Así afectan las elecciones de Francia al resto de Europa

  • Sarkozy y Hollande están evitando mencionar cualquier debate sobre las difíciles decisiones económicas a las que se enfrenta Francia y el resto de la zona euro. El temor es que, gane quien gane, pueda socavar el pacto europeo de disciplina fiscal de Merkel.
Sarkozy defiende su gestión de la crisis y Hollande le dice que prometió más
Sarkozy defiende su gestión de la crisis y Hollande le dice que prometió más
Paul Ames, Roma (Italia) | GlobalPost

Se suponía que debía ser una estrella de las elecciones francesas, pero a medida que la campaña ha entrado en su cuenta atrás hacia la primera vuelta del próximo domingo 22 de abril, Angela Merkel ha estado notablemente ausente de las maniobras políticas al oeste del Rhin.

La canciller alemana había anunciado que haría campaña en Francia para asegurar la reelección del presidente Nicolas Sarkozy, su compañero en la elaboración del ambicioso plan para ajustarse el cinturón diseñado para sacar a la eurozona de su crisis de deuda.

Eso nunca sucedió, a pesar de persistentes temores de los alemanes de que el principal rival de Sarkozy, Francois Hollande pudiera socavar el pacto europeo de disciplina fiscal de Merkel embarcándose en una disciplina de gastos sin freno del viejo modelo socialista.

Al final, los asesores de Sarkozy decidieron que sería mejor un distanciamiento de la austeridad "merkeliana" y concentrarse en su lugar en los votos que ya han demostrado ser ganadores en Francia, tales como ponerse duros con la inmigración y erigir barreras proteccionistas contra China y contra otros percibidos como "villanos" de la globalización.

Eso de compartir una plataforma con él, también le parecía un poco menos atractivo a Merkel.

Muchos en Europa están viendo las elecciones francesas con preocupación.

El temor es que ambos candidatos están evitando cualquier debate serio sobre las difíciles decisiones económicas a las que se enfrentan Francia y el resto de la zona euro.

"Tienen que reformar la economía francesa, el mercado laboral, las pensiones. Tienen que enfrentarse a otros desafíos pero no estoy seguro de que estén dispuestos a afrontar esos debates en Francia", dice Piotr Kaczynski, del Centro de Estudios Políticos Europeos, un grupo de expertos con sede en Bruselas.

"Nunca es fácil tomar esas decisiones, pero puede ser más fácil una vez que hayas tenido un debate público sobre ellos", sostiene.

El electorado francés muestra perennemente aversión a los movimientos para reformar su abundante mano de obra y los acuerdos de protección social, a pesar de que se acusa a normas como la semana laboral de 35 horas y los altos impuestos a las empresas o los costes sociales para los empleadores (que se sitúan a niveles superiores casi en el doble a los de Alemania) de ser los culpables del declive de la competitividad económica del país.

Aunque Sarkozy y Hollande están de acuerdo en que Francia necesita impulsar el crecimiento y equilibrar su presupuesto, no han preparado al electorado para las medidas dolorosas que puedan ser necesarias para conseguirlo.

En su lugar, Sarkozy se ha centrado en la protección de los mercados franceses de la competencia extranjera, mientras que Hollande se ha comprometido a aumentar los impuestos a los ricos para crear decenas de miles de nuevos empleos en el sector público.

Con Hollande encabezando las encuestas de opinión, Sarkozy en los últimos días ha estado emitiendo advertencias de que los planes de impuestos y de gastos de su rival pueden enviar a Francia al mismo camino de las víctimas de la crisis de los países del sur de Europa. 

"¿Ustedes quieren la izquierda? Entonces ustedes conseguirán una Grecia o una España", dijo Sarkozy en un mitin electoral la semana pasada.

Hollande ha estado tratando de tranquilizar a los líderes europeos de que sus demandas de un mayor compromiso con el crecimiento económico no darán lugar a despilfarros de gasto o a una desintegración del nuevo tratado destinado a garantizar la disciplina fiscal en la zona euro.

La prensa alemana ha informado de que, con un ojo puesto en las calificaciones de Hollande en las encuestas de opinión, la oficina de Merkel ha abierto contactos tentativos con el candidato socialista.

Si Hollande gana, será fundamental que establezca rápidamente una relación de trabajo con Merkel sobre cómo abordar la crisis del euro.

Ya de por sí nerviosos por España, Portugal e Italia, los mercados son propensos a lanzarse sobre cualquier signo de división entre Francia y Alemania en materia de disciplina fiscal, especialmente desde que  las elecciones griegas del próximo 6 de mayo se sumarán a la incertidumbre política.

"Si los mercados financieros se inquietan de nuevo, como lo han venido haciendo en los últimos tiempos, entonces se estrechará el margen político de maniobra de Francois Hollande en caso de que fuera elegido", apunta Thomas Klau, quien encabeza la oficina de París del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

"Cuanto más nerviosos estén los mercados, menos lujo se puede permitir de añadir más incertidumbre activando mayores tensiones con sus socios".

Los observadores europeos han descartado algunas de las declaraciones más polémicas de Sarkozy y Hollande como la retórica de campaña diseñada para que dejen de perder votos a favor de los candidatos de los extremos políticos.

Sarkozy se ve amenazado por el candidato de la derecha del Frente Nacional Marine Le Pen, mientras que Hollande se arriesga a perder votos en la primera vuelta por el bloque comunista de Jean-Luc Melenchon.

Pocos toman en serio la amenaza de Sarkozy de retirarse de la zona de la Unión Europea de libre circulación sin pasaporte, y su apelación a las medidas de proteccionismo comercial es poco probable que reúna el apoyo de otras naciones europeas.

"El reclamo de una Buy European Act (una Ley Europea de Compras) refleja la firme convicción francesa, compartida por todo el espectro de partidos políticos, de que el estado actual es la globalización es muy perjudicial para Europa", dice Klau.

"Esto se ve con cierto grado de preocupación por los defensores del libre comercio  del Reino Unido o de países como Alemania, que tienen un buen pronóstico de la situación actual. Esto no es un tema en la agenda al que Francia pueda aspirar a dar forma por sí sola", concluye.

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