Egipto busca un sustituto para Mubarak

  • El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha mantenido a la población de su país durante tres semanas, mientras permanecía en un hospital alemán tras someterse a una operación para extirparle un tejido benigno. Desde el pasado fin de semana ya está de vuelta en casa, pero la pregunta -con un presidente de 81 años y salud débil- sigue abierta: ¿qué pasará cuando muera? En un régimen autoritario sin vicepresidente, su hijo Gamal parece el candidato más probable, pero los egipcios piden planes de sucesión claros.
Mubarak regresa a Egipto tras abandonar un hospital alemán
Mubarak regresa a Egipto tras abandonar un hospital alemán
Jon Jensen | GlobalPost

(El Cairo, Egipto). El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha pasadotres semanas recuperándose en un hospital alemán de una operación de vesícula a la que se sometió hace tres semanas. En el 2004, el líder, ahora con 81 años, pasó dos semanas en un hospital de Múnich por una hernia discal. En ambas ocasiones ha habido rumores, un tropiezo temporal del mercado bursátil y una breve aparición en vídeo desde el hospital.

Una vez más renacen los interrogantes sobre la sucesión presidencial, pero esta vez –debido a la edad del mandatario y a la larga ausencia del país- la necesidad de una respuesta se ha acrecentado. "Hace cinco años, era simplemente la élite y los miembros de la oposición los que preguntaban por la sucesión", afirma Diaa Rashwan, experto del Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos, financiado por el Gobierno. "Ahora, la misma pregunta se la hacen todos los egipcios".

En los mercadillos de El Cairo, en las cafeterías y cada vez más en Internet, los egipcios especulan sobre un futuro sin Mubarak. Al igual que en la mayoría de regímenes autoritarios, es un tema tabú hablar abiertamente de la salud del mandatario. Hace sólo dos años, el editor de uno de los periódicos más populares acabó en la cárcel por hacer comentarios sobre la salud de Mubarak.

En esta ocasión y desde que se le realizó la operación para extirpar un tejido benigno, el Gobierno ha mostrado una mayor cooperación y ha permitido un debate público, señala Adel Hammouda, editor jefe del periódico independiente Al-Fagr. "El Gobierno desea ser más transparente, probablemente porque tiene miedo de que la gente difunda rumores en Facebook u otras redes sociales", afirma.

El Gobierno ha entregado una serie de declaraciones, en coordinación con el hospital en Alemania, mientras Mubarak permanecía ingresado para evitar especulaciones. Las imágenes aparecidas en televisión mostraban a un Mubarak más frágil, pero lúcido, hablando con el equipo médico. 

Hosni Mubarak ha gobernado el país durante casi 30 años. Egipto es histórica y geográficamente una potencia regional. También es la nación árabe con mayor población y una de las grandes receptoras de la ayuda internacional estadounidense, en parte debido al tratado de paz con Israel de 1979.

El mandato de Mubarak ha durado porque que no ha querido compartir el poder. El férreo control del mandatario de la vida política egipcia, ya sea a través de la ley electoral que prohíbe la aparición de otros candidatos viables o el largo brazo de las fuerzas de seguridad, reprimen a cualquier posible contendiente incluso antes de aparecer.

Mubarak cedió temporalmente al primer ministro los poderes presidenciales antes de someterse a la operación. Con todo, muchos egipcios esperaban que el Partido Nacional Democrático (PND), de Mubarak, designara un candidato para las próximas elecciones presidenciales de septiembre de 2011. "El PND tiene que asumir su responsabilidad como partido mayoritario e informar a los egipcios sobre el futuro del presidente de la república", señala Rashwan.

Los miembros del PND se muestran menos preocupados. Mustafa Elwi Saif, miembro de la cámara alta del Parlamento, está seguro que Mubarak volverá a ser candidato: "Con la pericia y experiencia que tiene Mubarak, la pregunta de quién es el siguiente [candidato] no es un tema político crucial".

"Quién será el próximo" sería un tema más irrelevante si Egipto tuviera un vicepresidente, la ruta tradicional hacia el poder en el país. En 1970, la muerte de Gamal Abdel Nasser llevó a la presidencia a Anwar Sadat. Lo mismo sucedió con el entonces vicepresidente Mubarak en 1981, tras el asesinato de Sadat.

Sin embargo, Mubarak nunca ha nombrado a un segundo representante. La mayoría de los egipcios piensa que el presidente prepara a Gamal, su hijo menor, para el puesto.

Michel Dunne, miembro del organismo Carnegie Endowment for International Peace, cree que efectivamente el mandatario ha organizado todo para Gamal, pero aún no lo ha hecho público porque entiende que los egipcios no lo aceptarán tan fácilmente: "Mubarak se da cuenta que estaría yendo demasiado lejos si simplemente designa a su hijo como vicepresidente. Tiene que hacerlo de una manera que parezca que es el deseo del pueblo egipcio".

El regreso temporal al país de Mohamed El Baradei, ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, podría complicar las cosas para la dinastía Mubarak. Después de llamar a reformar íntegramente la Constitución, El Baradei se convirtió inmediatamente en una fuerza aglutinadora de la dividida oposición egipcia y muchos esperan que se presente como candidato en el 2011.

Aún así, "Mubarak sigue siendo el único personaje en el país sobre quien existe consenso. Su ausencia ha perjudicado ese consenso y ha abierto la puerta a rumores e interpretaciones", sentencia Walid Kazziha, profesor de Ciencias Políticas en la American University de El Cairo.

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