Abandona el mercado negro

Dolarización 'de facto': por qué Maduro se rindió ante la moneda de EEUU

Los depósitos en divisas en entidades financieras, así como su uso con tarjetas de débito y crédito, sigue a la circulación informal de dólares que ya se observaba desde hace años en toda Venezuela.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
PRESIDENCIA DE VENEZUELA

La autorización para abrir cuentas en dólares en bancos venezolanos es una realidad en 2021. Después de pasar años satanizando el uso de la moneda estadounidense, el presidente Nicolás Maduro ha ido suavizando su postura desde mediados de 2018, cuando permitió la divisa como medio de intercambio en Venezuela y promovió su uso como medio de ahorro formal a la vez que el valor de la moneda nacional de Venezuela seguía hundiéndose. El bolívar que circula  no supera los 600 millones de dólares en total, mientras que la divisa norteamericana en el país acumula un caudal cercano a los 2100 o 2200 millones. La tercera reconversión monetaria del bolívar en lo que va de siglo es la última señal del debilitamiento de la economía venezolana.

Los depósitos en divisas en entidades como Banco de Venezuela, Banesco y Bancaribe, así como su uso con tarjetas de débito y crédito, sigue a la circulación informal de dólares que ya se observaba desde hace varios años en todo el país, tanto en metálico como a través de aplicaciones electrónicas como Zelle, una de las plataformas de transferencias más populares. Hoy en día, no es raro que cualquier persona tenga algunos dólares en la cartera.

"Dos de cada tres transacciones se realizan con dólares en Venezuela, en gran medida con efectivo", señala Luis Arturo Bárcenas. economista jefe de la firma Ecoanalítica que señala que la moneda estadounidense se ha arraigado en las transacciones usuales de los venezolanos, "desde los pagos más básicos, propinas y empleados informales, hasta los pagos de línea blanca, de telefonía, adquisición de inmuebles y bienes de capital". "Incluso la gente de muy bajos recursos está al tanto del valor intrínseco del dólar y cómo es más útil que el bolívar en materia transaccional, y es muy común que pidan dólares por servicios o al pedir ayudas económicas", dice. Hasta las empresas pagan a sus empleados y proveedores en dólares.

El tráfico de divisas se remonta al control de las mismas por parte del Gobierno venezolano, que restringía el acceso e imponía tipos de cambio artificialmente bajos a través de la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), que sería reemplazada por el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) en 2014. Esta falta de disponibilidad contribuyó a la inflación y generó un mercado negro en el que las monedas extranjeras se vendían a un precio mucho mayor que la tasa preferencial pero que se ajustaba de manera más o menos aproximada a la pérdida de poder adquisitivo del bolívar. Una parte importante de los dólares en el país formaban parte de la economía negra, es decir, transacciones no legales o no tradicionales, antes de poder intercambiarse legalmente.

Esta dolarización 'de facto' responde al nuevo rol del sector privado, que ha negociado con el Gobierno para suplantarlo en cierto grado en las importaciones, la fijación de precios y la dotación de bienes y servicios locales. La caída de las exportaciones petroleras y sus precios (que llevaron a un decrecimiento de los ingresos del 99% desde 2014, según admitió el propio Maduro en 2020) y la fuerte dependencia a las divisas dejaban al uso generalizado de la moneda estadounidense como solución "para que las empresas accedieran a los recursos que el Gobierno no podía proveer", dice Bárcenas. 

Al reducirse los controles cambiarios, las empresas abarataron sus operaciones, lo que se ha traducido a una cierta baja de precios de un gran número de transacciones. Según Bárcenas, "ahora hay menos controles de precio, un mercado cambiario prácticamente libre, salvo las restricciones a los bancos para la dolarización financiera, y menos trabas en la importación, con excepción de los aranceles que se fijan bajo ciertos rubros". 

La pérdida de valor del bolívar es la razón principal por la que su circulación ha disminuido de tal manera. La inflación acumulada casi alcanzó el 3.000% en 2020, de acuerdo a datos del Banco Central de Venezuela, siguiendo una tendencia que llegó a un 53.798.500% entre 2016 y abril de 2019 según la misma fuente, aunque varios observatorios elevan la cifra aún más. Con unos billetes que se vuelven prácticamente obsoletos al poco tiempo de su impresión, el bolívar se mueve casi exclusivamente por vías electrónicas. El anuncio de Maduro del proyecto para digitalizar completamente la economía refleja el hartazgo de la población con una moneda que no vale ni lo que cuesta el papel en el que está impresa.

"Con la hiperinflación había un flujo de caja de una velocidad absurda que era muy difícil de mantener", declara el encargado de una tienda de venta y de material y repuestos del sector de la refrigeración que prefirió no dar su nombre. "El dinero que entraba era dinero que salía antes de perder su valor", dice. "Ahora nos manejamos en dólares para cualquier operación que no sea el pago de los tributos y al Estado".

También explica que antes de que se generalizara el uso de divisas, corrían el riesgo de "trabajar a pérdida" si una página web dejaba de funcionar o si vendían a la hora incorrecta. explica. "Con tener liquidez en físico, hemos podido volver a dar créditos a clientes de toda la vida", apunta.

Aunque los principales objetivos son económicos, la dolarización también tiene un peso político. "Parte de esos actores que pedían esa derogación del control cambiario formaban parte de ámbitos cuyos socios privados eran cercanos al Gobierno", cuenta Bárcenas. "En algún momento, muchas de las empresas de origen asiático que participaban en los proyectos petroleros con PDVESA fueron las que llevaron la batuta en esa petición", dice. Numerosos actores privados que tenían lazos con el Gobierno, incluyendo acreedores de China y Europa, se sumaron a la exigencia de levantar las restricciones a las divisas.

Frente a la falta de confianza en las instituciones financieras del Estado venezolano, la dolarización se ha vuelto un incentivo para la inversión tanto nacional como extranjera. La llamada "Ley antibloqueo" del Gobierno busca financiación y convenios con empresarios para compensar por las sanciones estadounidenses, especialmente en China, Rusia e Irán. El acelerón de las importaciones y el comercio han ayudado a generar la impresión de que la economía nacional ha vuelto a movilizarse, aunque no es suficiente para superar la contracción gigantesca que ha sufrido a lo largo de varios años.

Mostrar comentarios