Después de la revolución, Túnez lucha por reactivar el turismo

  • Hace unos meses este viejo puerto pesquero mediterráneo era un destino turístico popular entre los europeos. Pero ahora, semanas después del fin de la Revolución de los Jazmines, las playas de arena blanca de Hamamet están vacías. Aún así, los tunecinos no se lamentan del alto precio económico que están pagando por echar al dictador.
Túnez quiere que los turistas regresen
Túnez quiere que los turistas regresen
lainformacion.com
Aida Alami, Hamamet (Túnez) | GlobalPost

La vieja ciudad amurallada, normalmente una ajetreada atracción turística, está desierta: los museos y la mayor parte de las tiendas de recuerdos están cerrados, y los camareros esperan de pie en restaurantes vacíos a que aparezcan los visitantes.

"No he vendido nada en semanas", dice Jihad, el joven dependiente de una tienda de ropa. "Hay muy pocos turistas, y no salen de su hotel por miedo".

Cuando estallaron las protestas en el centro de Túnez a principios de diciembre y se extendieron hacia el norte del país, miles de turistas fueron evacuados de los complejos hoteleros de la costa. En enero se registró una caída del 40 por ciento de turistas.

Las cosas no han mejorado mucho desde entonces. Con la sangrienta guerra civil en la vecina Libia, todavía algunas manifestaciones en la capital tunecina e informaciones sobre el aumento de delitos, las cancelaciones de paquetes vacacionales han subido  como la espuma.

A finales de enero la agencia de calificación Fitch recortó su previsión de crecimiento para Túnez en 2011 de un 5 por ciento a un 2 por ciento, asegurando que la situación política afectaría especialmente al sector del turismo.

Eso es un importante factor de crisis para este país de 10 millones de habitantes, ya que el turismo da empleo directo a unos 400.000 tunecinos y de manera indirecta a otros cientos de miles.

"Toda la ciudad vive del turismo", explica Azais, un taxista de Hamamet. "Está viniendo menos gente, y esto afecta a  la vida de muchas personas".

El año pasado, el turismo produjo ingresos en Túnez por valor de 2.500 millones de dólares, lo que representa más del 6 por ciento de su producto interior bruto. Sector clave para el ingreso de divisas, el turismo cubre más de la mitad de la balanza de déficit comercial del país.

El gobierno interino ha lanzado la campaña "Me encanta Túnez, el lugar para estar... ¡ahora!" con el fin de atraer de nuevo a los visitantes extranjeros al país.

Los tour operadores han bajado también los precios de forma significativa. Hoy en día un paquete de vacaciones en el hotel de cuatro estrellas Hammamet Regency puede costar unos 200 euros a la semana, en lugar de los habituales 450. Pero aún así, hay muy pocos turistas.

A principios de marzo el ministro de Turismo Mehdi Houass aseguró que la revolución y la caída de Ben Ali habían supuesto una "buena promoción" que podría ayudar al sector, porque Túnez es ahora famoso en todo el mundo.

"La revolución ha hecho que nuestro país se conozca en todo el mundo", dijo a Reuters. "Queremos decirle a nuestros amigos [en el extranjero] que pueden venir a Túnez y disfrutar de una atmósfera de paz y libertad".

Pero los turistas europeos están evitando desplazarse a países afectados por las revoluciones árabes, como Egipto, Túnez e incluso Marruecos.

El principal tour operador de Europa, la empresa alemana Tui, ha calculado que tendrá unas pérdidas de 35 a 60 millones de euros.

Club Med ya ha anunciado pérdidas de entre 5 y 8 millones de euros, y el operador británico Thomas Cook cree que sus beneficios caerán en 24 millones de euros en el segundo trimestre del año.

Juergen Buechy, presidente de la asociación de viajes alemana DRV, se muestra confiado en la recuperación del sector. Según él, las reservas ya están empezando a aumentar de manera significativa.

"Estoy seguro de que Egipto y Túnez se recuperarán rápidamente y volverán a ocupar su lugar en el mapa turístico", aseguró la semana pasada a unos periodistas en Berlín.

Las investigaciones de mercado muestran sin embargo un panorama diferente. Tan sólo el 54 por ciento de los viajeros franceses que tenían pensado visitar Túnez este año mantienen sus reservas, mientras que un 41 por ciento prefiere optar por esperar unos meses y el 5 por ciento tardará varios años en ir, según la firma GFK.

Túnez espera ansioso a que los turistas europeos vuelvan de nuevo a disfrutar de sus más de 1.400 kilómetros de costa mediterránea, sus ruinas romanas y del desierto del Sáhara.

El hotel Chich Khan, un gigante complejo vacacional en Hamamet propiedad de la cadena española Iberostar, ha decidido seguir abierto, aunque la mayor parte de sus habitaciones están vacías y apenas se logran cubrir gastos.

 "Actualmente nuestros huéspedes son fundamentalmente tunecinos. Febrero ha sido muy tranquilo", explica Walid Rakez, subdirector del hotel.

"Estamos recuperándonos lentamente. Soy muy optimista. Va a empezar a venir mucha gente que quiere descubrir el nuevo Túnez libre. Creo que vamos a ver un aumento del turismo cultural".

Los tunecinos no se lamentan del alto precio económico que están pagando por echar al dictador.

"Como dice un viejo dicho: 'Dignidad antes que pan'", señala Mohamed, jefe de recepción en un hotel de la isla sureña de Djerba, otro gran destino turístico del país. "La gente está feliz por poder hablar, por ser libre".

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