¿Chernóbil 2.0? Por qué Rusia se empeña en repetir la 'ley del silencio' de 1986

  • Aunque la explosión del pasado 8 de agosto podría haber aumentado peligrosamente los niveles de radiación en Severodvinsk, Moscú guarda silencio.
Vladimir Putin explica la explosión de un misil nuclear
Vladimir Putin explica la explosión de un misil nuclear
EFE

El 26 de abril de 1986, el accidente de Chernóbil no solo supuso una catástrofe medioambiental mayúscula que elevó la amenaza nuclear a niveles sin precedentes, sino que también evidenció una sucesión de errores comunicativos en cadena que terminaron por agravar las consecuencias del incidente. Mijaíl Gorbachov, por entonces secretario general del Partido Comunista, fue el encargado de leer un comunicado reconociendo la gravedad de los hechos. Habían pasado 18 días desde la explosión del reactor 4 de la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania. Y, a pesar de que desde las 24 horas siguientes se habían detectado altos niveles de radiación hasta en Suecia (a 1.100 kilómetros del accidente), el mundo no se enteró oficialmente hasta el 14 de mayo.

El problema es que, para entonces, la radiación ya se había expandido por buena parte de Europa y había afectado directamente con altas dosis a unas 600.000 personas, por lo que nadie podía hacer nada para contener los devastadores efectos de la explosión nuclear, que se estima que fue una 500 veces peor en términos de radioactividad que la bomba de Hiroshima. Por eso, sorprende que Rusia haya optado por establecer una 'ley del silencio' similar a la de 1986 con el incidente registrado el pasado 8 de agosto en Severodvinsk, donde la explosión de un misil nuclear provocó la muerte de al menos cinco personas.

Esta semana, la Cancillería rusa aseguraba que no tiene la obligación de compartir los datos de las estaciones de medición de radiación emplazadas en su territorio, a pesar de las denuncias de que varios sensores ubicados cerca del lugar de una explosión en un polígono militar en el norte de Rusia dejaran de funcionar. En concreto, cuatro estaciones dejaron de transmitir datos durante los dos días posteriores al accidente. De hecho, las autoridades locales de Severodvinsk confirmaban poco después un fuerte aumento temporal en los niveles de radiación de la zona.

"Hay que tener en cuenta que la transmisión de datos desde las estaciones ubicadas en el segmento nacional del sistema de monitoreo internacional (de radiación) es algo totalmente voluntario para cualquier país", explicaba esta semana el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, a la agencia rusa 'Interfax'. Se trataba de una respuesta oficial a las declaraciones de representantes de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, que informaron del cese de la recepción de datos desde varias estaciones de medición de radiación en su territorio.

¿Cinco muertos en una explosión sin consecuencias?

La explosión ocurrida el pasado 8 de agosto en la inmediaciones de Severodvinsk levantó inmediatamente las alarmas por el aumento de la radiación en la región. El accidente, en el que murieron cinco ingenieros de la agencia atómica rusa Rosatom, tuvo lugar en un polígono de la Marina rusa ubicado en las afueras del poblado de Niónoksa, a unos 30 kilómetros de Severodvinsk. El Ministerio de Defensa de Rusia informaba a su vez de la muerte de dos personas durante unas pruebas que se efectuaban en esa instalación, sin dar detalles del accidente, por lo que el número de los fallecimientos no está claro.

Según la primera versión de las autoridades rusas, el repunte de la radiación en la zona que provocó la explosión en el polígono militar fue temporal y no representa riesgo para la población. "Los órganos competentes ya han dado explicaciones exhaustivas de lo que sucedió y cuáles fueron las consecuencias de este incidente", explicaba este martes el viceministro ruso, quien insistía en que la explosión cerca de Severodvinsk no representa "ningún riesgo" para la población o el medio ambiente.

Sin embargo, solo 24 horas después de las declaraciones del ministro, Vladimir Putin admitía que la explosión se produjo durante la prueba de "nuevos armamentos" destinados a "garantizar la seguridad nacional", según la agencia de noticias oficial 'Sputnik', aunque no quiso dar más detalles del supuesto ensayo de un misil de propulsión nuclear. Como Gorbachov en 1986, Putin ha tardado una eternidad (13 días) en reconocer por primera vez que el accidente se produjo manipulando armamento que podría ser nuclear, lo que podría implicar que se hayan liberado altos niveles de radiación en la zona.

Aunque los pormenores del accidente y el tipo del arma ensayado siguen manteniéndose en secreto, algunos medios rusos han sugerido que se trata del misil de crucero Burevéstnik (Albatros), dotado de propulsión nuclear. Putin presentó el misil, al igual que otras armas del nuevo arsenal estratégico del país, durante su discurso sobre el estado de la nación en marzo de 2018. Y el hecho de que Rosatom asegurase la semana pasada que el accidente no afectará sus planes para seguir desarrollando armas nuevas, parece sugerir que podría existir una cierta connivencia con Moscú para mantener la 'ley del silencio' sobre el accidente.

Mostrar comentarios