El 11 de septiembre contado por dos supervivientes

  • LaInformacion.com habla con Robert Eisenhardt y Michael Hingson quienes se encontraban en el interior de las Torres Gemelas cuando dos aviones impactaron contra los edificios.

    Michael Hingson, ciego desde su nacimiento, se encontraba en el piso 78 de la Torre Norte. Robert Eisenhardt, consultor de Aon, en el piso 101 de la Torre Sur. 

Han pasado 15 años desde que las torres del World Trade Center fueron atacadas por el grupo terrorista Al Qaeda. Todos recordamos dónde estábamos aquel fatídico 11 de septiembre de 2001. Robert Eisenhardt y Michael Hingson se encontraban en el interior de los edificios, trabajando, cuando de repente dos aviones impactaron contra los emblemáticas torres de la ciudad de los rascacielos.

A las 8:46, Michael Hingson, ciego desde su nacimiento, se encontraba en la silla frente a su escritorio del piso 78 de la Torre Norte cuando escuchó el estallido. Roselle, su perro guía, se levantó de inmediato tras el impacto y se acercó a su dueño. Empezaron a avanzar hacia el exterior de la oficina y bajaron los 1.463 escalones hasta el exterior del edificio. No sabía, ni me imaginaba, que estábamos siendo atacados. No lo supe hasta que las dos torres se derrumbaron y hablé con mi mujer que me explicó que había sido un atentado, explica a www.lainformacion.com en una entrevista por correo electrónico. 'Roselle estaba tranquilo como siempre y no sentía ningún peligro por las llamas, el humo, o cualquier otra cosa que nos rodeara', asegura. 

Robert Eisenhardt, consultor de Aon, se encontraba en piso 101 de la Torre Sur cuando a las nueve de la mañana el vuelo 175 de United Airlines se estrella el edificio. Ese día llegó antes al trabajo y estaba hablando con unos compañeros cuando  escuché un sonido muy fuerte, miré por la ventana y vi el humo y papeles volando desde la Torre Norte, asegura a este medio. Pensé en coger el ascensor, pero estaba abarrotado de gente y decidí bajar por la escaleras. Fue una buena idea. No tenía ni idea de lo que estaba pasando allí fuera.

El infierno se desató dentro de los edificios. El combustible de los aviones que se quemaba así como los propios materiales de las construcciones, subieron la temperatura y debilitaron las vigas que ya no pudieron soportar el peso de los pisos que sostenían. A medida que los tramados de cada piso cedían, el peso de varias decenas de pisos fue lo suficiente para que las vigas externas colapsaran de manera explosiva derivando en el choque de los pisos superiores contra los inferiores. En ese momento, pensé que si no salía de ahí, el edificio acabaría aplastándome, recuerda Eisenhardt.

Ya no viven en Nueva York  

El 11-S marcó un antes y después en para decenas de miles de personas. 50.000 personas trabajaban en las Torres Gemelas que recibían alrededor de 200.000 visitas diarias. Aquella mañana de septiembre, murieron 2.753 personas. Para los supervivientes, la vida no ha vuelto ser la misma.  

Mi vida ha cambiado totalmente. Me mudé con mi familia a Georgia y ahora me conozco mejor a mi mismo. Celebro que estoy vivo y no puedo olvidar la sensación de sobrevivir a ese terrible atentado, señala Einserhardt. 

Michael Hingson también abandonó la ciudad de Nueva York. Ahora vive en California y ha cambiado la venta de ordenadores por las charlas de motivación. Viajo por el mundo contando mi historia y animando a la gente a vivir la vida al máximo . Insto a la gente a no temer tanto y a centrarse en lo que pueden controlar y preocuparse menos en las cosas que no están bajo su control, señala.Terrorismo después del 11-S

15 años desde los ataques del 11-S, el rostro del terrorismo ya no es el mismo. Para muchos expertos, la amenaza del terrorismo islámico en cierto sentido es mayor. Geográficamente es más diversa y ahora aprovechan las redes sociales e internet de una forma que en el 2001 era imposible.

Si bien, en la actualidad el grupo yihadista Estado Islámico, gran rival de Al Qaeda, es la principal amenaza, lo cierto es que el mundo entero está amenazado por la posibilidad de que suceda algo similar. Creo que vivimos en un país seguro pero ninguna nación está realmente a salvo de la amenaza terrorista. Todos los países juntos tienen que enfrentarse a este terror, concluye Hingson.

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