Arma energética

Putin aprieta a Europa con las tuberías de Gazprom para una guerra económica

La gasista comenzó siendo una empresa privada cuando Rusia se puso a privatizar industrias a medida que caía el régimen soviético. Pero cuando Vladimir Putin llegó al poder en 2000, la renacionalizó.

Putin
Putin aprieta a Europa con las tuberías de Gazprom para una guerra económica.
DPA vía Europa Press

Los directivos de Gazprom estaban eufóricos en noviembre de 2021. Anunciaron los mejores resultados de la historia. En los nueves meses de ese año (de enero a septiembre) la empresa gasista había ganado 1,55 billones de rublos (unos 18.000 millones de euros entonces al cambio del rublo). “Son los beneficios más altos de cualquier año completo en la historia de la empresa”, dijo el vicepresidente de la empresa, Famil Sadygov. Gazprom es la mayor empresa de gas del mundo. Fundada en 1989, cuando se disolvió el Ministerio Soviético del Gas por la caída de la URSS, tiene su sede en San Petersburgo, y en 2019 tuvo unos ingresos de más de 120.000 millones de euros (cuando el cambio era de 55 rublos por euros), cinco veces más que la empresa española que más factura (Mercadona). Su plantilla es de 469.600 trabajadores, cinco veces más que la empresa española con más empleados, que es ACS.

Gazprom es el mayor exportador de gas a Europa a través de gasoductos que, gran paradoja, recorren Ucrania, Bielorrusia, Turquía y el mar Báltico. Sin Gazprom los europeos se congelarían en invierno. En Rusia, Gazprom controla el 65% de las reservas probadas de gas natural, y produce el 90% del gas. Es la mayor empresa de Rusia. Gazprom comenzó siendo una empresa privada cuando Rusia se puso a privatizar industrias a medida que caía el régimen soviético. Pero cuando Vladimir Putin llegó al poder en 2000, la renacionalizó y la convirtió en su arma energética y su arma de relaciones públicas. De hecho, Gazprom es a Putin lo que PDVSA a Nicolás Maduro, una caja de caudales para todos los usos.

Ya en abril de 2001, Gazprom adquirió el canal de televisión NTV. Estaba en manos del magnate Vladimir Gusinsky. En 2002, Gazprom Media (una extraña filial de medios de comunicación) adquirió todas las acciones de Gusinsky en la empresa Media-Most, después de que el Kremlim persiguiera a este empresario y lo encarcelara. Como buen ex agente del KGB, el servicio secreto de la antigua URSS, Putin conoce la importancia de los medios de comunicación, o, mejor dicho, del control de los medios de comunicación. En 2007 al periódico 'The Times' de Londres publicó que "una compañía internacional de petróleo y gas" había mantenido conversaciones privadas en verano de ese año para comprar la compañía Dow Jones por más de 5.000 millones de dólares. Dow Jones es, entre otras cosas, dueña de 'The Wall Street Journal', el diario económico más influyente del mundo. Al final se confirmó que la compañía anónima era Gazprom.

La oferta de Gazprom estaba condenada a no tener éxito porque el gobierno de EEUU lo habría impedido. Al final no se llevó a cabo. Pero hizo pensar mucho sobre los intereses del Kremlin. "Es otro indicio más de la postura internacional cada vez más agresiva de Rusia y otro intento de Moscú de utilizar Gazprom como herramienta de política exterior", afirmó entonces la revista de análisis político "Foreign Affairs", que no se sorprendía de que Putin quisiera comprar Dow Jones, símbolo del capitalismo estadounidense. "Los rusos son más que ambiciosos". En 2008, los periodistas rusos Mijail Zygar y Valeri Panyushkin publicaron el libro, "Gazprom: la nueva arma rusa".  En el prefacio, los periodistas citaban a un político ruso que les lanzó la siguiente advertencia: "¿Es que no entienden que los van a matar? ¿Es que no saben dónde se están metiendo".

La estrecha relación de Putin con Gazprom se demuestra en que uno de los presidentes de Gazprom fue Dimitri Medvedev, que se alternaba en el poder de la presidencia rusa con Putin. Medvedev reconoció en una entrevista de 2010 que jugaban con los precios del gas en sus acuerdos internacionales. De hecho, muchos analistas energéticos confirmaron que el precio del gas de Gazprom a las ex repúblicas soviéticas difería de un país a otro dependiendo de la disposición de cada gobierno hacia Rusia.

