La Cumbre del Clima, un oasis ecológico rodeado del plástico y el CO2 de Ifema

Cafetería de Ifema
Cafetería de Ifema
Pavel Ramírez

De cartón piedra, el letrero de bienvenida a la Cop 25 es el ejemplo de lo que uno puede esperarse encontrar en Ifema estos días: materiales reutilizables con los que crear estructuras de todo tipo, desde las rocosas sillas a base de papel reciclado de la delegación de Tailandia -capaces de soportar hasta 220 kilos-, hasta el stand completamente edificado con tubos y bloques de cartón en el que se ubica Francia. Las botellas de agua que se distribuyen en el recinto también son reutilizables e, incluso, los cinco tipos de cubo para depositar los residuos están hechos de celulosa, en lugar de plástico; solo escasos elementos de alguna de las delegaciones presentes en el evento no son reciclables o no disponen de una segunda vida más allá de la Cumbre del Clima organizada por la ONU.

El stand de Francia, 100% sostenible
El stand de Francia, 100% sostenible. / Pavel Ramírez

Por eso, quizás lo que más sorprende es que una organización tan pulcra y milimétrica haya pasado por alto al público al que se dirige y su capacidad para contaminar: en total, 25.000 asistentes diarios, según sus propias estimaciones. Ninguno de ellos probará el menú que el célebre chef Joan Roca preparó en la inauguración de la cumbre y que sí pudieron degustar el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, hasta 50 jefes de Estado y de Gobierno, así como los representantes de los casi 200 países que asisten a la cita. No, los asistentes 'de a pie' deben almorzar o tomar un refrigerio cada día en alguno de los 20 restaurantes y cafeterías abiertos en las varias carpas que ocupa el evento. El problema es que, a diferencia de los menús sostenibles, los vasos de papel y los platos de cartón, la gran mayoría de los establecimientos operan permanentemente en Ifema, por lo que su gestión es independiente de la del evento en sí.

El resultado es que en las tres grandes cafeterías del recinto no se ha modificado la carta y los productos expuestos van desde sándwiches en envases triangulares hasta ensaladas en recipientes ovoides, todos ellos de plástico. Otro problema añadido es que el precio del menú del día en las tres cafeterías es de 17,50 euros por persona, por lo que una opción más económica son esos sándwiches y ensaladas envueltos en plástico. Otra, son las cadenas de comida rápida que también abren durante todo el año en Ifema, cuyos empleados reconocen no haber adaptado los materiales utilizados en sus envases para la Cumbre del Clima.

Cubos de la Cop 25
Cubos de la Cop 25. / Pavel Ramírez

¿Dónde van los residuos generados en estos lugares? Excepto raras excepciones, no a las papeleras de la Cop 25. Los visitantes a la cumbre, dentro del recinto, "reciclan prácticamente todo y en su bolsa correspondiente", tal y como explican varios miembros del servicio de limpieza presentes el lunes y el martes en el evento. "Nosotros no nos metemos en las cafeterías [de Ifema], su limpieza la llevan ellos", añaden.

Pero el problema de los residuos plásticos generados en las comidas no el el único que afronta esta Cumbre del Clima. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que ayer pasaba de anunciar el fin de Madrid Central a presumir de su cumplimiento, no ha hecho mención desde el inicio de la Cumbre del Clima a la huelga de trabajadores de Metro de Madrid que está complicando el acceso a Ifema. El resultado está siendo previsible: tanto la M-30 como la M-40 (las principales autovías de circunvalación de la capital) han amanecido abarrotadas y muchos de los asistentes han optado por acercarse en su coche particular a la Cop 25.

Uno de los aparcamientos de Ifema, este martes
Uno de los aparcamientos de Ifema, este martes. / Pavel Ramírez

Todo parece dispuesto para la llegada de Greta Thunberg, que arribaba este martes a Lisboa tras 21 días de travesía por el Atlántico y que estará en Madrid en los próximos días para participar en la Cumbre del Clima. Diríase, incluso, que la organización del evento ha actuado casi en base a la estricta moral de la joven, símbolo tan universal como discutido de la lucha contra el cambio climático: desde que decidiese embarcarse en un catamarán durante tres semanas por negarse a viajar en avión desde EEUU a Europa, Thunberg ha elevado tanto las expectativas sobre cuál es el modelo ecologista a seguir que ha despertado tanto elogios como críticas a sus pretensiones. 

Por eso, es difícil imaginar cuáles serán las palabras de Greta Thunberg cuando finalmente llegue a Ifema y contemple centenares de coches en los aparcamientos del recinto. Especialmente, porque la joven pretende recorrer los 629 kilómetros que separan Lisboa de Madrid en un coche eléctrico. Por suerte, lo primero que se encontrará, antes de entrar en la cumbre climática, son varias pancartas a la salida de la boca de metro de Campo de las Naciones con mensajes ecologistas. Uno de ellos reza: "Tú decides: tu coche o el planeta".

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