Cuba prueba a pagar un salario en lugar del almuerzo

  • El Gobierno de Raúl Castro instaura un programa piloto en cuatro ministerios con el que se pagará una cantidad de dinero a los trabajadores en vez de subvencionarles la comida.
Cientos de miles de cubanos asisten al concierto de Juanes en La Habana | Efe
Cientos de miles de cubanos asisten al concierto de Juanes en La Habana | Efe
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Nick Miroff | GlobalPost para lainformacion.com
Nick Miroff | GlobalPost para lainformacion.com

Un vasto sistema de cantinas en los lugares de trabajo reparte a diario el almuerzo a casi 3,5 millones de cubanos, un tercio de la población de la isla, sirviéndoles arroz, frijoles y a veces un poco de carne. En una economía dirigida por el estado, en donde el sueldo medio es de unos 20 dólares al mes, la comida puede ser un incentivo extra para acudir cada día al puesto de trabajo.

Pero si bien la práctica de proporcionar a los trabajadores una comida caliente puede tener intenciones nobles, varias décadas de almuerzos poco inspirados han terminado por dejar un sabor desagradable. Los alimentos que se suministran a las cafeterías son a menudo robados o derivados hacia el mercado negro, y los empleados se quejan de manera sistemática de la mala calidad y la escasa variedad de la comida.

Mientras tanto, el gobierno cubano tiene que soltar cada año más de 350 millones de dólares para que el sistema de cantinas laborales siga rodando. Como consecuencia, el sistema de cafeterías está en la tabla de cortar; es uno de los "numerosos subsidios y servicios gratuitos" del socialismo cubano que el gobierno de Castro ya no se puede permitir, según un reciente artículo publicado en el diario Granma.

Dinero, incentivo contra el absentismo

El gobierno cubano acaba de poner en marcha un programa piloto en cuatro ministerios que consiste en entregar a cada funcionario una cantidad de dinero en lugar de un plato de comida caliente. El estipendio de 15 pesos cubanos al día (unos 60 centavos de dólar) es suficiente para comprar un almuerzo en una cafetería o restaurante barato.

Además, ese dinero extra duplicará prácticamente el salario de los trabajadores que prefieran llevar la comida de casa en lugar de comer fuera. Para recibir el dinero los empleados tendrán que presentarse físicamente en el lugar de trabajo, lo que supondrá un nuevo incentivo laboral en un país que lucha contra el absentismo.

Según el gobierno cubano, este nuevo programa se pone en práctica con el objetivo de extenderlo pronto a todo el país y eliminar los almuerzos gratuitos en la mayor parte de los lugares de trabajo.

Una medida de cambio político

Pero estos cambios van a tener implicaciones simbólicas para Cuba que van más allá del comedor laboral. Durante el casi medio siglo que Fidel Castro gobernó la isla antes de retirarse oficialmente el año pasado, el sistema socialista cubano ha tendido a primar la ideología y el igualitarismo sobre la eficacia, garantizando a veces una serie de derechos a todos los cubanos a costa de la calidad.

Por lo tanto, todos los trabajadores de una empresa estatal o de un ministerio gubernamental, sea cual sea su título, rango o ingresos, reciben la misma comida, y casi todos los lugares de trabajo tienen su propia cafetería, aun cuando puede que haya otra en el edificio vecino. Esta fórmula conlleva costes adicionales de transporte y depende en gran medida de los alimentos de importación, lo que agota aún más las arcas estatales.

Desde que asumió el liderazgo del país el año pasado de manos de su hermano, el presidente Raúl Castro ha estado advirtiendo a los cubanos de que los tiempos del estado paternalista ya han terminado. El sistema cubano de subsidios desde la cuna hasta la tumba simplemente no se sostiene, ha dicho.

Un "nuevo socialismo"

"Nadie, ningún individuo o país, puede gastar indefinidamente más de lo que gana. Dos más dos siempre suman cuatro, nunca cinco", dijo Castro en un discurso en agosto. "En las condiciones de nuestro socialismo imperfecto, debido a nuestras propias carestías, dos más dos a veces suman tres", añadió.

El país tiene que dejar de dar servicios gratuitos a gente que no los necesita, apuntó el presidente, y debe de pagar a los trabajadores en función de lo que calificó de "principio socialista": "A cada uno en función de su capacidad; a cada uno en función de su contribución".

Para los cubanos ese es un claro mensaje de que se están preparando reformas profundas como parte del giro del país hacia un "nuevo socialismo". Con la isla pasando apuros financieros debido a la caída de sus ingresos por exportaciones, la falta de crédito extranjero y casi 50 años de sanciones comerciales de EEUU, otros pilares del sistema cubano también están siendo cuestionados.

El racionamiento, en entredicho

El más significativo es el sistema cubano de racionamiento de comida, por el que cada residente en la isla recibe unas dos semanas de alimentos básicos de forma casi gratuita. Ese sistema podría ser sustituido por uno parecido al de los programas de beneficencia para ciudadanos con pocos ingresos, lo que conllevaría además un reconocimiento abierto de las desigualdades económicas del país.

En cuanto a las cantinas de los lugares de trabajo, algunas continuarán sirviendo almuerzos, que los cubanos podrán adquirir usando sus correspondientes 15 pesos. Pero el grupo que se beneficiará en gran medida de este nuevo sistema serán los pequeños empresarios que venden comida rápida, dulces y otros productos en modestos puestos callejeros.

"Mucha gente ya come aquí porque no le gusta lo que le ofrecen en la cafetería", dice Walter, un vendedor que ofrece café, batidos y bocadillos a unas manzanas de unos edificios gubernamentales en donde los funcionarios pronto tendrán 15 pesos diarios para gastar en comida. "Estoy seguro de que el negocio va a subir aún más", asegura.

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