Derechas e izquierdas se movilizan en el este de Alemania contra el auge ultra

  • El domingo se eligen nuevas cámaras regionales en Sajonia y Brandeburgo, donde la ultraderechista AfD aspira a ser la fuerza más votada.
Manifestantes de ultraderecha gritan detrás de una fila de policías en Chemnitz, Alemania, el 1 de septiembre de 2018. (EFE / EPA / MARTIN DIVISEK)
Manifestantes de ultraderecha gritan detrás de una fila de policías en Chemnitz, Alemania, el 1 de septiembre de 2018. (EFE / EPA / MARTIN DIVISEK)

Los conservadores de la canciller Angela Merkel, pero también socialdemócratas, Verdes y La Izquierda llamaron este viernes a la movilización frente el auge ultra, punto álgido de los comicios regionales de este domingo en el este alemán. "Somos la gente decente en Sajonia. De nuestra movilización y nuestro voto depende que el de la ultraderecha quede pequeño", proclamó Michael Kretschmer, jefe del gobierno del "Land" y miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller.

Ante la iglesia de San Nicolás de Leipzig, acompañado de Annegret Kramp-Karrenbauer, sucesora de Merkel como jefa de la CDU y ministra de Defensa, y del titular de Sanidad, Jens Spahn, Kretschmer lanzó la última llamada al voto en unos comicios que importan mucho en Berlín.

El domingo se eligen nuevas cámaras regionales en los estados federados de Sajonia y en Brandeburgo, ambos en el este del país, donde la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) aspira a ser la fuerza más votada. Ambos "Länder" suman apenas 5,4 millones de electores en un país con 82 millones de habitantes. Pero las regionales se han convertido en un desafío para las fuerzas democráticas, ante el ímpetu de la AfD en el antiguo territorio germano-oriental, 30 años después de la reunificación del país.

"Estamos comprometidos con la democracia que no siempre tuvimos aquí. Nunca pensé que, al menos en eso, estaríamos del mismo lado que algunos rivales políticos de izquierdas", declaró a Efe, en un aparte, Philipp Amthor, el diputado del Bundestag (Parlamento) más joven de la CDU.

Kretschmer, quien gobierna en coalición con los socialdemócratas, tiene buenas cartas para seguir como primer ministro, ya que el último sondeo de la televisión pública le pronostica un 32%, frente al 24,5% que se estima obtendrá la AfD. Su homólogo de Brandeburgo, el socialdemócrata Dietmar Woidke, tiene ante sí un duro pulso electoral. Ese mismo sondeo le sitúa en un 22%, frente al 21% de Andreas Kalbitz, representante del ala más radical de la AfD.

Tanto a la CDU, en Sajonia, como al Partido Socialdemócrata (SPD), en Brandeburgo, se les augura una fuerte caída de votos. Pero, si logran mantenerse como primera fuerza, habrán evitado lo peor: que esa posición pase a la AfD.

La línea roja común, para la CDU y el SPD y, por descontado para Los Verdes y La izquierda, es cualquier forma de cooperación con los ultras en la formación de los nuevos gobiernos regionales, tarea que se prevé ardua, dada la fragmentación de los partidos.

Los conservadores de Brandeburgo no descartan ya como futuro socio ni a La Izquierda, un tabú hasta ahora para la formación de Merkel, por las raíces poscomunistas de ese partido en lo que fue territorio germano-oriental. Los Verdes, partido que ocupa la segunda posición en intención de voto a escala nacional tras la CDU, están integrados en múltiples constelaciones de gobierno a escala regional, por supuesto con la única excepción de la AfD.

El clamor contra la AfD es general, aunque es difícil calibrar si con ello se frena o se impulsa al electorado ultra, el menos en lo que respecta al sector movido por el voto de protesta, no claramente ideológico, característico de esa mitad del país.

Mientras el resto de los partidos concluían sus campañas en Leipzig, Oranienburg y otros puntos de ambos "Länder", la AfD cerró filas en torno al radical Kalbitz en König Wusterhausen, en las afueras de Berlín. La plana mayor de la ultraderecha alemana se había citado ahí para respaldar de nuevo a su líder, del que día a día difunden los medios nuevos datos de sus contactos con el neonazismo más recalcitrante.

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