¿Puede la crisis del diamante vaticinar la próxima recesión económica mundial?

  • Alrosa, el mayor productor, rebaja su previsión de producción en 2019 de los 38 millones de quilates a entre los 32 y los 33 millones de quilates.
Un hombre fabrica un anillo con diamantes en Sri Lanka
Un hombre fabrica un anillo con diamantes en Sri Lanka
Pixabay

Si hay una inversión que ha demostrado ser rentable en el tiempo y completamente inmune a las distintas crisis económicas y recesiones tras la Segunda Guerra Mundial, es el diamante: entre 1960 y 2016 el precio medio ha variado de los 2.700 dólares por quilate a los más de 30.000; es decir, que se ha multiplicado por más de 10 veces en ese período, aumentando su valor cada año. Sin embargo, esa tendencia podría revertirse e, incluso, convertirse en un indicador realmente preciso de que la próxima recesión global está más cerca que nunca.

La compañía rusa Alrosa, el mayor productor de diamantes en el mundo, acaba de anunciar una rebaja en su pronóstico de ventas para 2019 desde los 38 millones de quilates a entre 32 y 33 millones, según un comunicado de la empresa publicado este lunes. Se trata de una reducción del 14,48% respecto a sus previsiones para el año en curso que estableció la compañía a principios de 2019 y que Alrosa considera que se debe a "varios factores" que empezaron a repercutir en el mercado mundial de diamantes ya en el segundo semestre de 2018, en particular, "la reducción de ventas en joyería tras las altas tasas registradas en 2017-2018".

Evolución del precio por quilate de diamante
Evolución del precio por quilate de diamante. / Statista

Pero entre esos factores también se encuentra la "incertidumbre macroeconómica" ocasionada por el "agravamiento de las disputas comerciales" en el mundo, en clara referencia a la creciente 'guerra comercial' entre EEUU y China. En este sentido, Alrosa destaca también una nueva tendencia en el mercado como "el crecimiento de las ventas de joyas online, sobre todo, en Estados Unidos" como otro elemento que ha influido en esta caída de la producción, así como en la severa caída en las ventas durante el segundo trimestre de 2019, de un 22% en comparación con el primer cuarto de año.

Y, aunque la compañía no ha reconocido estar en crisis, lo cierto es que se trata de una tendencia que se aprecia en todo el sector: esta misma semana, la británica De Beers, otro peso pesado en la fabricación de diamantes, explicaba que espera una reducción tanto de la producción (hasta los 31 millones de quilates) como de las ventas (de un 11% durante el primer semestre de 2019). La crisis del diamante empieza a ser palpable.

¿La crisis del diamante es sinónimo de crisis económica?

La cuestión es que no se trata de una situación estrictamente actual. Desde 2013, el precio medio del diamante por quilate se ha ralentizado hasta prácticamente estancarse, lo que podría ser un indicador inequívoco de una inminente crisis en el sector, como así ha sucedido. De hecho, el contexto que describe Alrosa, de incertidumbre macroeconómica maximizada por la 'guerra comercial', se ha interpretado por algunos expertos como un síntoma de que una recesión económica global, más allá de los diamantes, está al caer.

Dicho esto, durante la crisis financiera de la pasada década (especialmente en el período entre 2007 y 2009) la industria del diamante en realidad creció a un ritmo fenomenal porque, aunque la demanda interna en EEUU, el principal consumidor del planeta, se había desplomado, la demanda global en los mercados asiáticos (especialmente China) estaba en aumento. Es decir, que mientras el mundo afrontaba una dura crisis económica, el sector siguió creciendo en esos años, lo que derivó en una mayor tasa producción en todo el mundo y, particularmente, en la India.

Por otra parte, durante la crisis económica, los grandes capitales decidieron refugiarse en activos lo más seguros posibles. En este sentido la demanda de oro, el valor de referencia en los mercados de todo el mundo, aumentó notablemente. Paralelamente, la demanda de diamantes también se disparó y así, paradójicamente, uno de los activos más caros del planeta (en 2010 se situaba en torno a los 24.500 dólares por quilate) era uno en los que más confiaban los inversores.

Por eso, hay que tomarse con cautela la crisis del sector del diamante, si es que no se trata de un bache coyuntural: por un lado, porque existen otros factores más allá de una inminente recesión que podrían explicarla; por otro, porque en el pasado ha demostrado marchar a contracorriente de la economía global.

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