¿Desatará la absolución del asesino del joven negro Trayvon Martin un nuevo 'Día de la furia'?

    • La exculpación de cuatro policías que habían agredido brutalmente al joven negro Rodney King provocó un estallido de violencia racial que arrasó Los Ángeles en 1992.
    • Los seis días de enfrentamientos dejaron 54 muertos, cerca de 2.000 heridos y daños materiales por valor de más de 1.000 millones de dólares.

La decisión de un tribunal de Florida de declarar 'no culpable' a George Zimmerman, de 29 años de edad y de raza blanca, del asesinato del joven afroamericano Trayvon Martin, de 17 años y que iba desarmado, han reavivado la llama de las diferencias raciales en EEUU.

A pesar de que el presidente Obama ha pedido 'calma' para evitar males mayores, varias organizaciones de defensa de los derechos civiles del país han llamado a la movilización y miles de personas han tomado las calles estadounidenses para solicitar justicia ante lo que consideran 'un crimen racista'.

En ciudades como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Chicago y Miami ya se han registrado algunos enfrentamientos. Sin embargo, ha sido en Oakland donde se ha vivido mayor tensión, con decenas de incontrolados han provocado varios incendios y roto numerosas ventanas de casas y negocios.

De manera similar comenzaro, hace poco más de 21 años,los disturbios raciales más brutales vistos nunca en un país desarrollado. La exculpación de cuatro policías que habían agredido brutalmente al joven negro Rodney King provocó un estallido de violencia racial que arrasó Los Ángeles en 1992.

Un día de furia

La 'zona cero' de Los Ángeles está en la esquina entre las avenidas Florence y Normadie, en el conflictivo barrio de South Central. A las 18.45 horas del 29 de abril de 1992, Reginald Oliver Denny, un camionero de raza blanca, se paró en un semáforo en la confluencia de ambas calles, justo frente a una licorería.

Del establecimiento salió un grupo de cuatro hombres de raza negra que se acercaron al vehículo de Denny. Abrieron la puerta y le sacaron de la cabina con una enorme violencia. Le tiraron al suelo y le propinaron una brutal paliza. A base de patadas, puñetazos y golpes con objetos contundentes, su cráneo quedó convertido en un puzle de 91 piezas que, afortunadamente, los médicos pudieron reconstruir.

Denny no era consciente de que atravesando el barrio de South Central, como hacía a diario, se estaba jugando la vida. Desconocía que, poco antes de que el pasara por allí, un tribunal había exculpado a los cuatro policías de Los Ángeles 2013tres de raza blanca y uno de origen hispano2013 que un año antes habían agredido brutalmente al joven negro Rodney King y que aquella decisión había provocado un arranque de furia de la comunidad afroamericana.

El camionero salvó la vida de milagro, gracias a la ayuda de un taxista, Bobby Green, que se apiadó de él. Green, de raza negra, arriesgó su propio pellejo para llevarle a un hospital en lugar de dejarle morir en la calle. Denny sobrevivió pero la agresión le dejó importantes secuelas.

Las imágenes del rostro ensangrentado de Denny, captadas por el helicóptero de un canal de televisión local, dieron la vuelta al mudo y se convirtieron en el prólogo de seis días de violencia sin precedentes que dejaron 54 muertos, cerca de 2.000 heridos y daños materiales por valor de más de 1.000 millones de dólares.

Zona de guerra

En las horas siguientes de la televisada agresión a Reginald Denny, los disturbios fueron en aumento. Las bandas de la zona, principalmente los Crips y los Bloods, aprovecharon el estallido para convertir las calles del centro de Los Ángeles en su particular campo de batalla.

En las 48 horas posteriores al inicio de la violencia, las autoridades confirmaron cerca de 3.600 incendios que acabaron destruyendo 1.100 edificios. Además, muchos de los habitantes de South Central, uno de los barrios más deprimidos de Los Ángeles, aprovecharon el estallido de furia descontrolada para saquear todo establecimiento que se encontraban a su paso.

Los comerciantes de la comunidad coreana, una de las más afectadas por los asaltos a tiendas, se atrincheraban armados en los tejados de sus establecimientos y abrían fuego contra todo aquel que se acercaba.

Las autoridades, desbordadas, solicitaron la ayuda del Ejército. La Casa Blanca desplegó nada menos que 4.000 soldados de la Guardia Nacional, 1.500 marines y 1.700 agentes federales para reconquistar la ciudad, pero no les resultó sencillo.

Aún así, la todopoderosa maquinaria militar estadounidense tardó tres días en retomar el control de las calles angelinas. Y los militares no dudaron en emplear la fuerza para conseguirlo: al menos 10 de los 54 fallecidos durante los disturbios cayeron abatidos por disparos de los soldados.

Y el barrendero hizo la paz

Aquellos seis días de abril y mayo de 1992, entre el caos surgió una figura que empezó a poner sentido común en medio del enfrentamiento. El actor de origen mexicano Edward James Olmos, que por aquel entonces gozaba de una enorme popularidad entre el público estadounidense por su papel del Teniente Castillo en Corrupción en Miami (1984-1989), salió de su casa el 1 de mayo con una escoba como único arma, y se puso a recoger.

'Parecía que estábamos en Guerra, Los Ángeles me recordaba a Beirut', ha explicado el actor en una reciente entrevista concedida a 'The Hollywood Reporter'. Empezó a las 7 de la mañana. Apenas cuatro horas después cerca de 400 personas le acompañaban en las tareas de limpieza.

Aquel gesto fue el germen de la 'marcha por la paz' una manifestación espontánea que al día siguiente consiguió reunir a más de 30.000 personas para pedir el cese de la violencia. Su voz fue escuchada y menos de 48 horas después el alcalde Bradley anunció el levantamiento del toque de queda y el fin de los disturbios.

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Roberto Arnaz
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