El PP vive en 2013 su peor pesadilla: Luis Bárcenas

  • Patricia de Arce.

Patricia de Arce.

Madrid, 12 dic.- Este año empezó y acaba para el Partido Popular con la peor de sus pesadillas rondando todavía sobre el partido: su extesorero Luis Bárcenas, probablemente el nombre propio más citado en el debate político de 2013.

El partido de Mariano Rajoy tenía sus fuerzas centradas en defender la política económica del Gobierno, pero el caso Bárcenas truncó muy pronto, ya desde enero, su agenda.

Primero fue el descubrimiento de las cuentas millonarias del extesorero en Suiza -un dinero del que el PP se desligó desde el primer momento- y después la acusación lanzada contra el partido y sus dirigentes, incluido el propio Rajoy: el presunto cobro de sobresueldos en negro.

La publicación de los "papeles de Bárcenas" -las anotaciones con la supuesta contabilidad B del partido- fue un mazazo para los populares y se convirtió en el centro de la contienda política, con toda la oposición pidiendo explicaciones e incluso la dimisión del presidente si no las daba.

Desde un principio, el PP ha negado la mayor y ha asegurado que sólo hay una contabilidad -la oficial-, aunque los silencios de sus dirigentes o las reacciones ante lo que se publicaba un día sí y otro también en la prensa han sido criticados y cuestionados dentro y fuera del partido.

La secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha sido la destinataria de gran parte de esas críticas como encargada de transmitir el mensaje del partido, especialmente por explicaciones como la de la "indemnización en diferido" a Bárcenas para justificar el pago de la Seguridad Social al extesorero cuando éste ya no estaba en el PP.

Tampoco ayudó el silencio inicial de Rajoy o que afirmara que todo era falso "salvo alguna cosa". Mientras, pasaban los meses y el PP se negaba a aceptar las peticiones de comparecencia del presidente que hacía toda la oposición.

El pasado 1 de agosto Rajoy compareció en el Congreso, después de que el PSOE amagara con una moción de censura y se publicaran nuevas revelaciones como los mensajes de móvil que el líder de los populares se intercambió con su extesorero cuando éste fue imputado por el caso Gürtel.

Con un contundente "me equivoqué" -en alusión a su confianza en Bárcenas- dio el presidente por zanjado este asunto.

Pero el caso aún sigue vivo, toda vez que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz cree que hay indicios de una contabilidad B del partido continuada en el tiempo.

La instrucción de Ruz llevó a Cospedal y otros dirigentes a declarar como testigos en la Audiencia Nacional, y no fue ése su único episodio judicial, ya que la secretaria general perdió después su demanda contra Bárcenas, aunque el juez admitiera que el extesorero carece de credibilidad y tiene una clara animadversión hacia la "número dos" de los populares.

En definitiva, Luis Bárcenas ha marcado la agenda política del PP y ha sido el centro de buena parte de los debates entre el partido del Gobierno y la oposición. Pero no el único.

La mayoría absoluta de los populares les ha permitido aprobar sin problema las numerosas reformas del Gobierno, muchas de ellas de calado, aunque en bastantes ocasiones lo han hecho en solitario frente a una oposición que ha anunciado que, cuando el PP no esté en La Moncloa, revocará reformas como la educativa o la local.

En el segundo semestre, las cifras que apuntan al fin de la recesión y el inicio de la recuperación económica, han permitido al PP sacar pecho de las reformas del Gobierno que, afirman, han hecho posible esa reversión.

Los populares siguen además viendo cómo figuran por delante del PSOE en las encuestas, que sitúan al PP como el partido más votado del país.

El PP ha vivido en 2013 debates internos en cuestiones como la financiación autonómica, que tiene que negociar el año que viene y sobre la que hay diferencias de criterio entre los barones del partido, que han prometido dar la batalla defendiendo, cada uno, lo que quieren para su región.

Y no hay que olvidar los impuestos. El Gobierno aún no ha podido cumplir su promesa de bajarlos y ha visto cómo algunos gobernantes autonómicos de su partido se han adelantado y han empezado a aprovechar sus márgenes presupuestarios para reducir algunas cargas.

El debate impositivo y autonómico está servido y al Ejecutivo le espera un arduo trabajo encajando las piezas de un puzzle que difícilmente contentará a todos los populares.

El año 2013 ha traído además otro disgusto al PP: la sentencia europea que ha anulado la aplicación retroactiva de la "doctrina Parot" y ha provocado la salida de la cárcel de numerosos terroristas de ETA y otros delincuentes.

Ha sido una decisión que el PP ha criticado duramente pero que tiene que respetar, y ha provocado el enfado de un colectivo que siempre le ha sido muy cercano, el de las víctimas del terrorismo.

El Partido Popular acaba este "annus horribilis" con la vista puesta en las elecciones europeas, para las que el partido ha puesto ya en marcha su maquinaria para tratar de darle la vuelta a unas encuestas que, dos años después de la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa, le alejan de aquel histórico resultado. EFE

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