siguientes, de nuevo en Taiwán, Lee comenzó a aplicar las técnicas sofisticadas de los maestros de luz y sombras a temas terrenales y a veces arriesgados, como un grupo de jugadores de mahjong o de billar, gente obesa, chicas en un karaoke...

A menudo introduce en sus obras detalles de la cultura "taike", término que se usaba antes de manera peyorativa para la cultura taiwanesa de la clase baja, y que ahora se ha convertido en un baúl de modernidad: las botellas de la cerveza Taiwán, tatuajes, chancletas, camisas de flores, cigarrillos baratos, cascos de moto, etcétera.

"La cultura taike es la cultura propia de Taiwán, la que ha desarrollado por si misma", explica Lee. "Es de pueblo, muy hortera, pero es el estilo propio de Taiwán".

La mezcla resultante de una técnica depurada y temas populares le han convertido en uno de los pintores jóvenes emergentes más valorados de Taiwán. Su estilo es caprichosamente irónico. Lee es uno de los varios artistas que reflejan y promocionan una particular identidad taiwanesa que ha cobrado significativa fuerza en la última década.

Lee participó en una exposición colectiva en 2007 con otros tres artistas también vinculados a la tendencia taike. Su primera muestra individual fue en 2009.

Pintar temas más corrientes, del día a día, es algo que se remonta a Jean François-Millet, quien revolucionó a sus estirados colegas contemporáneos al pintar campesinos trabajando en los campos en lugar de los típicos temas de dioses y héroes, figuras bíblicas o dioses y emperadores.

Los temas elegidos por Lee no se ganaron los elogios de inmediato de todo el mundo. Entre los escépticos se encontraba su profesor más destacado. "Mi profesor creía que mis pinturas no eran muy buenas", recuerda Lee. "Eran demasiado informales".

"Al principio pensaba que tenía que pintar cosas más bonitas, temas más grandiosos, no cosas tan irónicas", dice Lee. "Pero más tarde empezó a pensar que no estaba tan mal, y que hay gente que compra estas pinturas. Hoy la gente es diferente, y puede aceptar este tipo de arte".

De hecho, se lo quitan de las manos. Lee dice que vende el 80 por ciento de sus trabajos, lo que le permite ganar lo suficiente como para vivir solo de la pintura, al menos hasta ahora, que el servicio militar le obliga a interrumpir su trabajo.

Lee terminó su formación básica de entrenamiento en julio, y ahora empieza los 10 meses de mili obligatoria que tienen que cumplir todos los jóvenes de Taiwán.

Durante la entrevista en su estudio Lee mostraba todavía el moreno oscuro y el corte de pelo del entrenamiento militar, además de unas modernas chancletas, gafas RayBan rojas, bermudas tipo cargo y una camiseta con la silueta de Los Ángeles de Charlie y la frase en inglés "I feel welcome here", que según él pertenecía a su hermano.

"Si fuese más joven podría integrarme de inmediato en la vida militar", asegura Lee. "Pero como ya soy mayor, no puedo dejar de pensar en las cosas de afuera, en lo que están haciendo mis amigos, lo que están pintando y en las exposiciones que se están montando".

Dice que encontró formas de adaptarse a la vida en el Ejército escribiendo largas cartas y despertándose a las 4.30 de la madrugada para tener un poco de tiempo para si mismo. Su sargento de prácticas descubrió que es artista y le pidió que redecorase la sala de estar del cuartel, lo que libró a Lee de otras tareas menos agradables. También pintó un retrato del sargento.

El estudio de Lee también sirve como aula para las clases de arte de su padre, y está lleno de las pinturas antiguas, libros de arte amontonados en estanterías, enormes fotografías a partir de las que hace sus trabajos, bustos clásicos, y una bicicleta de carreras apoyada en la pared de atrás.

La serie de pinturas con la que logró hacerse famoso, "King's Game" está inspirada en los grandes maestros, a los que les da un giro irónico. "La cena en Emaús"  de Caravaggio inspiró los cuadros "Toss and dice" y "Mah-jongg" de Lee. Otro cuadro del joven taiwanés, "Prince's dessert", recuerda el "Olympia" de Manet.

"No me gustan las cosas que son demasiado serias y que aburren a todo el mundo", dice. "Tan solo quiero coger temas simples y comunes y hacerlos muy 'jingcai'", dice Lee, utilizando una palabra que se podría traducir como "brillante" o "exquisito". "Quiero pintar cosas que la gente pueda entender. No creo que el arte tenga que ser tan serio".

"Puedes pensar que no es gran arte, sino que es arte corriente", continúa. "Pero en el mundo del arte contemporáneo a la gente no le preocupa mucho eso, así que tenemos más libertad".

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