El Ejército campa a sus anchas en Sudán

  • La ONU y varias organizaciones humanitarias no tienen dudas de que el Ejército sudanés está cometiendo verdaderas atrocidades. El pueblo nuba quería independizarse junto a Sudán del Sur, ahora, Jartum quiere castigarles.
El Satellite Sentinel Project vigila la futura frontera que dividirá a Sudán.
El Satellite Sentinel Project vigila la futura frontera que dividirá a Sudán.
Satellite Sentinel Project.
Trevor Snapp, Montañas Nuba (Sudán) | GlobalPost

Los hospitales en las montañas Nuba están repletos de civiles heridos en ataques del Ejército de Sudán.

Las escenas son impactantes. En una sala de un hospital una enfermera intenta limpiar la cara reventada de un joven. En otra, una niña de doce años llamada Kaka sufre una infección aguda de tétanos después de recibir un impacto de metralla en el brazo. Los médicos dicen que tiene pocas posibilidades de sobrevivir.

Son sólo dos ejemplos del creciente número de víctimas que están llegando a los mal equipados hospitales de la provincia de Kordofán del Sur mientras el ejército del régimen de Omar al-Bashir continúa atacando a todo aquél que considera su enemigo.

Organizaciones humanitarias y las Naciones Unidas han calificado lo que está haciendo el Ejército de Sudán del Norte de crímenes de guerra y contra la humanidad.

Human Rights Watch, que cuantifica en miles las víctimas de los ataques, ha pedido a las fuerzas de pacificación internacionales que contribuyan a poner fin a lo que está ocurriendo en esa zona de África. "Decenas de miles de civiles de Kordofán del Sur corren grave peligro, y no hay nadie en el terreno para informar de lo que está ocurriendo, y mucho menos hacer algo al respecto", asegura Daniel Bekele, director para África de la organización humanitaria.

"Se necesita urgentemente la presencia internacional en Kordofán del Sur para evitar más atrocidades", asegura. Tres semanas después de que se haya terminado la misión de paz de la ONU en Sudán, Human Rights Watch ha pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que actúe rápidamente.

Durante la guerra civil de 22 años en el país, los habitantes de esa región, los nuba, han luchado a favor del sur. Pero tras la independencia de Sudán del Sur, constituido formalmente como país el pasado 9 de julio, los nuba se han quedado en el margen norte de la frontera.

El régimen de Bashir parece estar ahora castigando a los nuba por sus simpatías con el sur. La antigua milicia rebelde del sur, conocida como SPLA, se ha convertido en el Ejército nacional del país. Los nuba, mientras tanto, han creado su propia facción, el SPLA-Norte, para defenderse de los ataques de las fuerzas de Bashir.

Los combates se han multiplicado en Kordofán del Sur desde principios de junio.

La llamada a la intervención internacional en la zona se produjo una semana después de la difusión de un informe de la ONU filtrado a la prensa internacional en el que se definía la violencia contra el pueblo nuba como crímenes de guerra y se pedía una investigación.

Se conocen muy pocos detalles sobre las masacres y apenas se ha informado de ello, porque el régimen del norte ha restringido el acceso a la provincia de Kordofán del Sur. Pero GlobalPost ha logrado acceder a las montañas Nuba y ha sido testigo directo de los resultados de los ataques.

Lo que antes era un tranquilo hospital rural parece ahora una atestada clínica de emergencia en primera línea del frente. Cientos de heridos son atendidos por un sólo médico estadounidense y dos enfermeras. Aunque ellos también corren peligro, dicen que su intención es permanecer allí el máximo tiempo posible.

Tom Catena, el médico, se muestra horrorizado ante la escala de violencia en las montañas de la frontera sudanesa. "No creo que ningún nuba quiera formar parte del Norte. O bien lucharán hasta el final o echarán a esta gente [a los soldados] de aquí", dice. "No tienen aviones o artillería pesada, pero han sido capaces de mantenerlos alejados y de ganar batallas en muchos casos. Creo que al final ganarán; son demasiado testarudos como para perder".

Los combates en las montañas Nuba y su entorno en la provincia de Kordofán del Sur han desplazado a miles de personas. Muchos de esos refugiados viven ahora en cuevas de las montañas.

El gobernador de la provincia, Ahmend Harun, reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra en Darfur, aseguró la semana pasada que el conflicto no tiene carácter étnico y que está cooperando totalmente con las agencias humanitarias en la zona.

Human Rights Watch rechaza sus afirmaciones. "El acceso a Kordofán del Sur sigue siendo difícil", denuncia la organización con sede en Nueva York. "Sudán está bloqueando el acceso por tierra y aire a las poblaciones afectadas. Además, su campaña de bombardeos ha destrozado o dañado pistas de aterrizaje, impidiendo que la ayuda humanitaria llegue a los desplazados en las montañas".

Añade que los bombardeos casi diarios del Ejército han matado o herido a multitud de hombres, mujeres y niños, y obligado a desplazarse a 150.000 personas, la mitad de ellas en las últimas semanas.

EEUU y la ONU intentaron persuadir sin éxito al Gobierno de Bashir para que dejase permanecer en la región a efectivos de la fuerza de pacificación internacional cuyo mandato expiró al independizarse Sudán del Sur.

"Sin ojos ni oídos en el terreno, el gobierno sudanés cree que puede continuar su campaña brutal con total impunidad", asegura Bekele. En su opinión, el Consejo de Seguridad de la ONU "debe de enviar un mensaje fuerte ahora" y dejar claro que los responsables de las atrocidades que se están cometiendo en esa zona fronteriza pagarán por ello.

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