El coronavirus no deja respirar a China. Las autoridades del Gobierno de Xi Jinping han impuesto un severo confinamiento, como el de Wuhan, en la ciudad de Shulan, de 700.000 habitantes, por miedo a un rebrote. Es una marcha atrás. El 10 de mayo, los gobernantes dejaron que los ciudadanos de la localidad salieran de sus casas, pero, por los nuevos casos, se han visto obligados a encerrar a la población de nuevo de forma estricta.
A partir de este martes solo se permite la salida de una persona de casa cada cada dos días para comprar productos esenciales y todos los edificios en los que se han detectado casos han sido confinamos. Nadie puede entrar ni salir, según apunta el diario británico 'The Guardian'.
Las autoridades sospechan que los nuevos casos, en varias ciudades del norte del país, pueden haber sido propagados por visitantes de Rusia y Corea del Norte. El Ministerio de Salud de China ha confirmado este martes que se han registrado en el último día seis nuevos casos de coronavirus, tres de ellos importados y localizados en la Región Autónoma de Mongolia Interior, en el norte del país. Un día más, el país asiático no ha registrado ningún nuevo fallecido por la Covid-19, por lo que la cifra se mantiene en 4.634. El número de contagios es de 82.960.
En cuanto al número de casos importados, el Ministerio de Salud chino ha contabilizado un total de 1.707. De ellos, 1.661 han sido dados de alta tras superar el virus y 46 permanecen hospitalizados, tres de ellos en estado grave. El sistema de vigilancia para estos es férreo. Un total de 5.054 personas continúan bajo observación médica tras haber tenido contacto cercano con algún paciente infectado.
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