Para mayor descaro, la página web del Ministerio de Energía de Rusia afirmaba en 2011 que los recursos energéticos de Rusia eran un "instrumento para la política interior y exterior". Gazprom es parte del Kremlin. Los ejecutivos de la empresa están estrechamente vinculados a la política. "Aunque Gazprom quiera dar la apariencia de una empresa comercial, cuando el Kremlin llama, Gazprom responde", decía Karen Smith Stegen, en su estudio "Deconstruyendo el 'arma energética’: la amenaza de Rusia para Europa como caso de estudio". (Universidad de Jacobs, en Bremen). Irwin Stelzer, el director de Estudios de Política Económica del Instituto Hudson declaró: "Considerar que Gazprom o cualquier compañía energética rusa no son instrumentos de la política exterior rusa es ser extremadamente ingenuo".

La geopolítica energética, una obsesión de Putin

Sin embargo, los altos ejecutivos de Gazprom siempre que visitan a las elites de las industrias mundiales, descartan cualquier idea de que su empresa sea utilizada por Putin con fines políticos. Pero las pruebas les delatan, como por ejemplo, la tesis de grado de Putin, titulada "Materias primas minerales en la estrategia para el desarrollo de la economía rusa". Putin escribió en 1996 en su tesis que el gas es "la más próspera de las ramas del complejo de minerales y materias primas" de Rusia. Afirmaba que había que crear poderosas compañías alrededor de estas materias primas "que podrían competir de igual a igual con las corporaciones transnacionales de Occidente".

Putin defendió su tesis en 1996, cuando se sacó el grado en Economía. Tenía 46 años y tuvo bien claro cuál era el objetivo de las materias primas: "Para que Rusia salga de su profunda crisis y alcance su anterior poderío a un nivel cualitativamente nuevo… el complejo de materias primas y minerales seguirá siendo el factor más importante en el desarrollo del país a corto plazo". Según un estudio de The Brooking Institution, esa obsesión de Putin por las materias primas procede de su experiencia vital. En 1991, con la caída de la URSS, abandonó su puesto en el KGB y trabajó en Leningrado al servicio del alcalde Anatoly Sobchak. Y fue allí donde le llegó la revelación. 

"Los vínculos entre el campo y las ciudades que se habían mantenido en la economía dirigida soviética fallaron. Las granjas colectivas se quedaban con los alimentos, privando a los centros industriales y administrativos de los suministros a los que se habían acostumbrado en las décadas de la posguerra. Las grandes ciudades de Rusia, especialmente Moscú y San Petersburgo, se encontraron al borde del hambre en el invierno de 1991-1992. El estado débil y fallido no pudo ayudar". Según este informe elaborado por Igor Danchenko y Clifford Gaddy para The Brooking Institute, "la inflación destruyó el poder adquisitivo del rublo soviético y los bajos precios de las materias primas no pudieron generar suficientes ingresos en divisas. La única opción que les quedaba a las ciudades era comprar alimentos en el extranjero a través de esquemas de trueque, y la única moneda real con la que podían comerciar eran los recursos naturales". Y aquí entró en acción Gazprom.

"En Moscú, Yury Luzhkov, teniente de alcalde en ese momento, llegó a un acuerdo con Gazprom para ayudar a Moscú a comprar alimentos para la ciudad durante el primer invierno postsoviético. Gazprom vendió gas a Centroeuropa a cambio de alimentos básicos: Moscú recibió 600.000 toneladas de patatas y 100.000 toneladas de manzanas y cebollas a cambio de 1.500 millones de metros cúbicos de gas natural en un acuerdo negociado entre Luzhkov y el viceprimer ministro polaco Leszek Balcerowicz".

