Las 'voces calladas' de ETA rompen su silencio en un emotivo documental

"Te pasas la vida intentando recuperarte. Aprender a vivir con ello. Así es toda la vida". 829 asesinatos y miles de vidas rotas. Este es el saldo que ha dejado la banda terrorista ETA. A pesar de que la sangre haya acabado, el sufrimiento de las familias destrozadas sigue más presente que nunca cuando ven cómo los criminales están intentado ganar una nueva batalla: la de la memoria.

Para luchar contra la infamia de querer blanquear un relato teñido de sangre, la AVT ha presentado 'Voces calladas. El verdadero relato', en el que las víctimas cuentan cómo a la pérdida de un ser querido, se unió la incomprensión, el miedo y el aislamiento.

En el documental ocho heridos, madres, hermanos e hijos de los fallecidos narran cómo afrontaron una experiencia que jamás quisieron tener, cómo fueron señalados con el dedo por haberse convertido en víctimas, cómo les dieron la espalda y cómo, a pesar de que ETA ya no mata, siguen siendo rechazadas por una parte muy importante de la sociedad.

"Luego fue peor; cuando eres una víctima del terrorismo es que encima ya estás sentenciado, estás en un bando que tú no has elegido", dice José Javier Motos Iceta, hijo de Lorenzo Motos Rodríguez, teniente coronel del Ejército asesinado por ETA en San Sebastián en 1980 mientras se dirigía al acuartelamiento de Loyola.La socialización del sufrimiento, cómplice del miedo de la sociedad

Y es que durante años, ETA aplicó la llamada 'socialización del sufrimiento', que entendía que la violencia terrorista no debería alcanzar exclusivamente al círculo más externo (políticos, empresarios, fuerzas de seguridad etc.), sino llegar al conjunto de la sociedad.

En virtud de este sistema, se estableció un reparto de funciones entre ETA, que se reservaba para actuar sobre el núcleo del sistema, y la denominada “Kale Borroka” o violencia callejera, para actuar sobre el resto de la sociedad.

La lucha callejera se intensificó a partir de 1994 con una virulencia sin precedentes. Con la "Kale Borroka", la propia ETA aligeró y complementó su actividad. Las acciones de violencia callejera debían ser reivindicadas y contextualizadas.

La “socialización del sufrimiento” no constituía algo impersonal: quien hubiera sufrido las represalias terroristas debía sentir el correctivo ideológico del colectivo que le ha castigado. Por ello, “la socialización del sufrimiento” consistió principalmente en no solo atacar al que se oponía a ETA, sino a todo su entorno, de manera que la víctima quedase aislada, sola.¿Y ahora?

Desgraciadamente, ahora la situación no ha cambiado. En el documental de la AVT se denuncia cómo la izquierda abertzale sigue amenazando, aislando y ejerciendo presión sobre los que siempre se han opuesto a ellos.

"Como ya no matan, son chicos buenos. Ahora sólo te pegan", asegura otra de esas voces calladas, que ahora han roto su silencio.

A pesar de ello, las víctimas permanecen fieles a sus principios y luchando por todo aquello por lo que fueron asesinados sus seres queridos. Únicamente piden verdad, memoria, justicia y dignidad y a día de hoy se les sigue negando. Solo basta con recordar Alsasua.

En 'Voces calladas' se recogen los testimonios de Resurrección Basarrate -perdió una mano al recoger una cartera bomba en la Playa de Muskiz-, Ángela Rosa Durán -viuda de Ángel Rodríguez, mecánico asesinado por ETA-, Antonio Malfeito -herido en el atentado de la Plaza República Argentina- y Lorena Díez -hermana del escolta de Fernando Buesa, Jorge Díez-.

Asimismo, se proyecta la voz de Genoveva Iglesias -madre del funcionario de prisiones Ángel Jesús Mota-, Nacho Parada -hijo del guardia civil Alfonso Parada-, José Javier Motos -hijo de Lorenzo Motos, teniente coronel del Ejército- y del presidente de la AVT, Alfonso Sánchez, guardia civil herido también en un atentado.