Las empresas despiden en masa

EEUU no sabe cómo ha llegado a esto... pero teme la mayor crisis de su historia

Donald Trump
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Europa Press

Hasta febrero de 2020, la economía norteamericana seguía sorprendiendo al mundo. Cada mes, el paro bajaba hasta que el último dato lo situaba en el 3,5% de la población activa, que es como decir “sin desempleo”. Sin embargo, el dato de marzo va a ser espeluznante: más de 3,3 millones de personas en EEUU han pedido acogerse a subsidios de desempleo por una razón muy simple: las empresas les están echando en masa.

No se recordaba una cifra de petición de subsidios de desempleo desde 1982 y en aquel caso fue de 695.000, menos de la cuarta parte. Cuando se publiquen las cifras del desempleo definitivo de marzo (a primeros de abril), el 'shock' puede ser histórico.

La expansión del coronavirus en EEUU ha obligado a recluir a la gente en sus casas, cerrar tiendas y parar las fábricas. No hay demanda de productos, de modo que la oferta está congelada. Es una situación insólita que no se ha conocido ni en las guerras mundiales, y por eso es tan difícil prever qué pasará a partir de ahora. Como dice la economista norteamericana Carmen Reinhart, esta paralización económica casi total “hace que los pronósticos sean poco menos que una adivinanza”.

Carmen Reinhart se hizo famosa en 2009 junto con Kenneth Rogoff por publicar un libro donde se burlaban de esta frase que todo el mundo entona ante una crisis: “Esta vez es diferente”. Su tesis era que las crisis “no eran diferentes” sino muy iguales, porque eran crisis de exceso de deuda. Sin embargo, en un artículo publicado esta semana en ‘El País’, Reinhart envió una señal al mundo: “Esta vez sí es diferente”.

Por ejemplo, a finales de la Primera Guerra Mundial, en 1918, la economía norteamericana creció un 9%, y el año siguiente, con la epidemia de gripe española, un 1%. Pero ahora no se puede adivinar cuál va a ser el impacto porque la demanda agregada (los consumidores), está recluida en sus casas, las empresas cerradas, y la actividad económica, paralizada. Todo en cuestión de días como si una guerra atómica hubiera acabado con la civilización en EEUU. “Los efectos iniciales en la economía real probablemente superen los de la crisis financiera global de 2007-2009”, afirma Reinhart.

Durante las guerras mundiales, las fábricas de EEUU siguieron funcionando debido a que no sufrieron bombardeos. Salieron indemnes. Pero ahora, con sus fábricas indemnes, no hay nadie que compre y han tenido que detener la producción y despedir a los trabajadores para no extender el virus. Algunos economistas de Goldman Sachs citados por Yahoo! Finance calculaban una caída del PIB de EEUU equivalente al 24% en el segundo trimestre de este año.

“La pandemia de coronavirus ha forzado la actividad económica a detenerse (es decir, parada repentina) ya que el distanciamiento social ha cerrado efectivamente la industria masiva de servicios discrecionales globales, al tiempo que también ha interrumpido la cadena de suministro global de bienes manufacturados”, decía Yahoo Finance. Es decir, el colapso es de categoría mundial, de arriba abajo, y de este a oeste.

Hasta ahora, esos parones repentinos se debían a desastres naturales como estallidos volcánicos, tsunamis o riadas. Y además eran locales, o abarcaban una pequeña región del globo. Esta vez es un parón económico en casi todo el mundo. “No hay un modelo para la conmoción actual, y la incertidumbre sobre el alcance del contagio y las consecuencias económicas es abrumadora”, afirmó a Yahoo! Finance el economista de Credit Suisse, James Sweeney.

A eso se añaden más problemas. Debido a los bajos tipos de interés, la deuda de las compañías americanas está en su nivel más alto de la historia: 47% del PIB. En los últimos doce años los tipos de interés han estado por debajo de la barrera del 2,5%. El problema es que cuando se le venzan los plazos, ¿cómo van a pagar sus préstamos?

El Gobierno ha puesto en marcha un plan de ayudas mediante préstamos pero es deuda que tarde o temprano habrá que pagar, lo cual es añadir más deuda a las compañías. Se calcula que muchas compañías quebrarán porque no tienen caja suficiente para pagar las deudas que les vienen encima, según informaba Barrons. El año pasado, más de la mitad de las inversiones en deuda privada estaban clasificadas como BBB, al borde del bono basura. Y antes del coronavirus, el 30% ya estaba a punto de ser degradado.

