Boris Johnson, contra los 'comunes' y el Congreso de EEUU por el Brexit 'duro'

  • La cámara estadounidense ya ha anunciado que vetará un acuerdo comercial con Reino Unido si el Brexit altera los Acuerdos del Viernes Santo.
Boris Johnson, en el Parlamento británico
Boris Johnson, en el Parlamento británico
EFE

A Boris Johnson se le atragantan los trámites parlamentarios en Reino Unido... y en EEUU. Y eso que solo lleva una semana como inquilino en el número 10 de Downing Street. Por un lado, porque la Cámara de los Comunes previsiblemente bloqueará un eventual Brexit 'duro' en el caso de que no se llegue a un nuevo acuerdo con Bruselas antes del 31 de octubre, la fecha límite establecida en la última prórroga firmada por Theresa May con la UE. Y, en segundo lugar, porque el Congreso de EEUU ya ha anunciado que vetará un acuerdo comercial con Reino Unido si el Brexit altera los Acuerdos del Viernes Santo o establece una frontera 'dura' en Irlanda.

Hace unos días se conocía el primer varapalo para Boris Johnson: los analistas políticos de Reino Unido consideran que hay entre un 60% y un 70% de probabilidades de que el flamante primer ministro rompa su promesa en la campaña de las primarias 'tories' de salir de la UE con o sin acuerdo. Es más, Samuel Tombs de Pantheon Macroeconomics (quien ya predijo contra todos los pronósticos que Theresa May perdería escaños en las elecciones de 2017, y acertó) da un pronóstico aún más desfavorable: hay un 90% de probabilidades de que el Brexit 'duro' de Boris Johnson no prospere.

La razón es bastante evidente. Boris Johnson necesita al Parlamento británico tanto para aprobar un acuerdo con la UE (ya sea un nuevo texto o el ya firmado por Theresa May con Bruselas) como para ejecutar un Brexit sin acuerdo. Ni siquiera le serviría de nada intentar suspender la Cámara de los Comunes, ya que el pasado 18 de julio los diputados aprobaron una cláusula para evitar precisamente que el primer ministro puentee el trámite anulando sus funciones parlamentarias. En este contexto, lo que se vote en la cámara será de obligado cumplimiento para Boris Johnson.

Otro problema añadido con el Parlamento británico es que en las votaciones previas, en enero y marzo, se ha aprobado hasta en dos ocasiones una enmienda que aboga por no salir de ningún modo de la UE sin un acuerdo. O, lo que es lo mismo, que la cámara ya ha expresado reiteradamente su rechazo a un Brexit 'duro'. Esto implica que, salvo sorpresa mayúscula, los 'comunes' rechazarán de nuevo una propuesta de Boris Johnson sobre la retirada de la UE sin un acuerdo. En este sentido, teniendo en cuenta las votaciones pasadas y las primarias del Partido Conservador, al menos 17 diputados 'tories' se posicionarían en contra de un Brexit 'duro' y otros 19 se abstendrían en el caso de una enmienda con esta medida.

El Congreso de EEUU vetaría un acuerdo comercial

Para empeorar los problemas parlamentarios domésticos de Boris Johnson, esta semana algunos líderes del Congreso de EEUU anunciaban que la cámara vetará cualquier futuro acuerdo comercial con Reino Unido si el Brexit afecta la frontera irlandesa o pone en peligro la paz en Irlanda del Norte, sellada en 1998 gracias a los Acuerdos del Viernes Santo, que pusieron fin a décadas de sangre derramada.

Actualmente, ambos países intercambian anualmente bienes por valor de más de 192.000 millones de euros. Por eso, tanto Donald Trump como Theresa May (y, ahora, Boris Johnson) han tratado de acercar posturas para no perder un suculento trozo del pastel comercial tanto para EEUU como para Reino Unido. El hipotético nuevo acuerdo, que ya han prometido sentarse a discutir ambos dirigentes, se sellaría al margen de la UE y Londres tendría que negociar unas nuevas y exclusivas condiciones con Washington.

Sin embargo, parece imposible que Trump pueda impulsar una renovada alianza a través de un Congreso de EEUU hostil, en el que habría una fuerte oposición tanto de Republicanos como de Demócratas a cualquier acuerdo comercial con Reino Unido, en el caso de que se pongan en riesgo los Acuerdos del Viernes Santo de 1998 o la frontera abierta entre Irlanda del Norte y Eire. A pesar de los esfuerzos de Johnson por dar una imagen de unidad de Reino Unido a golpe de talonario y con sus visitas a Irlanda del Norte, parece evidente que las consecuencias de un Brexit 'duro' son un escollo insalvable si quiere seguir contando con EEUU como principal aliado comercial.

Cabe recordar que un Brexit 'duro' impondría un frontera 'dura' en Irlanda. Y la alternativa propuesta por Boris Johnson (su demanda de que la UE retire del acuerdo la cláusula de salvaguarda destinada a preservar la frontera abierta tras el Brexit) ha sido el detonante de que el Congreso de EEUU se haya posicionado preventivamente a favor de defender con todas las consecuencias el acuerdo histórico que facilitó la libre circulación entre las dos Irlandas y del que Estados Unidos es garante.

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