Gracias a esta materia prima, se evitó la hambruna de la ciudad. Esa lección no se le olvidaría a Putin, que de pequeño había escuchado las historias sobre el asedio de las tropas alemanas a Leningrado, y la horrorosa hambruna de la ciudad. Las materias primas eran vitales. Y el gas, la más importante de todas ellas. Por eso cuando llegó al poder, centró su interés en Gazprom. "La máxima garantía de supervivencia de Rusia y de la riqueza y el desarrollo, son los recursos naturales". Era una reserva estratégica. Por eso, extendió las conexiones de Gazprom por toda Europa porque, por un lado, aseguraba los ingresos de Rusia, y por otro, tenía una moneda para negociar con esa Europa: la energía.

Hoy el mayor cliente de Gazprom es Alemania, el mismo país que sometió a una hambruna a Leningrado, su ciudad. Uno de los miembros del consejo directivo de Gazprom es Gerhard Schroeder, que fue canciller de Alemania entre 1998 y 2005. Schroeder está en Gazprom en representación de Nordstream AG, la sociedad compartida entre rusos (51%) y empresas alemanas, holandesas y francesas que ha tendido los gasoductos desde Viborg (Rusia) hasta Greifswald (Alemania), cruzando el mar Báltico. Putin tiene mucho que agradecer a Schroeder pues gracias a él Alemania limitó la vida útil de las centrales nucleares a 32 años. Por culpa de esa decisión, Alemania se hizo más dependiente del gas, una energía fósil que le sobra a Rusia.

La dependencia alemana del gas

Los errores estratégicos alemanes no fueron solo de Schroeder. Sobrecogida por el accidente de Fukushima en 2011, la última canciller, Angela Merkel, ordenó el cierre de todas las centrales nucleares en un periodo que termina este año casualmente: 2022. Sin energía nuclear y sin suficiente energía alternativa, Alemania depende más que nunca de energías exteriores como el gas. En 2011 Merkel y Putin aplaudieron la inauguración de los primeros gasoductos que venían desde Rusia. Pero Alemania necesitaba más gas.

El gasoducto Nordstream 2 estaba llamado a mitigar la necesidad energética alemana. Se planificó ya en 2011. Se construyó paralelo a Nordstream 1 y estaba listo para entrar en funcionamiento desde finales de diciembre de 2022. Solo le faltaba una calificación burocrática por parte de Alemania, pero el nuevo canciller Olaf Scholz ha detenido ese proceso como respuesta a la invasión de Ucrania. Alemania paraliza el gasoducto… que iba a llevar gas a los hogares alemanes. Por ahora, los alemanes tienen gas almacenado para tres meses, pero tarde o temprano necesitarán gas y quien mejor se lo suministra es Gazprom. Putin ha dicho que, a pesar de la guerra, garantiza el suministro de gas a todos sus clientes… siempre que no haya sanciones.

La verdad es que Putin tiene a la mayor potencia europea cogida por los tubos de gas. El 35% de las necesidades de gas alemanas proceden de Rusia. Por eso, el presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, calificaba al gasoducto Nordstream como "una peligrosa arma política". Lo sabe porque en 2006, Rusia cortó el gas a Ucrania. Si no hay independencia energética, como bien sabe Putin, un país no tiene autonomía de ningún tipo. El único país con independencia energética en estos momentos en Europa es Francia, porque apostó por la energía nuclear, y Macron ha dicho que seguirán construyendo centrales.

El resto de Europa depende en mayor o menor medida del gas ruso. Puede ser que el gasoducto de Nordstream 2 esté paralizado. Pero sigue en marcha toda la red de gasoductos de Gazprom que están llevando gas desde las cuencas más ignotas de Siberia, hasta la parte más occidental de Europa, desde Grecia e Italia pasando por España hasta Reino Unido Países Bajos, Europa Central, Alemania y Polonia. Es lo que los analistas llaman el Archipiélago Gazprom. ¿Habrá sanciones contra esta quintacolumna hecha de gas? Sería un suicidio.

El próximo 28 de mayo estaba previsto que se celebrara la final de la Champions League en el Gazprom Arena de San Petersburgo. Debido a la invasión de Ucrania por Rusia, el mundo entero no verá por televisión el logotipo de Gazprom en la entrada del estadio pues la Champions se jugará en París. Habría sido una ocasión ideal para que el gas ruso se enseñoreara por el planeta dando acogida al mayor espectáculo del mundo. Pero Putin sigue teniendo en su poder el gas que calienta a Europa, con o sin final de la Champions.

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