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EEUU no sabe cómo ha llegado a esto... pero teme la mayor crisis de su historia. / EFE

Para colmo de males, hay una amenaza que se cierne sobre la agricultura: en EEUU hay 3 millones de agricultores de los cuales 1,15 millones tienen más de 65 años, y son una población de riesgo si el Covi-19 pasa de las ciudades al campo. Además, el problema es que muchas plantaciones necesitan de mano de obra y la única que se consigue es de la inmigración legal e ilegal. Pero los inmigrantes no entran debido a las restricciones fronterizas por al virus.

El impacto del coronavirus en la bolsa ha sido letal. China podría comprar todas las aerolíneas de EEUU vendiendo solo el 5% de la deuda externa que tiene en sus manos. Las aerolíneas valen el bolsa 48.000 millones de dólares según Barrons, un tercio de lo que vale Disney.

Las poderosas compañías petroleras americanas están sufriendo la caída del precio del barril de 60 a 30 dólares. Por debajo de ese precio, la mayoría de ellas entran en pérdidas. No esperaban que una pelea comercial entre Rusia y Arabia Saudí se saldara con la venganza árabe de poner tanto petróleo en el mercado que derrumba los precios a niveles que hacen poco rentable el petróleo ruso… y el norteamericano.

Muchos han puesto sus esperanzas en el comercio online, pues permite a la gente seguir comprando y a las empresas seguir funcionando. Pero el comercio electrónico por si solo no puede salvar a la mayor economía del mundo, como decía un reportaje de la revista ‘Fortune'. EEUU tiene un PIB de 19,4 billones de dólares, es la economía más poderosa del mundo, y una de las más consumistas.

Para estimular esa demanda deprimida económica (y psicológicamente), el Gobierno de los EEUU inyectará 2 billones (con b) de dólares (1,5 veces el PIB español). Está incluido dar un cheque de 1.200 dólares a aquellas familias cuyos ingresos sean de hasta 75.000 dólares al año, a lo cual se añadirán 550 dólares por hijo. El proyecto de ley concede préstamos a aerolíneas y otros sectores en dificultades, pequeñas empresas, gobiernos estatales y locales, proveedores de atención médica y hogares. Un desembolso jamás conocido en la historia moderna de EEUU.

“El gran tamaño y el alcance del paquete habrían sido impensables hace solo un par de semanas en un Congreso profundamente polarizado”, afirmaba un artículo de 'The New York Times'. Los partidos políticos se han puesto de acuerdo. En casos de crisis, se acaban las discusiones.

Pero que se acaben las discusiones no quiere decir que sepan qué va a pasar. Yahoo! Finance calificó esta crisis de “irreconocible”: ha pillado a los mejores analistas e inversores en cueros. Ray Dalio, presidente y fundador de Bridgewater, un fondo reconocido por sus acertadas predicciones, reconoció que sus inversiones habían perdido valor. No lo vio. Pero no solo no previó el impacto del coronavirus, sino que es incapaz de prever lo que va a pasar a partir de ahora.

En un artículo firmado este pasado jueves y enviado a sus clientes y seguidores, decía con un tono bíblico: “Creo que los tiempos por venir serán radicalmente diferentes de los tiempos que hemos experimentado hasta ahora en nuestras vidas”.

Según un reportaje de Bloomberg, esta crisis cambiará nuestra forma de comprar, de viajar y de trabajar. Vala Ashar, vicepresidente de SalesForce, resumía así lo que se va a acelerar ahora. “Comercio electrónico, reparto con drones, pagos digitales sin contacto, videoconferencias, vehículos autónomos, monitores de salud portátiles, fabricación en 3D, aplicaciones móviles de voz, aprendizaje en línea, robótica inteligente”.

Pero si hay algo que va cambiar ahora en todo el mundo, es la forma de prevenir las pandemias. Se invertirá más en Salud. “Los gobiernos gastarán mucho más en atención médica para evitar el costo masivo asociado con las epidemias”, decía un documento sobre el impacto macroeconómico del virus publicado por la Brookings Institution, citado por Bloomberg. Será la gran lección de la crisis.

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