El Gobierno de Egipto considera una "injerencia" las críticas recibidas desde la comunidad internacional por la sentencia a condena de muerte contra el expresidente Mohamed Mursi.
Así lo ha expresado el ministerio de Exteriores egipcio a través de un comunicado oficial en el que advierte de que "cualquier señal negativa" hacia la justicia del país es considerada "totalmente inaceptable".
"El ministerio de Exteriores cree inapropiado comentar los pronunciamientos de la justicia egipcia por lo que supone de injerencia en los asuntos internos del país", se expone en la nota.
El expresidente de Egipto, Mohamed Mursi, fue condenado a muerte ayer en la sentencia por filtración de secretos de Estado que permitieron la salida de presos de varias cárceles, entre ellos, varios miembros de su organización, Hermanos Musulmanes. La sentencia, que se refiere también a otras 105 personas con la misma pena, aún no es firme, ya que, de acuerdo con la legislación egipcia, deberá ser valorada por el Gran Mufti de la República. Su opinión, en cambio, no es vinculante.
Mursi estaba acusado de revelar secretos y conspirar con Hamás y Hizbolá para cometer "actos terroristas en el país, divulgar secretos de Estado a países extranjeros y financiar el entrenamiento de terroristas para alcanzar los objetivos de la organización internacional de la Hermandad". En septiembre, la Fiscalía egipcia ordenó juzgar al expresidente, depuesto por un golpe de Estado en julio de 2013, al constatar que Mursi siguió las indicaciones de Hermanos Musulmanes para filtrar información sensible para los servicios de inteligencia, como la relativa Fuerzas Armadas, Servicios de Inteligencia General y milita o Seguridad Nacional.
Según el texto de la sentencia, los asaltos a las prisiones habían sido organizados por las milicias Hamás y Hezbolá en connivencia con el partido de Mursi, que siempre lo ha negado.
El expresidente egipcio cumple actualmente condena de 20 años de prisión por su implicación en la muerte de manifestantes en diciembre de 2012. Mursi fue derrocado por el general Abdelfatá al Sisi en un golpe de Estado cuando era jefe del Ejército en julio de 2013.
Algunos países, como Turquía y organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han criticado la sentencia. Ésta última, calificando de "farsa" el juicio contra Mursi.
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