Bastian Barnbeck, el surfista que cabalga olas para financiar colegios en Panamá

Ciudad de Panamá es una de las ciudades más modernas del mundo. Grandes rascacielos y edificios en los que brilla la arquitectura muestran al mundo la influencia financiera de un país que en enero salió de la lista de paraísos fiscales de la Unión Europea. El problema es que toda esta ostentación desaparece más allá de la capital, donde los niños ni siquiera tienen patios para jugar en los colegios. 

Las escuelas del país sufren la falta de multitud de recursos. Las infraestructuras están en decadencia, no hay patios en muchos de ellos y el sistema educativo es un desastre: pervive el sistema 'multigrado' en el que niños de entre 5-12 años se sientan en la misma clase para recibir una única formación. 

El Ministerio de Educación de Panamá no puede hacer frente a las reformas de las escuelas más allá de la capital, por lo que la educación de los niños queda en entredicho, abocada a un éxito casi imposible. 

Eso mismo pensó Bastian Barnbeck cuando llegó a Panamá en enero de 2016. Este surfista alemán inmerso en causas sociales y educativas desde su infancia dejó su trabajo en una multinacional del 'retail' para instruir en educación a las generaciones más jóvenes.

En la universidad ya había estado un año enseñando a niños franceses inglés y tutoriales de deberes, pero la situación de Panamá requería dar un paso más y para ello aunó sus dos pasiones: surf y enseñanza. 

Creó la 'Waved Foundation', una fundación que se dedica a mejorar las infraestructuras de los colegios de educación primaria del área de Pedasí, dar clases de inglés, así como clases de natación y surf a los más pequeños. 

"Descubrí que el surf es mucho más que un deporte. La comunidad del surf está muy unida, siempre aportando a las minorías con donaciones, limpieza de playas y  tablas a aquellos que no se las pueden permitir”, explica el surfista y emprendedor de 32 años en 'Lonely Planet'. 

¿Cómo recaudan el dinero la 'Waved Foundation'? Las principales fuentes de ingresos son los patrocinadores, a los que hay que sumar los eventos organizados en clave de surf. 

El más conocido es el de "una ola, un dólar", en el cual cada una de las empresas participantes en el evento aportan un euro a la fundación por cada ola que los surfistas sean capaces de cabalgar. “Colocamos un contador en una tienda en la playa y este cuenta las olas cabalgadas hasta el final", señala.  

En este tipo de acontecimientos acostumbran a participar surfistas profesionales así como todos aquellos amateurs que quieran hacerlo. Las donaciones libres están abiertas todo el año para conseguir mejorar la educación de los niños de Panamá.