Cómo 'cazar' a los Jemeres Rojos reconvertidos en hombres admirados

  • El juicio respaldado por la ONU y que comienza hoy amenaza con encontrar a más camboyanos culpables. Pero no será fácil. Muchos camboyanos guardan rencor a EEUU por su letal intervención a mediados del siglo XX. Además, varios posibles acusados han cambiado de vida y ahora les quieren en sus aldeas.
El juicio a los Jemeres Rojos respaldado por la ONU amenaza con encontrar a más camboyanos culpables.
El juicio a los Jemeres Rojos respaldado por la ONU amenaza con encontrar a más camboyanos culpables.
Getty
Sebastian Strangio, Samlot (Camboya) | GlobalPost

Hoy, 27 de junio, en el tribunal de crímenes de guerra de Phnom Penh, la capital de Camboya, cuatro exdirigentes del régimen de los Jémeres Rojos (JR), afrontarán finalmente las consecuencias.

Más de tres décadas después de la caída del régimen, el exministro de Relaciones Internacionales de los JR, Ieng Sary, el exjefe de Estado, Khieu Samphan, y el exministro de Asuntos Sociales Ieng Thirith, junto con el "Hermano número 2", Nuon Chea, están siendo juzgados por cargos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por su papel en el régimen que impusieron entre 1975 y 1979 y que llevó a la muerte a aproximadamente 1,7 millones de camboyanos.

El juicio, que viene inmediatamente después de la condena el año pasado de Kaing Guek Iev (alias Duch) por su papel en la muerte de 16.000 personas en la conocida prisión S-21 de Phnom Penh, es el cumplimiento con gran retraso de una promesa de justicia.

Sin embargo, a cientos de kilómetros de distancia en Ta Sanh Cheung, un pequeño pueblo situado en la frontera con Tailandia, los juicios están siendo un trago difícil. La aldea se encuentra en el distrito de Samlot, en el oeste de Camboya, un antiguo bastión del movimiento de los Jemeres Rojos. Los residentes aquí, muchos de ellos combatientes comunistas, dicen que están preocupados de que el tribunal respaldado por la ONU comience pronto a lanzar una campaña más amplia de detenciones.

Tith Ron, un exsoldado de los JR de 59 años de edad, que se unió al movimiento en la década de 1970 a la edad de 19 años, defendió las acciones del régimen, y criticó el bombardeo estadounidense de Camboya a finales de 1960 y principios de 1970.

"Los estadounidenses mataron a más camboyanos que Pol Pot", alega, en referencia al "Hermano número uno" del régimen, que murió en la frontera con Tailandia en 1998. El bombardeo de Camboya por parte de EEUU devastó grandes áreas del campo y se estima que provocó la muerte de cientos de miles de personas. Las estimaciones apuntan que se utilizaron más de dos millones de toneladas de munición durante la campaña.

"Si quieren condenarnos también deberían hacerlo con los estadounidenses, ya que dispararon siete millones de toneladas de B-52 sobre nuestras cabezas. Éramos camboyanos salvando a camboyanos: ¿cómo pueden condenarnos?" se pregunta Tith.

Los habitantes locales están especialmente preocupados después de las últimas emisiones en programas de radio que citan a un anciano residente local como sospechoso de cometer crímenes de guerra en un posible tercer caso que se lleve a juicio. El hombre, cuyo nombre es Meas Mut, es un excomandante de la marina de los JR, que desertó del Gobierno en 1999 a cambio de un cómodo puesto militar y de un retiro tranquilo en Ta Sanh Cheung.

Junto con Sou Met, el exjefe de la fuerza aérea de los JR, filtró documentos judiciales acusándole de la tortura, asesinato y explotación laboral de cientos de miles de personas durante el régimen. Un documento elaborado en 2001 por el historiador Stephen Heder y por el experto en materia legal Brian Tittemore señalaba que esta pareja tuvo una implicación directa en las purgas de disidentes a los que se arrestaba y trasladaba a la prisión S-21, donde muchos eran torturados y posteriormente asesinados.

La casa de Meas Mut se encuentra en una tranquila zona del pueblo de Ta Sanh Cheung, es una estructura de madera de tres pisos coronada con antenas parabólicas. En un reciente sábado, estaba durmiendo en una hamaca colgada en una plataforma de madera en el exterior de su domicilio, con la boca abierta y una pierna colgando por uno de los lados de la hamaca. En una silla cercana había un libro de parábolas budistas y un trozo de papel como marca páginas. Había pieles peladas de una fruta llamada rambután echadas en una pila sobre las tablas.

Desde sus días en los JR, Mut, que ahora es un hombre encorvado con el pelo gris, se ha reinventado a sí mismo como una especie de patriarca budista, financiando la construcción de una nueva pagoda en el pueblo e ilustrando a los aldeanos de la localidad con sabios aforismos como éste: "Si le das la felicidad a otras personas la felicidad regresará a ti de nuevo". Se trata de un extraño, quizás cínico, cambio de un miembro de alto rango de un régimen que prohibió la religión y envió a decenas de miles de monjes budistas a enormes campos de trabajo.

Sin embargo, Meas Mut ha negado rotundamente cualquier implicación en las atrocidades masivas, diciendo que su responsabilidad era la de proteger al país de la invasión extranjera. "Yo era un funcionario de rango menor que estaba luchando por proteger la independencia y la neutralidad de Camboya, y evitar que el país fuera controlada por los extranjeros". No era un líder de los Jemeres Rojos", asegura Meas Mut, liando tabaco de cosecha propia en una réplica de cigarrillo corto.

"Si lo hubiera hecho mal no podría dormir aquí en una hamaca. Alguien podría arrojarme una piedra o coger un cuchillo y clavármelo. Pero vivo tranquilo y me siento seguro". A pesar de estar prohibido por los JR, el budismo continuó "viviendo en mi mente" durante el régimen.

Los habitantes locales describen a este acusado por cometer crímenes de guerra como un "buen budista" y un patriota que les brinda consejos acerca de todo lo relativo a la agricultura y a los asuntos espirituales. Otro exsoldado de los JR, Toch Pha, de 54 años, dice que los aldeanos están de contra de las acusaciones que pesan contra él. Según dice, "si vienen a arrestarme, no permitirán que se me saquen de la aldea".

Mostrar comentarios