El futuro del Congreso de EEUU sin rumbo un día después de las elecciones

Después de un día del cierre de los centros electorales la formación del Congreso de Estados Unidos sigue en duda. Ante la incertidumbre crecen las tensiones y se producen enfrentamientos tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. El escrutinio avanzó lentamente durante este miércoles, provocando demoras en los resultados que evitaron poder declarar la victoria del partido democrático o el partido republicano en cualquiera de las dos cámaras legislativas.

No obstante, los principales medios estadounidenses prevén la victoria de los republicanos en la Cámara Baja al haberse asegurado en la madrugada de este jueves por lo menos 207 de los 218 escaños que necesitan para controlarla. Los demócratas, por su parte, cuentan con 184 escaños, y más de una cuarentena están todavía por decidir.

En el caso del Senado, la situación está mucho menos clara: de los 100 escaños, los demócratas tienen asegurados 48 y los republicanos, 49. Dos de los estados que faltan por terminar el escrutinio -Arizona y Nevada- se decantan del lado progresista y conservador respectivamente, aunque todavía es temprano para declarara a un ganador en cualquiera de ellos.

El tercer estado en liza, Georgia, celebrará una segunda vuelta entre el candidato republicano y el demócrata el próximo 6 de diciembre, al no haber superado ninguno de los aspirantes el umbral del 50 % de los votos en la primera vuelta.

Para mantener el control del Senado, los demócratas necesitan lograr 50 escaños -el voto de calidad de la vicepresidenta, Kamala Harris, les garantiza así la victoria en las votaciones cuando hay un empate-, mientras que los republicanos, al no contar con ese voto de calidad, necesitan conseguir 51 escaños.

Al margen de la cámara legislativas, también quedan por dilucidarse contiendas en las Gobernaciones -es decir, los Ejecutivos estatales- de Nevada, Arizona, Oregón y Alaska. Las autoridades electorales locales ya han avisado de que el escrutinio podría alargarse aún varios días más, especialmente en el caso del Senado.